jueves, 2 de junio de 2011

REVISTA BÚSQUEDAS

en desarrollo personal
Buscando y dando sentido
Luis Weinstein 3
en solidaridad
Manifiesto por una Cultura Solidaria
Nadia Campos 5
en comprensión
La fuerza de conciliación
Eduardo Yentzen 6
en relaciones de género
En tiempos de crisis: las mujeres también
tenemos la palabra
Mafalda Galdamez Castro 9
en cambio epocal
Otra vez en la Historia “todo lo sólido se desvanece
en el aire”
Hernán Dinamarca 12
en nuestra palabra
Ak’abal, el poeta maya del nuevo tiempo
Alejandra Pallamar y Esteban Valenzuela 16
en nuevas y antiguas cosmovisiones
¿Quiénes somos, al final del día?
No sé, pero puedo decir de dónde hemos
venido
Mary Judith Ress 19
Búsquedas en poesía
Paz Molina | Alejandro Illanes Mora 22
Búsquedas en fractales 23-24
1 año 1 | nº 1 | junio 2011
I m a g i n a c i ó n d e a y e r , e v i d e n c i a d e h o y . W i l l i a m B l a k e
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"Elogio del Horizonte", escultura de Eduardo Chillida en el Cerro de Santa Catalina, Gijón.
Consejo de Dirección:
Hernán Dinamarca, Álvaro Godoy Haeberle,
Juan Pablo Gonzalez R., Alejandra Pallamar,
Judith Ress, Esteban Teo Valenzuela VT, Luis
Weinstein, Eduardo Yentzen
Editor
Eduardo Yentzen Peric
Director de arte
Ignacio Reyes Cifuentes
http://www.revistabusquedas.blogspot.com
Contacto:
desarrollopersonal@eduardoyentzen.cl
arteutopista@mi.cl
Fono 2048441
Defender la alegría como un destino...
Mario Benedetti
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Búsquedas en desarrollo personal
3
El opio de las palabras
Desgrana la videncia
Quiso guardar todas las sonrisas
Y ya nadie confió en sus lágrimas
Todavía intenta juntar los dos árboles prohibidos
Sin dar con el espejo apropiado para sí
En su testarudez
Cuida de mantener la muerte con llave
Moviendo en deleite las alas
Dejó de escuchar al infinito
Su mirada pálida
Construía muros de dolor ante el asombro
Débil de asombro,
Creyó mortal al color azul
Ofendió a la vida
Olvidando a la nada
Buscando y dando sentido
L u i s W e i n s t e i n *
Durmió largos años. De ser normal, habrá soñado muchísimo. Sin embargo,
no lo sabemos porque, al despertar, en vez de contar los sueños que recordaba, los
empezó a vivir, muy en confianza.
Hay que suponer que llegó a ser muy grande el desorden que hicimos como
para llegar a despertar a la naturaleza.
>>
Intentando vadear el encuentro
Se prodigó en pequeños asombros
Quería tomar el tiempo con la mano desnuda
Dejó de soñarlo la eternidad
No pudo cicatrizar la nostalgia
Las flores nunca pasaron del botón
Puso sin pudor la escalera más abajo del ser
Todas las lenguas convergieron hacia la letra o
Levantó el mar suavemente hacia el cielo
Los hechos de todos colores cantaron la letra y
Quiso más certeza que la noche
Ella sólo le guiñó una estrella.
Confiado, conectó su corazón con los gestos de la luna
Maduro, el sol lo protegió del lado oculto
Creía beber savia del universo,
Pero dejaba escurrir las preguntas
Inscribió la propiedad sobre almas ajenas
Se sobresaltó al constatar la comunidad de mundo
Puso al instante en un insectario:
Voló acompañado de las mariposas
Cada vez que se vestía de alguna emoción
Alguien delataba que estaba desnudo
Pretendía ser indiferente a las sincronías:
No pudo entender la relación con su cuerpo
Llegó a la cima del deber:
Se extrañó de las alturas innombrables en el horizonte
Pretendía ordenar piedras, nubes y fechas
Con un deseo turbio, alucinante
Navegaba incansable en pos de la magia
Aquella con que construyó su embarcación
Venía cabalgando, confiado, en su sombra
No la vio galopar el laberinto de los sueños
Era leal con la religión de las cosas
Su luz obscurecía su sed de profundidad
Con lamentable olvido de su condición de huésped
Criticó torpemente la vida de la tierra
Empeñado en cortar una rebanada de amor
Perdió la mirada que habría cambiado su vida
Esmerándose en definir la vida en son de crisálida,
No sentía el dolor del infinito
Angustiado, soñaba con exámenes
Ajeno, no reconocía ser quien examinaba.
Espirituales y sociales
Los espirituales
llegando a la cima
sólo quieren dar, pero estando lejos
no encuentran al otro
Los sociales en el valle
dan a diario
sin llegar al fondo del otro.
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En su interior el ser humano aspira a la felicidad. ¿Dónde
estará? ¿En las estanterías de los supermercados como promete la
publicidad? Sinceramente creo que no, pero percibo que muchas
personas andan por la vida sin cuestionar mucho.
¿Quiénes somos? ¿De dónde venimos? ¿Qué estamos haciendo
en este planeta?
La mayoría de los niños son metidos entre cuatro paredes
en escuelas con estructuras educacionales atrasadas y arcaicas entregadas
al abandono o a la lógica de la “educación privada”. La
educación se transforma entonces en una inversión financiera.
¿Dónde quedan los valores de bondad, justicia, solidaridad, libertad,
amistad o alegría? Parece que están en extinción, resistiendo
en la memoria de los ancianos, en pueblos que mantienen tradiciones
consideradas primitivas que unos pocos intentan preservar
en medio de la acelerada vida moderna. La necesidad de conocimientos
de una ecología profunda es hoy inevitable. Espiritualidad
y ciencia intentan aproximarse para hacer un llamado
urgente: Gaia, la madre tierra que también es un ser vivo, no soporta
más esta sociedad materialista.
El miedo es lo que separa a las personas, bloquea al amor y
genera desconfianza. Así las personas se separan del prójimo, del
hermano, del vecino y del forastero por una u otra razón. ¿Por
qué estar separados?
Si nos unimos las causas serán comunes. ¡Cantaremos y
bailaremos juntos! Sabremos cuidar de los ecosistemas. Respetaremos
a los árboles y a los animales, practicaremos una agricultura
limpia y multiplicaremos las semillas. Cuidaremos las nacientes
de los ríos y los océanos como el ejemplo de los indígenas
bolivianos que en muchas comunidades limpian los canales de agua
en rituales sagrados. Los gestos de gentileza valdrán más que todo.
Seremos más felices, más unidos y conscientes de nuestra pequeñez
ante el universo.
Manifiesto por una Cultura Solidaria
N a d i a C a m p o s *
Comparto estas palabras como luces de esperanza para que
la solidaridad se practique en nuestra vida diaria. Que rompamos
los viejos y rígidos conceptos que nos impiden ver más allá. Que
desaprendamos para seguir aprendiendo. Agradecer a cada respiración
el aire que nos permite estar vivos y hacernos responsables
para que las próximas generaciones disfruten y vuelvan a sentirse
en armonía con la naturaleza de la cual somos parte. Que las partes
se equilibren, ya que son interdependientes.
* Música y arte educadora brasileña.
http://www.myspace.com/nadiacampos
Búsquedas en solidaridad
5
Búsquedas en comprensión
6
La fuerza de conciliación
E d u a r d o Y e n t z e n *
Estoy convencido que la fuerza de
esta manifestación destructiva es todopoderosa.
La historia humana la retrata. He
escrito antes sobre cómo en Chile cada
cuarenta años más o menos nos enfrentamos
con violencia entre dos sectores –que
sólo van cambiando de nombres– con las
consiguientes torturas y muertes.
Muchos temas me motivan a pensar
y tratar de comprender el mundo; pero
hay un tema que me horroriza, y es la capacidad
de destrucción del ser humano.
Cuando la vida parece ser bella y me deleito
viviéndola, me surge la imagen
demoledora de cuántas personas hoy mismo
están haciendo sufrir a otras personas.
¿Está a nuestro alcance –a mi alcance
– hacer algo para detener esto? Una mirada
mínimamente objetiva dirá que no ha
sido posible hasta ahora, y que no hay mejores
condiciones hoy para que sea posible,
salvo las de estar viviendo un período
de transición –como los ha vivido la humanidad
cada quinientos años. Y por otro
Roberto Matta, litografía de la serie El Quijote.
lado, es inconcebible dejar de intentarlo,
especialmente en estos tiempos de transición.
¿Cómo intentarlo?
Existe una manera que se ha puesto
las más de las veces en práctica: “vencer al
mal”. Mi convicción es que este es un mito.
Es un error de comprensión.
La otra manera de intentarlo ha sido
la propuesta espiritual: unificar a la humanidad
en el amor. Este camino es el de mi
convicción, pero es imposible desconocer
que ha sido impotente. Y de nuevo, es inconcebible
dejar de intentarlo.
A la base de la explicación de por
qué el camino de la unidad en el amor no
se produce está lo que parece ser “la” gran
enfermedad humana, su pecado original,
una limitación espiritual o psicológica que
la hace cristalizar todo en dos polos opuestos
que se posicionan eternamente uno
contra el otro.
Y el antídoto frente a esto ha sido
siempre el intento por devolver al ser humano
la conciencia de la tercera fuerza,
aquella que neutraliza el conflicto, que integra
los opuestos, que armoniza la convivencia
y a cada ser humano en su interioridad
psicológica. Es la fuerza de la conciencia,
del amor, de la espiritualidad que unifica
lo que el ser humano “caído” ve como
dividido y en antagonismo. Este antídoto
ha sido desde siempre una experiencia
práctica conseguida a través de un aprendizaje
práctico: el trabajo espiritual, la búsqueda
de iluminación.
Hacer conciencia y adquirir la tercera
fuerza es lo que creo que podemos
intentar, una vez más.
Los tres principios de la revolución
francesa: libertad, igualdad y
fraternidad
En estos principios está expresada
una versión laica de la tercera fuerza. Es
increíble ver cómo tras ese episodio histórico
el mundo se fue dividiendo en dos bloques,
uno que tenía por aspiración la libertad
y el otro la igualdad. Pensemos en lo
insólito que dos ideologías se repartieran
estas dos aspiraciones para instalarse como
dos fuerzas opuestas luchando una con la
otra por el predominio, dispuestas a destruirse
con armas atómicas. Es tan absurdo.
¿Por qué no se propusieron ambas ser
igualitarias y libres?, ¿por qué no compartían
sus procesos, sus búsquedas, sus dificultades?
¿Por qué no fraternizaron?
Por fortuna, o más bien gracias a la
acción de la tercera fuerza de conciliación,
el bloque soviético se auto-disolvió, permitiendo
que no siguiéramos avanzando
hacia la destrucción recíproca. Pero bastó
que dejara el vacío para que la polaridad
beligerante comenzara a ser llenada por
elementos del mundo árabe, y quizás después
ocupe ese lugar China, o cualquiera.
Y ante la ausencia del marxismo, surge hoy
todavía difuso un polo antiliberal. Y ya están
luchando.
A todos los que vemos el egoísmo
el abuso y la maldad de quienes detentan
el poder nos es tan tentadora la ilusión de
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derrotar al polo dominante ‘malo’, con la
convicción de que advendrá el bien. Pero
hemos visto que no es nunca así, que no
hay “fin de la historia”, que al igual que en
un imán, al cortarlo para eliminar el polo
negativo, la polaridad positiva-negativa
se reconstituye en cada uno de los fragmentos.
Antes de avanzar, necesito expresarme
–probablemente justificarme– pues
esta tercera fuerza ha sido siempre mal vista.
Lo es desde la idea de que si no estás
conmigo estás contra mí. Lo es desde el
psiquismo polar que se instala en el conflicto
y no ve otra forma de vivir y de solucionar
las cosas que a través del conflicto.
Es juzgada como amarillismo, cobardía,
apatía, etc. descalificaciones difíciles de
sobrellevar, especialmente ante los amigos
luchadores por las causas libertarias. Nos
preferirían aliados para vencer y hacer
imperar el bien.
Pero mi convicción ya se ha hecho
demasiado fuerte como para ceder ante
estas descalificaciones: el bien no está al
otro lado del triunfo de una de las dos fuerzas
polares, el bien sólo está en la conciliación,
integración o armonización de las dos
fuerzas opuestas a través de la fuerza de la
fraternidad, emergiendo como tercera
fuerza.
Lo más difícil para aceptar esto
como un bien, es que en principio representa
un mal para ambas partes. Ello porque
la tercera fuerza para poder conectar
las fuerzas confrontadas, no puede en principio
sino generar lo intermedio. La fraternidad
necesita partir como fuerza de
mediación, su búsqueda es lograr un acuerdo
en algún punto intermedio entre las
partes. Y esto no lo desea ninguna de las
partes.
Por otro lado, la tercera fuerza es
débil. Y su posibilidad de predominio es
muy remota porque requiere que acumule
una gran fuerza. Imaginen una pelea entre
dos personas. Lo más habitual en la conducta
humana, si hubiera cuatro personas
observando, es a no involucrarse o bien a
tomar parte por uno de los dos. Lo que en
general no surge como conducta es neutralizar
la pelea. Se necesita la fuerza de
las cuatro personas que observan para que
dos sujeten a un contendor y las otras dos
al otro. Así neutralizan el conflicto. Pero
ello requiere la fuerza de cuatro. Y Además,
no queda nadie para hacer nada. Se
requieren más de cuatro, para que cuatro
neutralicen y los otros puedan realizar algo
constructivo.
Mi intento es contribuir a fortalecer
una tercera fuerza, que busque primero
neutralizar, luego mediar, y finalmente
lograr la fraternidad.
¿Cómo convencerse de que el mayor
bien posible es el de neutralizar y
fraternizar?
Es muy difícil. La ilusión de que el
bien se logra tras eliminar al mal es
fuertísima. Se requiere un gran sentido de
visión y comprensión de los hechos humanos
a lo largo de los tiempos para ver que
no hemos vivido una historia ascendente,
sino un eterno retorno del conflicto bajo
polaridades con distintos nombres.
Pero existe un camino privilegiado
para converse, y es a través de ver las polaridades
en conflicto en nuestro propio
psiquismo. Reconocer que nunca hemos
podido eliminar nuestros ‘rasgos malos’, y
que siempre hemos vivido en lucha con
ellos. Que en eso hemos gastado la mayor
parte de nuestra energía sin nunca ‘vencer’.
Y saber que podemos intentar el camino
de la mediación y de la conciliación interior,
la integración entre nuestros rasgos
interiores en conflicto, la fraternidad
intrapersonal. Este es el camino de la conciencia.
Pasamos de la polaridad a la unidad
y armonía interior.
Esta posibilidad para nuestro mundo
interior me es ya una convicción. Una
experiencia vivida en un grado suficiente
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* Docente de Desarrollo Personal
como para asumirla como una certeza. Mi
búsqueda hoy es intentar favorecer procesos
de fraternización interior con impacto
exterior: en comunidades, en instituciones,
en el mundo social. Agradeceré mucho
todo apoyo que me puedan brindar en este
intento.
Búsquedas en relaciones de género
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Nos encontramos en crisis y a veces las respuestas, no llegan
con la misma facilidad con que llega el problema, o las soluciones,
no son tan sencillas de aplicar y que los obstáculos para
abrirnos camino hacia la solución de esos problemas son tantos
para las mujeres, que parece que una roca gigante se nos viene
encima, y que no existirá forma de avanzar en una propuesta coherente
que aglutine a las diversas expresiones del movimiento
organizado de mujeres, para unirnos en una fuerza centrífuga que
debilite esa mole que nos aplasta.
Lo cierto es que siempre existen salidas, a veces unas más
lentas que otras, pero si estamos precisamente ubicadas y com-
En tiempos de crisis:
las mujeres también tenemos la palabra
M a f a l d a G a l d a m e z C a s t r o *
prometidas con esta sociedad, es porque confiamos y estamos
convencidas que para que haya otro mundo posible tiene que haber
un compromiso personal en primer lugar, que genere un compromiso
colectivo de entrega de conocimientos, de transmisión
de saberes, pero por sobre todo, de unión de las fuerzas que hagan
frente al enemigo poderoso y hostil que depreda cada día nuestros
territorios, nuestras riquezas naturales, nuestros cuerpos y
por supuesto nuestra identidad y nuestra cultura.
La historia de nuestra América, desde la llegada de los conquistadores,
está plagada de usurpaciones, violencia, ultraje, explotación
y esclavitud amparada en una ideología “civilizatoria”.
Tapiz de bordadora de Isla Negra. Tomado de http://www.cronicasviajeras.es
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Pero otros fueron los motivos, otras
las necesidades, que impulsaron y llevaron
a una nación extranjera sobre
la base de la fuerza y un supuesto orden
moral y religioso que no tuvo límites,
para implantar las bases de un
nuevo sistema social, económico y
político sobre nuestros territorios. En
más de 500 años sobre el continente
americano, las montañas, los valles,
los ríos y mares han sufrido el exterminio
indiscriminado de sus habitantes,
su flora y fauna, sus productos
marinos, y las riquezas minerales por
la depredación sin límites de las empresas
extranjeras.
Lo construido hasta entonces
sobre una cosmovisión integradora
hombre, mujer, naturaleza, fenómenos
atmosféricos, ciclos climáticos y
lunares, tenía y tiene su propia expresión
y comprensión de la realidad
que vivían y viven hoy nuestros pueblos
originarios. La erosión en árboles
nativos, plantas destinadas a la alimentación
y medicinas, ha provocado
un daño sin retorno y han desaparecido
en el planeta miles de especies
diferentes que abundaban en bosques, valles y montañas. Pero
no hemos sido las mujeres ni los campesinos los que hemos provocado
tal erosión porque se podrá hablar de muchas diferencias
entre las culturas prehispánicas y las llamadas culturas occidentales,
pero de lo que nunca se nos podrá acusar, será de la depredación
de los pueblos originarios sobre sus recursos naturales.
Hoy las corporaciones globales controlan el 24 por ciento
de la vegetación, productos agrícolas comestibles, fibras textiles,
caucho, madera. Y además las grandes compañías químicas, agrobiotecnológicas
y de energía están formando empresas de innovación
tecnológica para poder aprovechar toda la vegetación antes
considerada marginal (que se había mantenido fuera del mercado
mundial) para mercantilizarla.1 Pero las nuevas tecnologías
no aseguran que la crisis alimentaria y la crisis energética sean
superadas, porque lo que las corporaciones están asegurando es
que los mercados sean monopolizados en beneficio de sus ganancias
ilimitadas. A cambio ofrecen a los gobiernos que reducirán el
hambre y la pobreza en el mundo, que encontrarán la cura de
enfermedades como el cáncer o el VIH, y además limpiarán el
ambiente.
Y así, las costumbres, la cultura y los territorios siguen
transformándose inexorablemente producto de grupos altamente
poderosos, que antes ejercían el control a través de las armas y
el exterminio directo. Hoy sus herederos,
lo hacen a través del control
de políticas económicas sustentadas
en las nuevas tecnologías, amparados
en gobiernos autoritarios
para los pueblos y complacientes para
las transnacionales, que han permitido
en sus propios territorios el
uso ilimitado sobre todo lo que
ellos consideren digno de ganancia.
Ejemplo más reciente de ello es la
UPOV91 aprobado en el Senado
con la venia incluso de dirigentes
campesinos.
Los medios comunicacionales
son otro elemento controlador de la
vida humana, altamente distractores
y dirigidos específicamente a mantener
una masa cautiva para una política
de mercado y cooptadas para
una sociedad de consumo, no pensante,
no crítica, no creativa, no deliberante,
nos incitan a diario a seguir
pautas y modelos estereotipados
de farándula y vida pública
bajo una concepción falsa de la
vida: “tanto vales, según tanto tienes
o consumes”.
Nos encontramos de esta forma en un Chile actual que no
reconoce su alienación ideológica del capitalismo, producto de
una sistemática desinformación, una crisis de los partidos políticos
tradicionales, que se han desentendido de la formación política
y un desgaste en la sociedad que incluye a hombres y mujeres
que han depuesto sus mejores armas, el pensamiento crítico y la
capacidad de acción y movilización hacia una bandera de lucha
común, defender los derechos humanos como un bien único que
les permite sustentar todos los otros derechos económicos, sociales
y culturales.
En este contexto, las mujeres siempre hemos sido más
versátiles en materia de la defensa de derechos, y pese a que
desde los tiempos antiguos el patriarcado se instaló en gloria y
majestad, imponiendo su androcentrismo para ejercer su dominio
sobre los territorios usurpados, hemos dado una lucha permanente
por instalar un nuevo imaginario colectivo. No somos la
costilla de Adán, no somos minoría, no somos las débiles, no somos
las objetos del otro, simplemente somos el genero femenino
de la especie humana.
Y desde esa versatilidad en que nos encontramos ubicadas,
la defensa por la vida, la biodiversidad, la soberanía alimentaria,
los derechos laborales, la educación, la participación política, la
salud, los derechos sexuales y reproductivos han sido una tarea
permanente de las mujeres en todos los tiempos. Desde las diferentes
etapas que ha cruzado nuestra historia como nación, las
mujeres hemos participado en la vida productiva y en tiempos de
guerra y desastres naturales (como el ocurrido recientemente)
las mujeres hemos sido las primeras en levantarnos y organizarnos
para asumir un rol de liderazgo en la reconstrucción y restauración
de nuestros espacios territoriales.
Y así “como el cuerpo se califica como un territorio personal
y privado –un territorio individual– que debe dar lugar a
expresiones de autonomía, igualdad, dignidad y libertad para la
toma de decisiones y la realización de acciones”2, así también nosotras
comprendemos que las organizaciones de mujeres deben
ser el cuerpo que constituya un espacio político y social relevante,
avalado y protegido por acuerdos y convenios internacionales
que consagran nuestros derechos.
La experiencia nos enseña que tenemos que ubicar nuestra
mirada en lo local, desde un contexto global. En el plano nacional,
las mujeres debemos ser capaces de analizar, construir y
reorganizar relaciones de reciprocidad y complicidad entre distintas
organizaciones de mujeres, feministas, sindicales, sociales,
académicos, de instituciones públicas y privadas, que trabajen
por restablecer una red y entramado social crítico y activo en respuesta
al contexto político actual. Trabajar en la formación para
extender el conocimiento hacia otros frentes organizativos; ampliar
las reivindicaciones desde las distintas áreas temáticas en que
nos movemos; no limitarnos a defender sólo nuestro eje temático.
Existen muchos problemas y son originados desde un modelo
hegemónico mercantilista y deshumanizado. Que ha provocado
esta crisis de valores. No permitimos el cargarnos con una responsabilidad
que no tenemos los sectores sociales más deprimidos
económicamente.
En el contexto global, el movimiento social y de mujeres
ha logrado posicionar temas comunes que denuncian y rearticulan
acciones en defensa de los derechos de la madre tierra, la
biodiversidad, la soberanía alimentaria, la defensa de las semillas,
la autonomía de los pueblos, los derechos sexuales y reproductivos
para las mujeres, el reconocimiento de las personas a su diversidad
sexual, e identidad cultural, la oposición firme y tenaz a la
criminalización de la protesta social, Todos estos elementos nos
unifican bajo una cosmovisión ancestral y nos fortalecen con una
identidad de clase, para avanzar en propuestas y estrategias de
luchas comunes. Desde las mujeres, debemos impulsar la defensa
de una agricultura campesina local dirigida a la alimentación mediante
cultivos propios que generen la necesaria soberanía
alimentaria, la producción y la reserva de alimentos, sacando al
capital especulativo e industrial del sector del sector agrícola. La
agricultura industrial calienta el planeta y la agricultura campesina
enfría el planeta, sostiene una declaración de Vía Campesina,
que entre las propuestas significativas para las mujeres rurales e
indígenas del mundo, ha impulsado la campaña por el fin de todos
los tipos de violencia hacia las mujeres, incluyendo la física, la
social y la institucional. “El alcance de la verdadera paridad de
genero en todos los espacios internos e instancias de debates y
toma de decisiones son compromisos imprescindibles para avanzar
como movimiento transformador de la sociedad” (Via .Campesina.).
Si pensamos en la criminalización de los movimientos sociales,
hay países en todos los continentes donde la persecución
ha tomado como su principal blanco a las mujeres que ejercen
roles de liderazgo en los movimientos de derechos humanos y en
las comunidades indígenas, sin contar los países que se encuentran
ocupados por fuerzas militares extranjeras donde el cuerpo
de la mujer es utilizado como botín de guerra. Y si hablamos sobre
la disputa entre los cuerpos, las mujeres estamos una vez más
en situación de ensañamiento y una creciente vulnerabilidad y
desventaja frente a nuestros pares en una sociedad en crisis creada
por el sistema que cuenta con el apoyo de sectores
fundamentalistas y religiosos.
No existe una respuesta única a esta crisis, lo que sí tenemos
en claro, es que hay que abrir muchas compuertas que nos
lleven a una salida determinada por nuestra voluntad de emancipación.
Uno de los objetivos de esta acción emancipatoria de las
mujeres, es el desarrollo de una sociedad más crítica, informada y
propositiva, basada en la igualdad y el respeto a los derechos humanos
de las personas, en la solidaridad entre los pueblos, la defensa
de los recursos naturales y el compromiso de unidad y acción
de hombres y mujeres para enfrentar todas las crisis que tienen
distintos apellidos, pero que se originan por una causa única:
el capitalismo.
* Poeta, dirigenta de ANAMURI y Coordinadora Marcha Mundial de Mujeres-
Chile.
1 Revista Biodiversidad, abril, 2009. (nuevas tecnologías, modas, mentiras y
peligros).
2 Leticia Artiles Visual, ponencia en XI Congreso de ALAMES. Revista Mujer y
Salud. Abril 2010.
Búsquedas 11
Otra vez en la Historia
“todo lo sólido se desvanece en el aire”
“Por primera vez podemos
alterar el curso de millones de
años de evolución de la
biósfera, crear nuevas especies
animales y vegetales e incluso
transformar el material
genético humano. Por primera
vez el hombre está en condiciones
de estallar bombas
nucleares y destruir gran parte
de la Tierra, si no toda ella.
Por primera vez somos los
responsables de una crisis
ambiental de carácter planetario...
Asistimos a un cambio
epocal de tal dimensión que
exige repensar completamente
el mundo y la Historia”.
(Altamirano - Dinamarca:
Después de Todo. Ediciones B,
2000)
Aquí, en pocas páginas, esbozo una
convicción: vivimos un cambio de época
histórico, y también desnudo mi entusiasmo
ante lo que ha sido una búsqueda desde
que soy consciente: observar con asombro
el devenir humano.
En las últimas décadas –a partir de
los años sesenta del siglo XX– conceptos
como sociedad posmoderna, sociedad
posindustrial, sociedad poscapitalista, sociedad
posbiológica pasaron a formar parte
del habla común en las ciencias sociales.
Sé que todos los conceptos no dicen lo
mismo, obviamente. Sin embargo, más allá
de sus diferencias, mediante el uso del prefijo
pos llevan implícita la idea de superación
de una época histórica.
Es como si con distintos lenguajes
se estuviera escribiendo el epitafio histórico
a lo que ha sido el modo de vida construido
por la modernidad –en los últimos
4 siglos, al menos en occidente– y en simultáneo
se estuviera escribiendo, también
con distintos lenguajes, un futuro que será
otra cosa. Y como estamos inmersos en el
cambio, este futuro abierto sólo se puede
nominar como una época posmoderna, en
el sentido de posterior a... Se trata de una
mutación cultural, de una intensa ruptura
en la histórica continuidad de la especie. Y
H e r n á n D i n a m a r c a *
Búsquedas en cambio epocal
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como siempre la Historia está abierta, pues
la hacemos nosotros.
El historiador de la cultura, filósofo
y sicólogo transpersonal norteamericano,
Ken Wilber, explora la transformación
de conciencia presente en todo cambio de
época histórica: el cambio de mirada en la
auto-conciencia, en la relación con los
otros y en la relación con la naturaleza, que
es el signo más profundo de un cambio de
época. Se trata del cambio en la visión de
mundo o paradigma social de una época a
otra. Es el cambio en “Lo que veo”. “Cada
uno de los peldaños (época histórica) del
proceso de desarrollo evolutivo
nos brinda una visión diferente
del mundo.”1
Wilber, heredero de
una tradición de estudios de
la evolución de la conciencia
humana, ha sistematizado las
siguientes etapas en el devenir
cultural: la arcaica instintiva,
una conciencia alerta e
impulsiva propia de los grupos
cazadores-recolectores
primitivos; la mágica, una
conciencia que encantaba el
mundo en las primeras sociedades
tribales; la mítica, una
conciencia conformista de
pertenencia a la tierra, a la
gran madre, al padre sol, además
de etnocentrica, propia
de las grandes civilizaciones
y ciudades estado-antiguas; la conciencia
formal-racional-instrumental, propia de la
época moderna occidental, que representa
el mundo, que separa sujeto-objeto,
conciente e individualista, que tiende a
superar lo etnocéntrico hacia lo mundicéntrico;
y una potencial conciencia
holística, ecológica, integral, respetuosa de
lo diverso, planetaria, que sería precisamente
la nueva conciencia que puja por
emerger en la actual transición de época
histórica o cambio de visión de mundo.
Esto, pese a su relevancia, lo olvidamos
frecuentemente cuando dejamos de
mirar la historicidad de los procesos humanos.
De ahí que en lo cotidiano, a nuestra
tecnocracia modernizante –un poco
anticuada–, le cuesta imaginar que las cosas
podrían ser y hacerse de otra manera.
Pero cada vez más, ante el desafío histórico
de la insustentabilidad, es la ciudadanía
quién explora creativa e innovadoramente
en la bella consiga sesentera inspirada en
la intuición de William Blake: Imaginación
de ayer: evidencia de hoy.
El debate intelectual de nuestro
tiempo en las ciencias sociales, desde los
años 60, ha sido la crisis de la modernidad
y el cambio de época histórica. E historiadores
y pensadores coinciden en que las
transiciones históricas son bifurcaciones
complejas en las cuales se modifica la autoconciencia
humana, la relación de la humanidad
con la naturaleza y la matriz cultural-
material. Es que en un cambio de
época acaece una ruptura en la continuidad
“normal” de la Historia; éstas ocurren
cuando las matrices conceptuales o la visión
de mundo de la época antigua se revela
insuficiente u obsoleta ante las nuevas
realidades. Recordemos que, tanto en la
deriva de la naturaleza como en la historia
cultural, la evolución deviene en continuidades
y rupturas.
En un cambio de época necesariamente
ocurre la deconstrucción de la an-
Búsquedas 13
tigua visión de mundo y, en paralelo, la
construcción de una nueva visión de mundo
o nuevo paradigma social. La tarea teórica
de la deconstrucción y de construcción
en las últimas décadas la han realizado
una pléyade creativa y diversa de autores
que participarían de una suerte de neoilustración,
si se me permite la analogíaen
el actual cambio de época histórica.
Mencionamos algunas tradiciones.
Los posmodernos desconstructivistas franceses;
modernos autocríticos al estilo
Habermas, Giddens y otros; posmodernos
constructivistas de tradición norteameri-
cana; pensadores sistémicos y constructivistas
procedentes de las ciencias naturales
y ciencias sociales; el pensamiento complejo,
como ha llamado Edgar Morin a su
notable síntesis epistemológica; los
posmodernos históricamente constructivistas,
concepto que he acuñado en algunos
libros de mi autoría para dar cuenta de
aquellos autores de oriente y occidente, del
norte y del sur, que exploran en el nuevo
paradigma ecológico y sistémico, que ven
a la Historia en devenir y que, en consecuencia,
comparten que vivimos un cambio
de época histórica, complejo e incierto.2
Reitero que mi perspectiva unificadora
de estas distintas tradiciones es desde
la Historia. Las diferentes denominaciones
que se auto-asignan o asignan al pensamiento
posmoderno emergente entre distintos
autores (ya sea paradigma sistémico, paradigma
de la complejidad, paradigma integral,
paradigma holístico, paradigma
ecológico, etcétera), si bien pueden implicar
sutiles diferencias conceptuales, en
perspectiva histórica todos ellos están siendo
participes del proceso intelectual de
creación de nuevas bases ontológicas y
epistemológicas. Todos coinciden, por
ejemplo, en la superación del paradigma
antropocéntrico instrumental y en transitar
a una mirada integral, en red, de lo humano,
la vida y el Kosmos; así como todos
coinciden en la tarea de deconstrucción del
discurso representacional, simple, que separa,
que fue común a la modernidad. Su
misión, consciente inconscientemente, está
siendo participar en el nacimiento de un
nuevo paradigma social, animando a millones
y millones de ciudadanos del mundo
que en el presente como Historia, desde
su vivir, están intentando co-crear un mundo
diferente y sustentable.
Una análoga dinámica de deconstrucción
- construcción, de ruptura, ocurrió
en la última transición de época en occidente.
Hay consenso entre los historiadores
que durante los siglos XVIII-XIX fue
cuando se consolidó el sueño iniciado en
el Renacimiento de poner al hombre como
medida de todas las cosas. La aventura intelectual
ilustrada terminó de deconstruir
lo viejo y consolidó la nueva visión de mundo,
marcando así el fin de una época y el
comienzo de otra. En el núcleo de la modernidad,
con su luz, ha estado la libertad
creativa y el pionero impulso empático del
romanticismo y la autonomía humana, y,
con su sombra, ha estado el exceso
antropocéntrico instrumental y la conciencia
de separatividad que hoy nos tienen viviendo
una crisis ambiental sin precedentes
en la Historia.
“Los problemas que se plantearon
durante este siglo no hallaron solución en
el marco del régimen social imperante y,
por lo tanto, forzaron el cambio social. Un
cambio social que marcaría el fin de una
época” (J. J. Rousseau, El Contrato Social,
1762). Estas palabras de Rousseau fueron
escritas al calor de los acontecimientos que
precedieron a la gran revolución francesa,
hito histórico socio-político de la modernidad.
Hoy, los historiadores ratifican la
mirada de Rousseau acerca de los cambios
cualitativos y simultáneos que en ese siglo
transformaron las relaciones de producción,
las relaciones de poder, el modo de
vida y la cultura.
Hoy los problemas que eclosionaron
a partir de la década de los 60 del
siglo XX, en especial, la crisis ambiental
(cambio climático, pérdida de biodiversidad
y rarefacción de los recursos naturales),
junto a la presión demográfica, tecnológica
y social, de carácter planetario en
una interconectada Gaia, no han tenido ni
tendrán solución en el marco del modo de
vida imperante –en tanto han sido la causa
de los mismos–. Por ello, el principal desafío
es echar a volar la imaginación creadora.
Se necesita encantarse con la emoción
empática hacia los otros y hacia la vida
que re-emergió en los sesenta y, luego, actuar
en consecuencia.
Quiero detenerme brevemente en
un tema que está en el corazón del actual
cambio social paradigmático. Me refiero a
cómo se ha entendido en la modernidad y
cómo potencialmente se empezaría a entender
en la nueva mirada la idea del cambio.
Y lo hago, pues, como leeremos, el
cambio de visión acerca de la idea del cam-
Búsquedas 14
bio es uno de los signos más poderosos del
actual proceso de transición de época histórica.
Con la modernidad y su idea-fuerza
de progreso emergió un concepto de
cambio en su momento revolucionario,
creativo, aunque con el tiempo desnudaría
su sino arrasador. Para Condorcet (filósofo,
político y matemático ilustrado) y los
padres fundadores de la modernidad el
progreso material –de ahí la alienación en
la posesión– y moral –de ahí en la fe en la
superioridad ante el otro diferente y otras
especies– del ser humano era una especie
de nueva divinidad. (Condorcert - 1793)
Desde esa idea del progreso ilimitado
como algo bueno per se, nacería una
acrítica valoración del cambio por el cambio
y por el cambio. Ésta se instaló lentamente
como un nuevo filtro en la visión
de mundo, en el sentido común del hombre
y la mujer occidental: en “Lo que veo”.
Pese a la reacción desde el romanticismo a
esta mirada, nada pudo con la emergencia
poderosa de esta unilateral nueva idea (pues
progreso no es sinónimo de evolución) y
caímos en el cambio por el cambio ciego e
irreflexivo. Al respecto recordemos el título,
inspirado en Marx, de la obra sociológica
referencial de Marshall Berman: Todo
lo sólido se desvanece en el aire: la experiencia
de la modernidad. Es que hasta hoy la modernidad
todo lo desvanece y lo destruye,
ya sean modos de vida, objetos y experiencias.
Desde esa inercia hemos terminado
por amenazar incluso la continuidad de lo
humano.
Con ese ánimo, la ya antigua tradición
y cosmovisión de la época moderna,
ha desdeñado cualquier tradición –salvo la
propia– y, en consecuencia, ha desdeñado
a la memoria (en paréntesis, si la naturaleza,
hiciera eso, con esa radicalidad, desapareceríamos
de inmediato, en tanto el ADN
es memoria). Fue tanto el ahinco de los
padres fundadores por deconstruir un pasado
en que al ser humano le atenazaban
irreflexivas tradiciones –pues eso era en
parte el mundo feudal y medieval–, que,
como respuesta cultural, instalaron
unilateralmente sus nuevos valores y visio-
nes. Y lo hicieron sin saber que, junto con
instalar sus propias tradiciones, desencadenaban
potenciales resultados indeseados: a
la larga desaparecieron culturas, conductas,
ideas y valores, y hoy incluso amenazamos
a la biodiversidad y a la sociodiversidad.
Debido a la radicalidad de esa amenaza,
en nuestro presente como Historia,
en otro cambio de época, esa idea del cambio
por el cambio ciego e irreflexivo –que
ha estado en el centro de la visión de mundo
de la modernidad– se encuentra en crisis
y en tela de juicio por una nueva mirada.
Esa idea de progreso que arrasaba irreflexivamente
con la memoria y las tradiciones
hoy se nos aparece como un antiguo
valor, una simple tradición moderna
que esta siendo cuestionada por el nuevo
concepto de innovación que emerge con
la nueva mirada posmoderna –y reitero que
escribo pos en estricto sentido histórico–.
La innovación para la nueva mirada
no es el cambio por el cambio, sino que en
cada emergente gesto innovador debemos
en simultáneo considerar a la ruptura, qué
debo cambiar, y a la continuidad, qué debo
conservar. Este nuevo concepto de innovación
subvierte la relación que en la tradición
moderna hemos tenido con el
cambio –en sí lo bueno– y la conservación
–lo malo a priori, salvo para los
conservadores–.
En el actual cambio de época, en no
pocos dominios, es revolucionario ser conservador
y oponerse a cambios que por su
ceguera pueden ser potencialmente
destructivos. Por ejemplo, sujetos y organizaciones,
conciente o inconcientemente,
animados por esta nueva mirada quieren
conservar un acoplamiento estructural
congruente entre cultura y biósfera, luego
se oponen a cambios tecnológicos y productivos
que potencialmente destruyen los
ecosistemas y otras especies. Quieren conservar
la socio-diversidad, luego se oponen
a cambios que puedan dañar a culturas locales
(la película posmoderna Avatar es un
icono de esta nueva tesitura). Quieren conservar
la proximidad humana, luego cuestionan
la sombra que conllevan las Tecnologías
de Información y Comunicaciones
(TIC) con su amenaza a la continuidad de
la relación cara a cara con el prójimo y la
naturaleza. Y quieren conservar la
biodiversidad, luego cuestionan las aplicaciones
biotecnológicas por sus riesgos potenciales
cuando son guiadas irreflexivamente
por la avaricia y posesión.
En síntesis, hoy ser revolucionario
es oponerse a los antiguos valores que ayer
instauró la modernidad y que han resultado
dolorosos, así como hay que conservar
otros que ya son logros valóricos irrenunciables
en la deriva cultural humana: la
democracia, la autonomía y la emoción
empática, por ejemplo.
Este cambio de visión, está en la
base de la idea ecológica de sustentabilidad
que ha revolucionado al mundo contemporáneo,
instalándose en pocas décadas en
el centro de las conversaciones en todos
los ámbitos de lo humano.
Por lo anterior, la idea de cambio
histórico (cambio de época) hoy no debe
conceptualmente ser confundida con la
idea del cambio por el cambio (más allá
que vivimos una época de cambios). La idea
de cambio histórica en la mirada posmoderna
se ajusta a su estricto sentido original:
como una necesidad ética en la especie
ante la insustentabilidad de un modo
de vida ya antiguo.
Al inicio escribíamos que cuando
mutan la autoconciencia humana, la relaciones
con el otro y la relación con la naturaleza,
esta acaeciendo un cambio de época.
Pues bien, es lo que ocurre hoy cuando
en la auto-conciencia humana el valor de
la autonomía, el gran logro moderno, se
complementa con la sensación de pertenencia;
cuando en la relación con los otros,
la competencia es complementada con la
colaboración, mientras la simple tolerancia
entre iguales es trascendida por la emoción
empática del respeto a la legitimidad
del otro y la otra, según gusta decir a nuestro
biólogo Humberto Maturana; y cuando
en la relación con la naturaleza empezamos
a entender que como seres humanos
somos cultura y biósfera, imbricados y
en continuum.
Búsquedas 15
* www.hernandinamarca.cl
1 De la profusa obra de Ken Wilber, sugiero el libro
Breve Historia de Todas las Cosas, editado por
Kairós en español.
2 A quienes se interesen por esta materia sugiero
el capítulo 1 del libro de mi autoría Epitafio a la
Modernidad (ver en www.hernandinamarca.cl) en
el que hay un intento de sistematización de las
diferentes miradas interpretativas del presente
como Historia.
En lo personal, en el actual cambio de época me
gusta hablar de autores que están creando en los
últimos cicncuenta años e inmersos en una
postmodernidad históricamente constructivista,
relevando así a un conjunto plural de pensadores y
actores sociales que han venido proponiendo
emociones, ideas y prácticas para las construcción
cotidiana y sincrónica de un mundo diferente.
Entre ellos, menciono a los que a mi me han
animado, aunque sé que son legión: Fritjof Capra,
Ken Wilber, Brian Swimme, Hubert Reeves, Morris
Berman, Humberto Maturana, Riane Eisler, De
Souza Silva, Francisco Varela, Vandana Shiva,
Gregory Bateson, Thomas Berry, Abraham
Maslow, David Ray Griffin, Edgar Morin, Jeremy
Rifkin, Bruno Latour, y tantos otros pensadores y
científicos, diversos entre si, que ni siquiera se
sentirían tal vez interpelados por nuestro afán en
inscribirlos como tales. Pero confiamos que en
perspectiva histórica serán más unidos que
confrontados.
Tal como hace algunos pocos siglos,
en los orígenes de la época moderna, el
proceso histórico que impulsaron los padres
fundadores, con sus ideas de progreso
y de racionalidad instrumental, llevaron a
que “todo lo sólido del antiguo mundo feudal
se desvaneciera en el aire”; hoy, de igual
modo, pero en distinto signo, las nuevas
ideas del paradigma ecológico llevan a que
“todo lo sólido del antiguo mundo moderno
occidental se desvanezca en el aire”.
Claro que, igual que ayer, en ese
proceso histórico se está gestando otro
“aire”, cuyas “moléculas” son las nuevas
ideas y valores que respiraremos todos en
el mañana. Y quizas qué nuevas tristezas y
alegrías, sufrimientos y sueños, nos depare
ese mañana. No sabemos. Lo que sí sabemos
es que, a manera de cambio histórico,
hoy en el aire flota una nueva mirada y
nuevas conversaciones.
Ak’abal,
el poeta maya del nuevo tiempo
Aprendizajes para el Nuevo Tiempo, la Cuenta Larga de 5200 años que se
inicia en diciembre del 2012 (Sexto Sol)
A l e j a n d r a P a l l a m a r y E s t e b a n V a l e n z u e l a *
Foto: Amanda Valenzuela
Búsquedas en nuestra palabra
16
Si te encaramás en un viejo ciprés
y trepás por sus ramas
verás que la tierra
no está lejos del cielo.
De vez en cuando camino al revés
es mi modo de recordar.
si caminara sólo hacia adelante,
te podría contar
cómo es el olvido
(Con los ojos después del mar).
Humberto Ak’abal es la principal voz
poética de Centro América, es maya kiché, de
la lengua del Popul Wuj, el libro sagrado. Vive
en los bosques de Totonicapán, en medio de
colinas verdegrises de cipreses que las comunidades
cuidan desde siglos con reglas estrictas
de sustentabilidad. Una región a los pies
de la Cordillera de los Cuchumatanes, en el
altiplano de volcanes, lagos y soledades. Es un
poeta lárico, como nuestro Jorge Tellier, que
escribe sobre su pueblo, Momostenango, donde
nació en 1952. Es breve, como los mayas,
minimalista, como si Basho, el poeta japonés
de los aikus se hubiese formado en la ciudad
de Kumarkaj. Poemas de Chanalik, Desnuda
como la primera vez, 2004. Allí la lluvia, la violencia, el silencio,
la poesía: “Llueven los cantos de los cenzolotes, enamorados de
la lluvia y el sol, parado a medio cielo, sin paraguas”.
Ak’abal nos muestra sin preámbulos el tejido de su alma,
sus ingredientes mas preciados: el pasado como un tiempo fundamental
(“de vez en cuando camino al revés…”) y la naturaleza
como espacio de conexión con lo sagrado. En la cosmovisión
Maya la escucha del pasado, es decir, el recuerdo vivo de los
ancestros y el asombro amoroso frente a la naturaleza están entretejidos
en el mismo acto. Los ancestros son el vínculo con los
orígenes de nuestra vida, nosotros eslabones de traspaso con la
vida que vendrá. Todos llegaremos a ser ancestros: “las generaciones
actuales naceremos en la otra dimensión y entonces seremos
ancestros de la humanidad, abuelas y abuelos de la vida”. El
cosmos, el sol, la tierra y la naturaleza posibilitan la vida; “engendran”.
La naturaleza y los ancestros nos recuerdan “el concierto
cíclico de la creación”: nacimiento, crecimiento, realización
e integración al origen.
“Como el canto de los pájaros, el sonido del viento, el
canto de los grillos, así son las palabras de la abuela comadrona
que animan al ser cósmico de los retoños para viajar y florecer
en esta dimensión. La palabra de la abuela comadrona es la experiencia
de la vida milenaria. Su melodiosa voz es acompañada
con los sonidos del caracol, que anuncian al Cosmos que ha nacido
un nuevo integrante”, nos dice Riogoberta Menchu con otros
sabios en el texto Plenitud Maya. Ak’abal habla de esas tradiciones
que les habita.
Hablando solo
si no tenés nada en la cabeza
cerrá la boca
no gastés saliva por gusto
Y la abuela
me dejaba hablando solo
Búsquedas 17
La madre, la
abuela, representantes
vivas de la cadena
eterna de la vida, son
voces de sabiduría y
enseñanza. Sus mensajes
contienen un conocimiento
milenario
de la naturaleza, que
se ha traspasado de
generación a generación;
la inquietud de
un animal, que percibe
un entorno cambiante,
una ruptura
de su cotidianidad, y que nos envía así señales de lo que ocurrirá.
La abuela enseña a callar, desalienta todo falso orgullo acerca de
las propias palabras. La cosmovisión Maya invita a la humildad.
Para ellos aprender la tradición es observación y escucha desde el
silencio. El silencio posibilita la escucha: “especialmente del fuego
y de sus mensajes”.
Hemos escuchado las palabras nostálgicas de amigos mayas
que recordando a sus antepasados nos dicen: “no escuché a mi
abuela que me hablaba de las nubes y lo que nos enseñan, ella
podía predecir el tiempo y las cosechas observando el cielo todos
los días”. La desconexión con los ancestros y la naturaleza provocan,
desde esta mirada, autosuficiencia y sobrevaloración de la
inteligencia sobre la sabiduría. En el silencio, la observación y la
escucha se manifiestan las generaciones pasadas y la conexión con
el universo.
Ak’abal teje los versos que unen el cielo y el inframundo,
lo razonable con lo que no tiene sentido. Se entrega a la tarea de
escribir, aunque en el pueblo del maíz, de los telares y de los bosques
profundos de su tierra, algunos le miren con sospecha:
La poesía
finalmente
me convirtió en un huevón
y ahora
no hago otra cosa
sino escribir
La académica Martha Canfield de la Universidad Foscari
de Venecia, una de las traductoras de Ak’abal, ya a una docena de
idiomas, dice que juega con las sílabas en el juego llamado
glosolalia, el cual según Octavio Paz es un fenómeno antiquísimo
de todas las culturas, de Oriente al Mediterráneo, reinventada
por Huidobro en Altazor. Los animales hablan: “TUKUR, TUKUR,
TUKUR... tecolote, tecolote, tecolote, el pájaro canta su nombre
nocturno”.
Los tecolotes son los búhos, como el Tutuquere de los
mapuche. Ak’abal vive caminando por los bosques y caminos rurales
de Momostenango, donde tiene su casa sencilla en una esquina
del borde de la pequeña ciudad maya. Tiene un asiento de
piedra y barro adherido a la fachada, como los antiguos de Chile
que observaban el ir y venir de las gentes, el sonido de las vacas y
caballos en los adoquines, y en la noche el canto de los tecolotes
que revolotean las quebradas. Nos recuerda al poeta Elicura
Chihuailaf que sabe distinguir el canto de treinta aves y recitar en
su lengua aviar a una docena. Ak’abal habla como un búho que
observa silente.
La voz de los tecolotes
es eco de otro mundo
La raíz de su canto
está en la oscuridad de la noche.
Ak’abal vive en comunión con los animales. Como
Apolinaire que escribió El Bestiario, Ak’abal escribió su Ayuq –o
El Animalero– en el año 2000. Le habla a las polillas –carpinteros
de toda la vida–, a los murciélagos "que esperan la noche para ver
su camino", o "la tórtola canta y con suavidad de musgo acaricia
su nido".
Los bosques son su refugio en Guatemala, mientras el
mundo acecha con su dolor y su rabia. Los jinetes de la muerte
asesinaron al alcalde de La Democracia, a la socióloga que investigaba
la corrupción, al activista kakchikel Lisandro Guarcax...
Se acerca el fin de una época y comienza un nuevo ciclo. Humberto
Ak’abal, que sueña en kiché y español, quiere la restitución de la
buena vida que fue destruida. El Maya –gente del maíz– reclama
y sueña con el Paraíso que fue y que vendrá, en su propia escatología:
Aquí era el Paraíso
Maíz, trigo y frijol,
no había fruto prohibido,
las culebras eran mudas
Jelik Chumil y Kowilaj Chee
hacían el amor sobre la hierba
y se cubrían con el cielo
Hasta que hablaron las serpientes
prohibieron los frutos
y se repartieron entre sí
el paraíso.
Búsquedas 18
* Trabajan en Guatemala con municipios y textileros
mayas, desde el coaching a la danza comunitaria.
Búsquedas en nuevas y antiguas cosmovisiones
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Estabas tú y estaba yo cuando nació
el universo hace 15 billones de años, en una
gran fulguración. Energía, fuego, luz y calor
estallaron en todas las direcciones
creando el universo, el tiempo, el espacio.
La materia de todo lo que alguna vez existiría
–galaxias, estrellas, planetas, océanos,
montañas, árboles, hormigas, elefantes,
Buda, Jesús, Teresa de Ávila, Quetzalcóatl,
Sor Juana Inés de la Cruz, tú, yo– estaba
presente en la energía de esa inimaginable
fulguración primordial.
Estabas tú y estaba yo durante los
siguientes billones de años de noche fecunda
cuando los átomos se juntaron para formar
hidrógeno y helio.
Estabas tú y estaba yo cuando en un
instante de esta noche fecunda, el universo,
en un gran estremecimiento, dio a luz
a más de 100 mil millones de galaxias
–incluyendo la nuestra, la relativamente insignificante
Vía Láctea–. Cada galaxia tenía
su propia dinámica interna; cada una
creó millones y millones de estrellas. La
inmensa creatividad que produjo el nacimiento
de las galaxias fue un evento único:
nunca nacerá otra galaxia.
Estabas tú y estaba yo cuando hace
unos 5 billones de años, en una esquina de
la Vía Láctea, nació nuestra estrella desde
la materia estelar de la explosión de una
supernova. Una vez nacido, nuestro sol
mostró los mismos principios de auto-organización
presentes en el universo entero
¿Quiénes somos, al final del día?
No sé, pero puedo decirles
de dónde hemos venido
M a r y J u d i t h R e s s *
y creó su propio sistema de planetas, incluyendo
al nuestro.
Estabas tú y estaba yo cuando la tierra,
debido a su posición en relación al sol
y a su propia dinámica interna, mezcló dentro
de su vientre los minerales, los gases y
líquidos a partir de los cuales creó, hace
unos 4 billones de años, la primera célula
orgánica. Poco a poco, estas células aprendieron
a recordar, a juntarse, a adaptarse.
En un gran salto, aprendieron a “comer” la
energía del sol. E inventaron el sexo para
reproducirse; y también inventaron la
muerte a medida que algunos seres vivientes
aprendieron a comerse a otros.
Estabas tú y estaba yo cuando hace
600 millones de años, nacieron una variedad
asombrosa de organismos multicelulares:
gusanos, corales, insectos, almejas,
estrellas de mar, esponjas, arañas,
vertebrados, etc. –además de otras especies
hoy extinguidas–. Los gusanos aprendieron
a culebrear para cazar, mientras
otros seres desarrollaron alas. Algunos inventaron
los dientes, mientras otras criaturas
inventaron la concha.
Estabas tú y estaba yo durante el
milenio siguiente, cuando las olas del mar
fueron dejando algunas plantas enredadas
en las rocas y éstas aprendieron a vivir a la
orilla del mar; cuando poco a poco, algunas
de estas plantas se convirtieron en árboles
y fueron capaces de llenar de vida
verde los continentes vacíos.
Estabas tú y estaba yo cuando los
animales siguieron a las plantas hacia la tierra
y en algunos milenios más los continentes
fueron habitados por anfibios, reptiles,
insectos y dinosaurios.
Y también estabas tú y estaba yo
cuando hace unos 67 millones de años, una
colisión astronómica cambio la atmósfera
de la tierra a tal punto que casi todas las
formas de vida animal tuvieron que
reinventarse a sí mismas o desaparecer.
Esta destrucción también abrió nuevas posibilidades:
las aves y los mamíferos –que
no habrían podido desarrollarse en presencia
de los dinosaurios– florecieron como
el resultado de este supuesto desastre.
Estabas tú y estaba yo cuando los
mamíferos, al establecerse de manera permanente
en la tierra, hace unos 60 millones
de años, empezaron a desarrollar una
sensibilidad emocional –una nueva capacidad
del sistema nervioso para sentir el
universo–. Tanto la belleza como el terror
del mundo se incrustaron profundamente
en la psique de los mamíferos, incluida la
de los humanos. En algunas instancias muy
raras, sobre todo en los primates, esta sensibilidad
emocional se combinó con una
capacidad neural de conciencia consciente
de sí misma –este fue el caso de los mamíferos
humanos–.
Estabas tú y estaba yo cuando hace
4 millones de años, nuestros/as ancestros/
as se pararon en dos pies; cuando hace 2
Búsquedas 20
millones de años, hemos empezado a usar
nuestros manos para moldear la materia de
la tierra en herramientas y a controlar el
fuego; cuando hace unos 35.000 años, hemos
alcanzado un nuevo nivel de conciencia
que expresábamos festejando con danza
y música y realizando ceremonias en
torno al paso de las estaciones y a la muerte
de nuestros seres queridos; cuando hace
unos 20.000 años, hemos empezado el ciclo
de domesticación del plantas y animales
que también nos fue domesticando a
nosotros en la medida en que ya no teníamos
que seguir cazando y recolectando en
tribus nómades.
Estabas tú y estaba yo cuando, con
un aprovisionamiento seguro de alimentos,
empezamos a vivir en aldeas. En este nuevo
contexto, pudimos desarrollar la cerámica,
el tejido, la arquitectura; pudimos
construir templos y hacer ritos a la Gran
Madre. Entre el período que va desde
10.000 hasta 5.000 años atrás, creamos las
estructuras del lenguaje, la religión, la
cosmología, las artes que definirían a la civilización
humana hasta hoy en día.
Estabas tú y estaba yo cuando hace
5.000 años, hemos establecido las grandes
civilizaciones urbanas como los nuevos centros
de poder: Babilonia, París, Roma, Jerusalén,
Atenas, Cairo, La Meca, Delhi,
Tenochititlán, Cuzco. Estas grandes ciudades
se caracterizaron por sus relaciones
jerárquicas y por el énfasis en la especialización
de los trabajos. Fue una época de
muchas transformaciones: los ríos y los
mares podían ahora ser navegados y usados
como vías de transporte; los bosques y
los minerales podían ser explotados como
recursos. En esta época la civilización humana
creció en número y en riqueza: construimos
grandes catedrales, palacios y templos.
Para proteger esta riqueza, creamos
la fuerza militar con armas cada vez más
sofisticadas. Las guerras empezaron a ser
crónicas. La Diosa Madre de los tiempos
neolíticos, más vinculada con la agricultura,
fue reemplazada por un Dios Padre que
como rey, gobernaba desde el cielo.
Estabas tú y estaba yo cuando durante
los siglos 19 y 20, hemos desarrollado
el estado-nación con su mística del nacionalismo,
el progreso, las libertades democráticas
y los derechos individuales a la
propiedad privada y al lucro económico;
cuando hemos desarrollado tremendos
poderes científicos, tecnológicos, económicos
hasta que podemos –en nuestra forma
humana– controlar los procesos mismos
de la tierra y usarlos para el bien de
nuestra especie.
Estabas tú y estaba yo cuando recién
en estos últimos años estamos descubriendo
que el universo no es un “lugar”,
un telón de fondo para nuestro actuar, sino
una comunión-en-evolución constante de
seres cada vez más complejos.
Estás tú y estoy yo cuando la vida
misma nos hace recordar lo que la memoria
de nuestros cuerpos, las células de origen,
siempre han sabido: que nada existe,
ni ha existido, ni existirá, por sí mismo, sin
todo el resto de lo existente. Todo es parte
de un mismo Misterio. Somos un eslabón
en una cadena de ADN que se reformula y
transforma en cada momento.
Acuérdate bien: estabas tú y estaba
yo presente en la bola de fuego al principio
del universo; después, en las galaxias;
luego, en los planetas; más adelante en el
culebrear de los gusanos, en el volar de las
aves, en las ramas gigantes de las araucarias;
y aun más adelante, en ese primer ser humano
que se paró en dos pies y usó sus
manos para recoger el fuego; después en
la tribu recolectando fruta en el bosque;
luego en la aldea celebrando los ciclos de
la Gran Madre y más adelante en la ciudad
dominada por la catedral donde fuimos
para rezar al Dios Padre.
Y luego, estarás tú y estaré yo presente
en los seres que vendrán después de
nosotras/os quienes, como dijo H.G. Wells,
“extenderán la mano y tocarán las estrellas”.
Estaremos en las nuevas especies, más
complejas que la especie humana, que alcanzarán
modos de ser aún más íntimamente
relacionados entre sí. Nuevas sorpresas
en esta danza cósmica de la Sorpresa Sin
Fin.
*
1 H.G. Wells, "The Discovery of the Future" (1902),
citado en IDOC Internazionale 6/89, "After Death:
Earth as Matrix," p. 2.
2 Esta meditación surge después de haber leído el
prólogo del libro The Universe Story de Brian
Swimme y Thomas Berry (San Francisco: Harper,
1992).--MJR
Búsquedas 21
Búsquedas en poesía
22
Búsqueda
Paz Molina
Y busco un nombre
un enigma
una fantasía
A lo mejor un fantasma
que bese mis labios
con pasión inusitada
Yo busco un manantial
una ceremonia
un signo
que revele la razón
de mi sed insaciable
Yo busco mi corazón
perdido hace tiempo
entre las nieblas
del desamparo
Yo busco mi vida
vuelta cenizas
en el valle de la tristeza
Yo busco consuelo
en tus ojos llenos
de felicidad
En esta búsqueda, démosle una oportunidad al amor:
dejémosle asomarse, como dijo Erick Lewin.
Diálogo
Alejandro Illanes Mora
-Escuchemos el silencio al morir el día
-No puedo
-¿Por qué?
-Sólo oigo mi corazón
-Veo brillar tus labios
con el reflejo de las primeras estrellas
-¡Que bello! ¿Y tú?
-Cierro los ojos y oigo
-¿Qué oyes?
-Oigo el sonido musical de tu voz
que me hace vibrar el alma
y con ello veo tu sonrisa
-No sé si sonrío o lloro,
la felicidad me llega
con humedad en los ojos,
como un rocío del alba,
y no veo, ni oigo
-Déjame rozar tu pelo
con mi cara calva
para levantar tu aroma
y me embriague el alma.
Apoya tu cabeza en mi hombro
para respirar tu aliento
que ya me sabe a malva
-El día se va y la noche llega
dejemos este parque y vamos andando,
de las manos tomados,
y caminar como antes, cantando…
El caracol y la mariposa, Osvaldo Pellegrini, artista visual argentino.
http://www.osvaldopellegrini.com.ar/tintasolpage.html
Búsquedas en fractales
23
Estamos atenazados en una paradoja compleja y aparentemente
sin salida. La actual tragedia de la civilización global
es que si seguimos creciendo económicamente, más
temprano que tarde podríamos morir por insustentabilidad ambiental, y si
no seguimos creciendo económicamente, también podríamos morir por
insustentabilidad social, pues en caso de para muy bruscamente la locomotora
del crecimiento económico sobrevendrían explosiones sociales inmediatas.
Baste pensar, por ejemplo, qué ocurriría en términos del modo
de vida y socialmente si paramos la máquina energética de combustibles
fósiles y el consumismo material desbocado, en pocos años, que es lo que
la urgencia aconseja. Las propuestas del quehacer están hace rato, lo que
no tenemos es mucho tiempo. Semejante pregunta y paradoja, que duele,
necesita del talante y el talento individual y colectivo, de imaginación creadora
y voluntad, como nunca antes en la historia.
Hernán Dinamarca
Preguntas del buscador
La vida es sagrada
“La sustentabilidad de la comunidad
de Findhorn no tiene tanto
que ver con las características materiales
de la ecoaldea (producción
local de alimentos, energías
renovables, etc.) como con la convicción
de sus miembros de que
la vida es sagrada, que somos coparticipes
de la creación, y que al
fin de cuentas somos nuestro propio
mundo que se conoce así mismo”.
Cecilia Montero, revista Somos
nº 5, enero 2011.
Búsquedas en calidad de vida
fragmento de economía a escala humanafragmento humana
Despacio, despacio... 20 razones para ir más lentos por la vida, María Novo,
Ediciones Obelisco, Barcelona, 2010.
Búsquedas en fractales
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La gente que atiende pacientes en los servicios de salud
pública tiende a insensibilizarse como opción defensiva para
no sufrir “empáticamente”. Sin embargo por esta vía se
insensibilizan en el trato al paciente.
¿Habrá una manera de resolver esta contradicción permitiendo que se proteja
emocionalmente el agente de salud, pero que pueda a la vez tener un
trato con sensibilidad hacia el paciente?
Eduardo Yentzen
Preguntas del buscador
La creación
Sobre la Creaciòn y el misterio de la
vida: "NO HABÌA NADA QUE ESTUVIERA
EN PIE, SÓLO EL AGUA EN REPOSO,
EL MAR APACIBLE, SOLO Y
TRANQUILO". Popul Vuh.
En la religiosidad maya Dios es el Señor
del Cielo y el Corazón de la Tierra,
universo y tierra se funden,
agradecen a la tierra y no piden tanto
al cielo; es menos antropocentrista
por su panteísmo con la naturaleza;
prenden una vela antes de
sembrar, besan la tierra antes de
arar, piden perdón al árbol antes de
talar...
Esteban Valenzuela
Búsquedas en cosmovisión
“Estoy jugando con lo elemental de la
naturaleza; sabemos que está la naturaleza,
pero no sabemos lo que está
protegiendo precisamente la naturaleza
o lo que nos fascina de la naturaleza.
Yo pienso lo siguiente: vivo en la
ciudad, en el centro de Temuco. Se instalan
árboles en la ciudad, en la plaza
y esos árboles cumplen un rol, son
puntos de encuentro, dan una calidez
distinta; el resto se llena de hormigón
pero siempre en la grietas surge una
especie que es muy porfiada, que es
más porfiada que cualquier sujeto
humano, porfiada por que no necesita
moverse, resiste el calor, resiste
que la saquen constantemente pero
surge porfiadamente y esa porfía
tiene que ver con la vida. La vida
es porfiada y nosotros también,
porque hemos estado cerca de esa
idea de tierra y naturaleza. Allí hay
una esencia que para mí es importante
reconocer: esos seres se alimentan
de luz; qué más mágico
que esto: entendernos flotando en
el universo, en el cosmos cataclísmico;
qué más esencial que entenderlo
así: ‘seres que se alimentan
de luz’.”
Entrevista a Eduardo Rapimán, pintor mapuche.
http://www.azkintuwe.org/20110420_002.htm
Flotando en el universo
búsquedas en artes visuales
Pintura de la serie Árboles, de Eduardo Rapimán