lunes, 12 de mayo de 2014

Voces del Coraje de Ser (43)

,Voces del Coraje de Ser (43)
El libro Mito Física de  Margarita  Ovalle  e Igor Saavedra
 El Coraje  de  integrar  ciencia y poesía,  el hemisferio derecho y el hemisferio izquierdo,  el logo y el mito  , en una aproximación de la física clásica y cuántica  y la miología
La intervención de Margarita Ovalle en el lanzamiento del libro. El siete de mayo , en el Centro Cultural de Las Condes

Buenas tardes
Estoy muy contenta de que nos acompañen hoy al lanzamiento de Mitofísica, un libro que ha significado tanto para mí. En síntesis, un renacimiento. No ha sido fácil congeniar el espíritu de la profundidad y el espíritu de estos tiempos. 
Gracias al Libro Rojo de Jung, me he familiarizado con estos conceptos tan exactos para definir la raya de marea espiritual, anímica que trae enormes consecuencias a nuestra vida práctica. Fue un arduo e incierto peregrinar en donde no contábamos con financiamiento y, por lo tanto, la certeza de la publicación a priori. Así que el hecho de llegar a tener este libro en mis manos es un regalo o un premio… La consecuencia de una antigua creencia que afirma que si te atienes a lo esencial en tu oficio, la verdad encontrará su cauce. Ya Hermes Trimegisto en Egipto decía: “Como es adentro es afuera… como es arriba es abajo”, y lo que fue una idea, ahora se plasma en un objeto evidente y tangible, editado por nuestra editorial Sofía del Sur e impreso por Ograma, todo gracias al apoyo y mirada de alto alcance de Fundación Mustakis, de la cual estamos muy agradecidos y con quienes haremos más de 20 talleres sobre mitofísica que se impartirán en escuelas y liceos de este largo país.

En un sentido profundo o Mitofísico, el quid de este libro atiende a una máxima del ser humano: comprender para vivir. Esto, versus el estridente e imperante hacer-para-vivir en que nos vemos envueltos por estos días.
En el libro el Secreto de la flor de oro, Jung nos dice: “Mediante el comprender nos liberamos de la dominación por lo inconsciente.”
Desde el comienzo de los tiempos, el ser humano ha buscado encontrar explicaciones frente a lo que ocurre tanto fuera como dentro de él. Busca fundamentaciones para lo que desconoce y, por lo tanto, lo inquieta. El obtener una respuesta lo alivia y esto permite continuar la marcha. Visto así, las explicaciones y fundamentaciones son un intento por dar un orden a lo que se encuentra irresuelto, es decir, a lo que está en caos.
El Caos para los griegos es simplemente el estado que precede al orden. Es el estado primordial al que, en forma sencilla, podríamos llamar desorden o desconocimiento. Y el Cosmos es orden o armonía del universo. Bueno, ¡a eso se ha dedicado el mito y la ciencia! A ordenar dentro de nosotros el Universo para nuestro entendimiento y tranquilidad. Sabemos que el mito y la ciencia buscan responder a lo que acontece en el mundo exterior e interior, aquello que en un primer comienzo no comprendemos. Ambos, mito y física, se han abocado a esta noble misión de traer a la humanidad luz y claridad. El mito trae su luz o fundamentación desde el mar abismal inconsciente urdido por el Sí mismo de cada Uno.
La ciencia trae su luz desde el logos y razón y estos son portavoces de la conciencia regulada por el ego o el yo. Entonces, Mito física es la totalidad inconsciente consciente. Ambos son fuentes complementarias de luz y comprensión.
De alguna forma, recordar la mitología es incluir la oportunidad de volver al origen, no como una vuelta al pasado sino como un viaje al manantial de lo sapiencial y la semilla de lo creativo. Utilizando el término del filósofo español Salvador Pániker, “retoprogresivo”, vemos que esta invitación a volver al origen, incluso al caos, es a su vez la oportunidad de traer el cambio o lo nuevo. Y esta clave esta embebida una y otra vez en la mitología. “Pero la aproximación al origen, la aproximación al caos no equivale a ninguna vuelta al irracionalismo. Se trata de otra cosa…” 
En el libro El secreto de la flor de oro Jung  cita a un oriental llamado Gu De, quien dijo: “La gente del mundo perdió las raíces y se tomo a las copas”, para caracterizar a los que no saben dónde están los verdaderos orígenes de las fuerzas secretas.
La primera parte de Mitofísica expone la importancia que tiene el mito como un mapa simbólico de aproximación a la comprensión de los fenómenos naturales que ocurren en el Cosmos, a partir del origen mismo del Universo. Aquí hemos querido destacar la importancia de los arquetipos como referentes metafóricos. Estos mismos arquetípos alumbran un camino para la representación de imágenes, tanto de la Física Clásica como de la Física Cuántica. En último término, queremos proponer que la descripción de la realidad siempre corresponde a una imagen arquetípica.
Dos años y medio nos ha demorado, junto a Igor, decantar, pensar, escribir, editar, y re-corregir, “sin-cuenta” veces el material. Las ediciones son gracias al magnífico trabajo de Jessica Atal. Debo, asimismo, agradecer el impecable trabajo de diseño y diagramación de Verónica Santana y Sebastián Olivari.
Por último, no puedo dejar de transmitir mi agradecimiento y mi asombro por mi hijo Tomás, quien es el autor de los dibujos realizados para este libro, tanto en el campo de la física como del mito.

Ahora, adentrándonos en el corpus del libro podríamos decir que …

Mitofísica, es una invitación a pensar en profundo

A pensar, porque invita a, meditar, percibir, reflexionar, cuestionar, descomponer, analizar y luego a intuir, sentir  y re-crear… integrando conceptos, cosmovisiones que aparentemente están definidos de una vez y para siempre como contrarias.
Estas cosmovisiones, para efectos de este libro, las podemos visualizar como mundos y también como reinos. Es decir, tenemos el mundo del mito y con ello el reino de lo mágico, lo trascendente, lo poético y lo humanista. Por otra parte, está el mundo de la física, y con ella el reino de la ciencia, la filosofía, la razón y el logos.

Dos mundos que hace más de dos milenios (muchos lo atribuyen a la Grecia post socrática, cuando se separa el mito del logos) están en constante, es más, en creciente desencuentro. Así, la situación actual es que nuestro orden del universo está compuesto por la coexistencia de paradigmas polarizados que no se integran, pues no dialogan. Podríamos decir que hace falta el desarrollo de un bilingüismo. Vale decir, quien habla una lengua no habla la otra. Usualmente quien habita y habla el mundo de la física desconoce por completo el mundo de los mitos, y quien habita y habla el mundo de los mitos y el mundo humanista usualmente desconoce por completo el lenguaje de la ciencia. (Son pocas, muy escasas las excepciones.)

Entonces, en Mitofísica hemos querido traer a la mesa de diálogo dos reinos en aparente discordancia.
Quizá esto puede parecer exigido, pero en la trastienda de la vida académica, en la vida real, la de todos los días, no es así. La vida se da y transcurre dentro de un gran Todo en donde confluyen e interactúan al menos tres planos de mundo:
- El micromundo de los átomos y moléculas,
- El plano en donde transcurre la vida humana y
- El del macrocosmos.
Así, las leyes que operan en el plano en donde transcurre la vida humana no son las mismas leyes que las del mundo de los átomos. Ya que estos no pueden ser medidos bajo el prisma clásico newtoneano o mecanicista, sino que, por el contrario, las partículas subatómicas tienen un comportamiento cuántico, por lo tanto probabilístico y discontinuo.
Y más aún… Para nuestra sorpresa (acostumbrados a una física clásica) no encontramos en un lugar determinado la materia, sino que la observamos en constante y eterno movimiento. Y lo que creímos anteriormente acerca de poder descomponer una totalidad hasta llegar a la unidad fundamental o mínima, ya no es posible, dado que las partículas tienen un comportamiento dual: a veces se comportan como partículas, otras como onda.
Por lo tanto, podríamos decir algo así como que la materia está compuesta de no/materia y esto nos lleva a examinar a futuro el término de no/ localidad: de la materia, de la masa, de la energía… de la conciencia.
Visto así el panorama que nos compone y nos rodea, es decir, en forma total y real, podemos aseverar que el ser humano como criatura en búsqueda de sentido y compresión, necesita  tanto del lenguaje mítico humanista como del lenguaje de la física. Con ambas lenguas estamos recién equipados para aprehender esta inmensidad ecológica en constante dinamismo. Cualquier parcialidad que no considere el total es, desde ya, trunca, lateral y temporal.
Mitofísica, entonces, es el resultado de los diálogos y reflexiones de un físico, matemático ferviente y riguroso, Igor, y una psicóloga muy interesada por el mundo de los símbolos, las cosmovisiones y los mitos; ésta soy yo.
Pese a estas aparentes diferencias, notamos en las primaras reuniones que ya habíamos convergido dedicando la vida al interés y pasión por comprender el funcionamiento del cosmos (partículas subatómicas o instancias intrapsíquicas). Así que ya teníamos nuestro primer gran denominador común.
Fue después de una presentación del libro Chile Mitológico a la cual Igor asistió junto a su mujer, Lucía Gevert, la vez en que me invitó a mirar las primeras similitudes entre mitología y física. El parecido entre el mito de Keengenkon, la Luna Tehuelche  o Aonikenk y la Ley de Gravitación era sorprendente. En el mito tehuelche la luna recoge los mares buscando a su hija Karro, la estrella del cielo que al escaparse de su madre, se convierte en estrella marina. Con esta recogida de las aguas la luna va formando, de paso, las mareas. Y la Ley física de Gravitación postula que la luna ejerce atracción sobre las aguas  del mar formando así las mareas.
Animados con este hallazgo, decidimos buscar más casos como este. Pero para eso tuvimos que escuchar libremente muchos relatos míticos. Y a su vez,  yo hacer un “posgrado” en física clásica y cuántica como alumna de Igor, quien me enseñaría con mucha paciencia y lucidez fenómenos de la ciencia natural (mareas, presencia de relámpagos, principio de inercia, estabilidad e inestabilidad de la materia, súbitas transformaciones de la materia, comportamiento dual, antipartículas, confinamiento, dilatación del tiempo, potencialidad oscura, entre otros). Menos mal que al estar entrenada en mitologías comparadas, el ojo relacional está activado y las comparaciones que exponemos en la Parte Dos del libro, saltaron a la vista. Estas fueron implementadas en forma fluida y fueron explicadas desde la mitología y la física.
Se puede decir que fuimos encontrando pares arquetípicos, como quien hermana calcetines huachos, entre relatos del mito y postulados de la física.
Así, para nombrar solo algunos ejemplos, podemos intentar responder. 
¿Qué tienen en común el mito de Kooch, el Demiurgo  de la Patagonia, y el relámpago?
¿Qué tienen en común el mito de Añañuca, la flor del desierto, y el decaimiento radioactivo?
¿Qué tienen en común el mito de Galahad, el caballero que completa la mesa redonda del rey Arturo, y el neutrino? ¿Qué tienen en común el mito del mago Merlín y la dualidad onda /partícula?
¿El mito egipcio de Seth y Osiris y las partículas y antipartículas en física?
¿Qué tienen en común el Minotauro en el laberinto de Creta y el confinamiento de los Quarks?
¿Qué tienen en común el mito griego de Sísifo y la materia cuántica en eterno movimiento?
¿Qué tienen en común el mito del Dilmun Sumerio y el campo de Higgs?
Bueno, a esa reunión de mundos es a la que los invitamos a participar a través de la lectura de Mitofisica. Por ejemplo, en esta última pregunta: ¿Qué tienen en común el Dilmun sumerio y el campo de Higgs?, tomamos como reinos a comparar el primer mito de todos los tiempos: el Paraíso, según los sumerios llamado por ellos Dilmun, y el hallazgo del último Premio Nobel recibido por Peter Higgs el año 2013, en donde la humanidad entera toma contacto con esta partícula o campo que pudo haber dado origen a la masa.
En ambos casos pasamos de un escenario de extrema simetría a otro en que surge la diversidad.
Mitofisica no es un viaje al pasado, ni al mundo del logos, sino al centro.  Podríamos decir, al axis fundacional, axis-mundo anclado al origen, desde el cual comprendemos y arregalmos nuestro vivir actual.

Muchísimas gracias.