La Amistosofía y
el Arte de la Amistad (17)
La Plaza de la
Amistosofía (3)
(El Principito,
el zorro y la Rosa Habían llegado a la Plaza de la Amsitosofía del Planeta de la
Esperanza, donde les esperaban Alicia
y sus amigos.)
Consideraciones sobre el yo
¿Y ese conejo blanco? , pregunta Rosa.
Esa sonrisa allá ,arriba tuyo ; ¿es o no es tuya?, inquiere el Zorro.
Tantas preguntas…dice Alicia, con un mohín amistoso. Hola, a todos.
Les presento al Conejo Blanco, mi amigo,
el primer habitante que me tocó conocer
en ese otro país mágico tan asombro, tan cambiante, tan amenazante…
Hola, dijo el Conejo blanco, apresurándose a dar
cuenta de que comunicará la visita a la Reina de
corazón, “para¡ que no ordene cortar vuestras cabezas..”
Alicia hizo un guiño simpático, abrazo a los visitantes y les condujo, sorteando los rosales , a una gruta
muy especial en que las paredes sonreía
y se sentía una música muy suave, una especie de sinfonía
en que los invisibles
instrumentos daban diversos tonos
de maullidos.
Creación conjunta,en un viaje anterior de mi
gata Dina y del gato de Cheshire, señaló
Alicia.
De entre los pliegues de una
sonrisa emergíó la Rata del País de las Maravillas. Se la veía confia- da, en ese mundo
tan gatuno. Nos hemos conocido,
hemos evolucionado, explicó, discretamente, Alicia.
La Rata se presentó, y pidió excusas porque había escuchado la conversación de los
visitantes recién llegados sobre
el tema de lo egótico y se la había
contado al conejo y a Alicia.
“Estaba cerca de ustedes, pero
muerta de sueño, así que no podía
delatar mi presencia…”
Menos mal que no lo supo la Reina
, terció el Conejo Blanco, incidiendo en su tema favorito.
Bueno, dijo Alicia, yo después de
contrastar mis practicas de niña con mis ideales de adolescente, el
querer ser respetuosa y, sin embargo hacer grandes elogios de los dotes de cazadora de mi gata
Dina, hablando con la amiga rata y con
unos pájaros, me he convencido de que
para entrar al tema que nos
preocupa de fondo, el cómo orientar nuestro proyecto de vida amigable, lo que
podemos influir en la vida, debemos
partir con el yo. Nuestro yo que puede y
no puede estar con alta egoemia . Será útil que veamos algunos de los principales rasgos del yo.
Punto de partida de lo que ahora se llama la ecología del yo .
El Zorro intervino, con alguna ansiedad.
-El yo se mantiene en el tiempo,
mientras pasan loa años, los cazadores, las lluvia... Es identidad.
Estando hace dos días frente a una
gallina obesa, sin cazadores o perros a la vista, mi yo era el mismo del momento en que
conversamos con Antonio, por primera vez,
sobre el tema del domesticar …
Cierto, dijo el Conejo, y no es
por tenerte miedo, pero no sólo eres el
mismo en el tiempo, sino que tienes lados , tendencias distintas
unidas en tu yo. Percibo tu parte
vital deseosa de comerme, que, por
suerte, coexiste y se subordina a tu lado desarrollado de ser sabio
y saber ser amigo .
El yo es identidad y unidad, dijo la
Rata, pero, también, es separación, yo
soy yo y no soy Alicia, , no soy sus gatos, ni sus cambio de altura…
Separado de lo externo y unido a una personalidad y a un cuerpo, dijo
Antonio, en los distintos
planetas, el yo del Orgulloso y el del Vanidoso estaban bien unidos a sus respectivas personalidades y posturas
corporales .
Y con las cosa que nos pasan a
todos nosotros, expresó Alicia, caramba que `podemos aceptar que nuestro yo es
como una isla de certeza, en un mar de
misterio- Tenemos la certeza de estar en esta gruta de paredes de sonrisas…pero¿ no será un sueño...?
Soy yo
quien habla, con este yo mío
de siempre, unido, integrado a mi
modo de ser aparentemente separado del resto de la
realidad, de ustedes, del mundo, pero unido
por un cordón umbilical sutil,
invisible, aunque si profundizo, si excavo en estas certeza, veo como
amanece el misterio…
Entonces llegó Bill, la lagartija
del País de las Maravillas…
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