domingo, 1 de febrero de 2015

El Arte de Vivir 90


El Arte de Vivir 90
 El suplicio de Tántalo.
 La expresión ha quedado, tal como “El toque de Midas “ ,entre las frases  del  diario  convivir que denotan vivencias límites o próximas a ello .
 El suplicio de  Tántalo es, tal vez ,el mejor  título de un mito, que, como el de  Icaro,  apunta a la exaltación.
 No puede negarse  que  expresa , también,  una gran frivolidad, pero,  tal vez,  cabe ponerlo en  un primer lugar en  el terreno de un tipo especial de  vivencia de  exaltación. La  que ,  en alta “egoemia”,  en inusitada exaltación, ,pretende  identificarse con lo divino, olvida nuestra finitud.
 Tántalo, según algunos  hijo de  Zeus y de la ninfa Putu, solía compartir  con  los dioses .
Con una actitud , que algunos asocian  a Prometeo, se sentía  movido y capaz de engañarlos y ,en un son  muy  poco prometeico,, se jactaba  de su intimidad con  los seres superiores.
Las informaciones  sobre  su vida,  difieren ,como  suele  ocurrir en todo el ámbito de la mitología . Sin embargo , todas  convergen   acerca de un fondo  de ofensas a los  dioses y un espantoso castigo  a consecuencia de ello.
Las principales ofensas fueron:
 a) Haber difundido  los amoríos de Zeus  con una mortal.
b)  Ser  el autor   del robo  de un perro de oro del mismo dios.
c) Haber querido engañar  a los dioses dándoles  de comer  a su propio hijo,  muerto, descuartizado   y hervído….
Esta falta es la que emerge  como la metáfora  de la insensibilidad más  completa,  de alguien cegado por el afán  sin límites de igualarse a los dioses , por una exaltación  de alcanzar el nivel de lo sublime  sin  consideración por los medios,  ni.por el lado pragmático, la  posibilidad de ser descubierto.
 Deseoso de  impresionar  a los dioses  con algo novedoso para comer que pudieran apreciar a la par que  el néctar y la ambrosía, Tántalo  , los invitó a comer  y , sin mayor  duda o culpa, mató a su hijo Pélope, lo descuartizó  y pretendió engañar a sus  visitantes, presentando un plato  muy especial, propio de su talento culinario .
 Dioses al fin, los homenajeados , por clarividencia o algún  dote propio de su condición, se dieron cuenta  del engaño y no probaron  el manjar que se les  presentaba. Sólo  hubo una excepción. De meter , muy complicada por el rapto de Perséfone, alcanzó   a comer el hombro izquierdos antes de darse cuenta de lo sucedido.
 Zeus  hizo que  Tántalo  muriera  con un  contundente  golpe de una  piedra en su cabeza y  ordenó su traslado al Tártaro, el lugar de los  grandes castigos en el infierno, el Hades.
 Al mismo tiempo, Pélope  fue devuelto a la vida, mediante una habilísima  reconstrucción  de su  cuerpo y  un toque de magia ontológica.  Hubo comprensión con Demeter que aportó un hombro de marfil para  completar  la operación.
En el Tártaro es donde  Tántalo recibe un castigo eterno..  Fue amarrado a una rama de un árbol frutal  en el lago  del Tártaro.E l su plicio consistía  en que no podía satisfacer los deseo  básico  de  beber y comer -
 Cuando la rama se acercaba al agua  y  el preso estaba  a punto de beber, el nivel del lago  bajaba  y sólo quedaba   un fondo de barro  . Al    acercarse a los duraznos plátanos, las  manzanas del tipo del jardín  de las  Hespérides y las naranjas propias de las famosas medias  naranjas  de su  maravilloso árbol poli frutal, un viento  inmisericorde las elevaba y la hacía  las frutas inaccesibles.
  Tántalo es el símbolo de un deseo desmesurado, imperioso, exaltado, aparentemente  próximo a cumplirse, siempre frustrado   por no consi derar los límites de la condición humana, variable imposible de  desconocer del arte de vivir.