martes, 28 de julio de 2015

Entre la Separación y la Integración 35


Entre la Separación y la Integración 35

El poder  sano como arquetipo de la salud  1

Es claro que el poder de dominación  es un gran obstáculo para el desarrollo de la  salud como capacidad humana  de realización individual y colectiva, en armonía con la naturaleza, con sentido de misión ..

Todavía tienen sentido  las palabras de Voltaire: ”La  pasión de dominar es la más terrible  de todas las enfermedades del espíritu  humano.”

Algo de ello  advierte Cervantes   cuando comunica el decir d e Sancho, pronto a tomar sus responsabilidades en la  Ínsula: “Yo me imagino que es bueno mandar , aunque se a un hato de ganado.”

Sin embargo,  poder es capacidad, la necesidad de mandar  de controlar .  de  acumular, de dominar, de ser temido o envidiado son formas como se expresan  ciertas capacidades humanas, pero, también , existe  un poder de cuidar , de cooperar, de amistad, de amor, de  escuchar, de dialogar , de llevar a la  sinergia, de hacer liderazgos  integradores ,de hacer   crítica  constructiva, de  desarro-llar y educar  en dirección y práctica  de  un sentido común, de una mentalidad humanista ecológica…
Existe un poder sano



Nuestro bosque de espeso y yerto pragmatismo, acompañado-gran y comprensible  paradoja- por inútiles intentos de establecer  momentos  utópicos absolutos, sin trabajo, disciplinas y procesos de aprendizajes previos, nos aleja de la consideración de los árboles fundantes de nuestra condición humana. Uno de ellos es el poder,  ubicuo, hipócrita, denostado, tan parte nuestra como las células o la esperanza.
Nos proponemos sugerir algunos elementos de juicio para el estímulo a las conversaciones, reflexiones y actividades formativas en torno al poder humano, diferente al de la naturaleza, al de las máquinas, al de los documentos notariales.
Tomamos como  ángulo de miras a la salud . Nos preguntamos por la salud del poder. La intención  es  de contribuir a  las búsquedas de “terceras vías, entre el “pan pragmatismo” de la adscripción  acrítica al mundo, del  uso y de la adicción al poder, y el reino  etéreo o retórico  de la evasión  hacia una negación  utópica de la existencia y necesidad del poder.
Cuesta admitirlo,  pero hay un cierto sincretismo,  una sobre posición de contenidos entre poder y salud. Poder es capacidad, poder   realizar algo, con la imaginación, las manos, la voz,  el dinero, la influencia, la inspiración…Cuando hablamos de salud nos referimos a ciertas capacidades, poderes, postulados como  positivos, tendientes a la actualización  de algunas posibilidades  humanas: goce, comunicación,  trascendencia, identidad. Sí  nos referimos  a la capacidad vital, o a la de integrar, como rasgos de salud, allí está implícito el poder como la medida de sus alcances, lo que se “puede “ en vitalidad o en integración .
Hay un poder  de las diferentes dimensiones de la salud. A la inversa, se da, igualmente, la salud de las diferentes expresiones del poder. Es una indicación sobre la dirección de un determinado poder. A partir de una visión de salud integral, de considerar como válida la salud de todas las personas, del reconocimiento del valor de cada ser humano, el poder de dominación es propio de una “mala salud”.
Profundizar  en la concepción del poder es relevante para los trabajadores de la salud, la educación, el desarrollo social, los temas ambientales y la cultura. Lo es para todo un país que pretende abrir un ancho camino a la cultura .

Continuará