E l Arte de Vivir 32
El arte de compartir lo más personal. El ejemplo que
nos dan unos personajes.
Una conversación sobre nombres
íntimos
La fiesta se ahondaba, gozosa. Los amigos se regalaban. Se
encontraban en lo insólito, en los
universos más personales. Entonces, él compartió aquel recuerdo
asombroso….
“Cuando estuve en la tierra”, empezó a narrar, “me
llamaban Principito…”
“Te quisieron
domesticar”, sentenció el zorro, moviendo su cola alegremente, como un campo de
trigo en el viento.
La Rosa vaciló leves instantes y, luego, decidió seguir en
el improvisado juego a la verdad.
“Al saber que
allá te conocieron por el nombre que brotó en la solazada ironía de nuestra
intimidad amorosa…. Descubrí el sentido del desnudo… no pude decírtelo, fue la ilusión abrumadora de estar bajo el peso
invasor de un ojo inmenso, fue entender esa noción del “pudor” que usan los
ocultistas de la intimidad…. después, llegué a entender… permitiste que te llamaran
Principito para sentirte contigo… así estaba más seguro…”
“Sí, dijo el antiguo viajero, necesitaba ser libre y no domesticar”.