lunes, 14 de octubre de 2013

Conversando desde la Amistad (329)


Conversando desde la Amistad(329)
Muerte y Magia
             Muerte  y sentido mágico  de  la vida.(1)
 Cuidado (19  )
La sinapsis es una relación funcional de contacto entre las células nerviosa que, a su vez, separa y une Hay  sinapsis, relación de separación y unidad, entre la vida y la muerte, ella existe, también, entre  la vida y la muerte con el sentido, lo que  igualmente cabe extender a la relación entre vida, muerte y sentido con el misterio, el misterio abarcante de la situación  humana. Misterio  en sinapsis con  nuestros  problemas más profundos.
A uno le han enseñado  a no hablar de aquello y de aquellos que no conoce. Debo confesar  que no recuerdo haber estado muerto ni he tenido  comunicación con personas que lo hayan estado.  Estamos hablando de la muerte, del estar  participando de ese estado, de esa dimensión de la existencia o como quiera llamársela. Otra cosa es el  proceso, el momento de morir o los testimonios de lo que  acaece o puede suceder en sus inmediaciones, como  son las  conocidas investigaciones de Elizabeth Kübler-Ross  
Me refiero  al estado de muerte, a la muerte de los humanos , a lo que podamos saber sobre ella, separándolo de lo que sentimos, de lo que  fantaseamos,   incluso de  las experiencias  recogidas por la parapsicología  referentes a la aparición de seres humanos que han fallecido, en que hay testimonios fidedignos de  que se ha dado una interacción con observadores. Cierto, se los vió, se los escuchó, hasta,  en algunos casos, se los tocó… pero no se suministró una explicación, una apertura sobre esa condición, a que se avanzara a saber…cómo se “vivía”, existía…se estaba en esa condición, ese más allá de la vida que no podemos concebir sin proyectar en ella  lo que  somos  capaces de representar, lo propio de esta vida…
Nuestra  relación  con la muerte, con esa incógnita de lo que ocurre  después de la vida, más allá del morir se entrevera , se  confunde, llega a ahogarse en el encuentro del pensar con la ola de la emoción, la angustia  del tener ante nosotros  la posibilidad, la certeza de que llegaremos a no ser,  no ser nosotros , dejar de  existir  los otros que le dan sentido a nuestra vida, la constancia de nuestra finitud. El drama de avizorar el absoluto sin participar en él .
Ser , nuestro mayor don, unidad, en sinapsis, para insistir en la figura que nos convoca, entre  nuestro yo y el mundo. Ser nosotros,  en esta extraña situación en que , como le  ocurrió al Gregorio Samsa de la Metamorfosis de Kafka al verse convertido en insecto,  un día constatamos que somos  humanos,  que estamos aquí, pero ex- istimos, estamos fuera  y tenemos  que hacernos cargo de nosotros.
 Queremos existir,  nos dice Pessoa Tenemos la tentación de existir, cuenta más cautamente Cioran
La vivencia, la idea de la muerte con  su carga afectiva, sus imágenes, su lugar en nuestros valores, en la dinámica de nuestro modo de ser, discurre, juega, duele,  en el escenario  de nuestro proyecto de vida, de lo que nos  acerca y nos aleja  del deseo de vivir. Hay una biografía de  nuestra relación con la muerte  que se encarna,  se sumerge y corre paralela con los avatares de nuestro curso por la vida, con el devenir  externo y el  de nuestro mundo interior.
Con las mismas necesidades úitimas, las de  índole vital, las propias del yo individual, las orientadas a la trascendencia, los  humanos respondemos en forma diferenciada, con huellas existenciales  irrepetibles. En términos del planteamiento del Desarrollo a  las distintas cultura y personas satisfacemos de distinta manera.
Si hacemos una   simplificación radical en la agrupación  de las necesidades humanas, las podemos clasificar en tres tipos, las propias de la conservación, las  correspondientes al cambio, a la innovación y las concernientes al sentido
Somos frágiles, vulnerables, dependemos de ciertas condiciones externas, del contacto humano Nuestro organismo, los medios inconcientes, nuestro  yo y la voluntad, los otros , las normas…  forman una red, un sistema que tiende, con mayor o menor efectividad, a conservar nuestra vida, nuestra identidad, nuestros  poderes. Por otro lado , intervenimos en  nosotros mismos , en el medio, cambiamos, nos renovamos, creamos, con autonomía , insertos en códigos , en vínculos, con acceso a instrumentos y a normas  Innovamos. Creamos. Somos proactivos.
Conservación e innovación van llamando, con muchas variaciones según personas, instancias biográficas  e históricas  y tradiciones culturales, a la búsqueda , al arraigo en la tercera corriente de necesidades , en la pregunta del para qué y del por qué, en la indagación, en la lucha por el sentido.
El ser humano realmente existente, la cultura, la organización social actual, tienden a tener más presente la conservación que la innovación. Va en esa dirección el peso de la tradición, de la normatividad, de la familia  Nuestro lema histórico de pan techo y abrigo” corresponde, por ejemplo, a la necesidades de preservar, de evitar pérdida, deterioro, de mantener la vida  personal y colectiva
Con respecto a las innovaciones se enfrentan , a nivel de desarrollo humano, la vitalidad de la ciencia y  su expresión espectacular en la técnica con la inercia de las transformaciones de conciencia, de la evolución espiritual. De las cavernas hemos pasado a los rascacielos, de la dependencia exclusiva del  desplazamiento por el caminar a los vuelos espaciales, del  comunicarnos   con gestos y sonidos a la globalización del Internet.  Sin embargo,  seguimos  con guerras, con profundas diferencias en las pobrezas y riquezas materiales y espirituales, con un gran malestar en la cultura…
Alcanzables y no  realizables, las necesidades de conservación e innovación tienen la posibilidad de ser encauzadas y visualizadas con mayor o menor  claridad
La necesidad de sentido  se confunde al principio con  la incipiente confianza del  lactante en  que sus necesidades serán  atendidas, luego en el  preescolar   en que tendrá cierto grado de autonomía y, sucesivamente, la  capacidad de iniciativa , para  imbricarse  con la  dedicación del escolar … pero,  al entrar a la adolescencia y  presentarse la tarea evolutiva de enfrentar el tema de la identidad, el sentido empieza   a hacerse  una  necesidad a la vez más vaga y  de naturaleza más apremiante. El yo se dirige como en brumas hacia    y hacia el entorno, el existente se pregunta por la existencia. Se escinden brutalmente  la tendencia a  contactar los límites y la incertidumbre y  el deseo de vivir  en plenitud
En este proceso, la muerte  entra y sale del horizonte,  se asocia  al repliegue de la conservación, navega por la búsqueda de vivencias nuevas  e intensas, entra  en las búsquedas y hallazgos de sentido, todo de acuerdo  a ocurrencias, a conversaciones, a sucesos, a la influencia de los avatares biográficos, las dinámicas  de la familia, de los  pares, de las instancias  educacionales , de los mensajes de los medios  de comunicación
(Continuará)