El Arte de Vivir (85)
Un mito paradigmático de la trivialidad
El Toque de Midas
Hay un consenso en la descripción de
Sileno, pequeño obeso, permanentemente borracho. Por otro lado, considerado sabio, con el don de adivinar y profetizar.
Sin embargo, los autores difieren muy radicalmente en el relato de cuál fue la relación entre Sileno y Midas.
Contra lo
recogido por Nietzche (ver nota anterior) , la mayoría de las versiones da cuenta que cuando los subordinados de Midas le llevaron
detenido a Sileno, amarrado con
ramos de rosa del fabuloso jardín
del rey, éste lo reconoció y lo trató con especial cortesía y atención.
Sileno estuvo varios día contándole historias fabulosas en que sobresalían narraciones
sobre la Atlántida . Midas
estaba encantado.
Pasados algunos días, hasta que, con
el huésped con la consciencia
lúcida, Midas lo acompañó al encuentro de Dionisos , del cual Sileno era
constante seguidor, después
de haber sido una especie
de padre adoptivo en la
niñez del dios de la exaltación.
Muy complacido,
Dionisos le ofrecido, en son de gratitud, que le solicitara la satisfacción de un deseo importante.
El rey , ni
corto ni perezoso, le pidió que
facilitara que todo lo que tocara
se convirtiera en oro. Al parecer,
el dios tuvo sus dudas, pero primó su gran apetito vivencial ante la expectativa de ese deseo y propuesta tan absurda y peligrosa.
Midas llegó , excitado, a su castillo, tocó una piedra
y se le convirtió se oro.
Se sentó y su silla también pasó a aumentar su
riqueza , siguió el proceso
transformador hasta
que quiso comer un pan y se sobresaltó porque casi pierde la dentadura mordiendo el metal. La situación empeoró .Vino, presurosa , su gata
regalona y no alcanzó a evitar que, al situarse en sus rodillas , quedara hecha una estatua de oro. La situación angustiosa,
límite, culminó cuando ,
al escuchar unos lamentos, llegó presurosa su
hija y… tampoco pudo impedir que ella lo abrazar y
sufriera el mismo proceso.
Desesperado , llamó a Dionisos, quien estaba al tanto de todo y , compadecido
o con algún designio secreto, le
recomendó que fuera a lavarse
al río Pactolo.
Apenas
Midas puso sus manos en el agua
, el fondo del río tomo él tono áureo que
todavía mantiene . Midas llevó
agua a su castillo, pronto pudo volver a la
vida a la hija y a la gata. Hay rumores de que dejó como oro la piedra y otros
objetos, según Dionisos, seguramente, habría previsto.