sábado, 10 de junio de 2017

Fábulas y para fábulas 11

  Fábulas y para fábulas 11
(Fábulas y Para Fábulas 
Ediciones Co Incidir 2017
de Fábulas Abiertas
Textos cortos)

               
  El Sabio y la Magia    
 Subía la montaña . Sentía su cuerpo, denso, cierto. El aire   era puro, frío como una verdad cortante de tan tremendamente certera. De súbito, lo vió. Altas las orejas, celeste los ojos, la observaba, amable, el conejo rosado. Se entendieron en forma instantánea. No  sabemos cómo , pero  el conejo rosado empezó a caminar por una senda, tal  vez inédita, que  se  iba abriendo sola    a su paso... y ella lo siguió, sin   vacilaciones, como  si  se tratara de confiar en un conocido  de siempre. Tengo un invitado que  desea conocerte , dijo  él,  también con  naturalidad , aparentando ser un ser bien versado  en la comunicación humano. La nieve ,  a pocos  metros  sobre ellos  , parecía tranquila , expectante. Un  cóndor voló por encima , lento,  como observando  con atención. El conejo rosado le hizo un leve y muy correcto gesto de saludo y el ave  prosiguió su ruta ,  moviendo las alas al modo de un aviador  diestro y alegre.
Tengo un invitado  que desea hablar contigo,  insistió el conejo . Ella vió  como la  boca  de una madriguera  se ensanchaba, se adaptaba   a su  cuerpo, tomaba la forma familiar de una puerta hospitalaria. El  conejo la precedió  en  entrar   a una habitación     en que reinaba una temperatura  agradable y parecía   presidir una figura... que ella reconoció  de inmediato.
 Eres el  ser sabio , le dijo. Sí dijo él , el tuyo...
El conejo  rosado  se subió a la rodillas del ser sabio  . Ella sonrió  y el conejo desapareció en su sonrisa .
Esa no es la magia, dijo el ser sabio , como  si estuviera siguiendo su pensamiento.
La magia, continuó afirmando, es el regalo de existir… la montaña, los conejos, los cóndores, los humanos, el tiempo,   el mensaje del sol a la  tierra, el nacimiento   de los niños...
 Ella agradeció el regalo del recordar el gran regalo ,siguió mirando  la cordillera nevada , escuchaba el silencio, sentía el aire  puro y  la indudable presencia de  su cuerpo.