Conversando sobre la Amistad (275)
Amistad con los recuerdo, con la buena
salud del rememorar
Un prólogo
Dando vida
a los Recuerdos
Santiago en la
Memoria
Taller literario la MAMPARA
Luis Weinstein
El recuerdo es una dimensión de la realidad, de la realidad a la escala humana.
Recuerdo , palabra
apuntando a algo personal, profundo, nada menos que al corazón…. No en balde la Memoria
fue la madre de las Musas.
Kierkegaard le otorga
toda su dignidad al decir
que el recuerdo es “el más perfecto
modo de vida que se puede
imaginar”. Leclerc se sitúa en
el otro polo valórico : “el
recuerdo es un veneno que se forma
en nuestra alma y que va
aniquilando la sensibilidad del corazón.”
Antonio Machado no entra en
esta tensión de aparentes contarios y expresa, caminando sin camino por la senda de una pregunta sorprendente:
“Cuando recordar no puedo
¿ Dónde mi recuerdo irá?
Una cosa es el recuerdo y
otra cosa recordar.”
Las autoras y los autores de este nuevo libro de La Mampara contestan a su modo a Machado, entran en
los recuerdos , se integran con ellos, los convierten en amigos, en escritos,
en mensajes, en testimonios, en poesía
con o sin verso mediante.
Los recuerdos entran en el preconciente o en los laberintos oscuros del inconciente. Son personales o
desvaídos de interioridad, llegan a
constituirse en a
personales, pre personales, para personales, anti personales…o en parte de la
identidad irrenunciable.
En este caso, los recuerdos, el acercamiento al corazón, es a Santiago-
Es el Santiago de la plaza Bogotá, del Centro Carol
Urzúa. quien acoge, especialmente, las rememoraciones y creaciones.
Emerge una lectura de recuerdos armoniosos, personalizados, cordiales…
Una lectura dialogal, en varios
planos. Por una parte, por esa emoción
de cercanía de vida al recordar, por esa relación tan humana con el tiempo, esa
vivencia singular del transcurrir
de los días, de los cambios de
circunstancias , del propio cuerpo, de la misma memoria, aunque en lo central está la mismidad,
seguimos siendo los mismos, nos reconocemos, nos identificamos con nuestro único yo de siempre.
Emoción existencial, del ser, del ser en el sentido
de verbo, del estar siendo, donde van ocurriendo sucesos…Al mismo tiempo ser-sustantivo,
un fondo, un ente que permanece igual. Juntos, siameses,
gemelos casi idénticos, los espectros eternos de Heráclito y Parménides , cambio y no cambio, identidad última detrás de las apariencias…
Emoción llena de contenidos
tangibles, terrenales,
porque los grifos, los tranvías, los buzones, los fantasmas, los cielos,
las abuelas, los juegos de
antaño, nos llevan a ese
Santiago que sólo existe en el
patrimonio intangible cuyo otro
nombre es adulto mayor.
Es decir , un libro amable, libro
valioso. Libro
querible, donde la verdad y la
belleza se dan la mano. La verdad, del Santiago más joven, menos ruidoso,
menos asfixiado de vehículos, de vibración de celulares
,de omnipresente realidad virtual, de agobiante premura que ya transita por el sin sentido
de negar la existencia del
otro transeúnte, vecino, coexistente.
Belleza , del encuentro de
las palabras de las autoras y los autores, sus vivencias integrándose con las nuestras, las del mundo
interior de los lectores, despertando , tal vez, aquello que Lienlaf llama el ave del corazón.
Lo cierto es que la Mampara
nos obsequia una lectura dialogal. Su creación abre la llave para abrir sus recuerdos y nuestros recuerdos. Se abren cerraduras para acercarse a su poesía , a la poesía de
Santiago, poesía a pesar de todo .
poesía de nuestra existencia.
Vuelve a preguntar Machado:¿ A dónde irá mi recuerdo? Permanecerá dentro
de nosotros hasta que se mueva una Mampara poética
y reconozcamos que está vivo, sano, joven y dispuesto a
ser nuestro amigo.