martes, 27 de enero de 2015

El Arte de Vivir 85


El Arte de Vivir (85)
Un mito paradigmático de la trivialidad
El Toque de Midas
 Hay  un consenso en la descripción de Sileno, pequeño obeso, permanentemente borracho.  Por otro lado, considerado sabio, con el don de  adivinar y profetizar.
Sin embargo, los autores difieren muy radicalmente en el  relato de cuál fue la  relación entre  Sileno y Midas.
Contra  lo recogido por Nietzche (ver nota anterior) , la mayoría de las versiones   da cuenta que  cuando los subordinados de Midas le llevaron detenido  a Sileno, amarrado con ramos de rosa del fabuloso   jardín del  rey, éste  lo reconoció y lo trató  con especial cortesía  y atención.
Sileno estuvo varios día  contándole historias fabulosas en que  sobresalían  narraciones  sobre la Atlántida . Midas  estaba  encantado.
Pasados algunos días,  hasta  que, con el huésped con la  consciencia lúcida, Midas lo acompañó al encuentro de Dionisos ,  del cual Sileno era  constante seguidor, después  de haber sido una especie  de padre adoptivo  en la niñez del dios de la exaltación.
 Muy complacido, Dionisos le ofrecido, en son de gratitud, que le solicitara  la satisfacción de un deseo  importante.
 El rey , ni corto ni perezoso, le pidió  que facilitara  que todo lo que tocara se convirtiera en oro. Al parecer,  el dios tuvo sus dudas, pero primó su gran  apetito vivencial ante la expectativa de ese deseo y propuesta  tan absurda y  peligrosa.
 Midas  llegó  , excitado, a su castillo,  tocó una piedra  y se le convirtió se oro.  Se sentó  y su silla   también pasó a aumentar su riqueza , siguió el proceso   transformador  hasta que  quiso comer  un pan  y se sobresaltó porque casi pierde la dentadura  mordiendo  el metal. La situación empeoró .Vino, presurosa , su gata regalona y no alcanzó a evitar que, al situarse en sus rodillas , quedara  hecha una estatua  de oro. La situación angustiosa, límite, culminó cuando ,   al  escuchar  unos lamentos, llegó presurosa su hija  y… tampoco  pudo impedir que ella lo abrazar y sufriera  el mismo proceso.
Desesperado , llamó a Dionisos, quien  estaba al tanto de todo y , compadecido o con algún  designio secreto, le recomendó que fuera   a lavarse al río Pactolo.
Apenas  Midas  puso sus manos en el agua , el fondo del río tomo él tono áureo que  todavía mantiene . Midas llevó  agua   a su  castillo, pronto pudo volver a la vida  a la hija  y a la gata. Hay rumores  de que dejó como oro la piedra y otros objetos, según Dionisos, seguramente, habría previsto.