Hacia
la Internacional de la Esperanza
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Boletín 5
Segunda parte
El Planeta de la Esperanza 5
LA llegada del Sentido concitó la expectativa y la atención de
todas y todos los concurrentes .
E l propio Planeta dió pequños movimentos de alegria, en una zona
que estaba reservada para que pudiera expresarse a voluntad.
Escuchando el “Gracias a la Vida”, dijo
el Sentido, me acordé de una
conversación que se celebró hace poco
en el planeta que lleva mi nombre.
En un momento dado, la
Atención(y la Esperanza…) se
concentró en un intercambio entre Hermann Hesse y Antonio Machado.
Fue más o menso así :
Dice Hermann Hesse
“Escalones
Así como cada flor marchita y cada juventud
cede a la edad
Así también florece cada peldaño de la vida.
Florece cada sabiduría y también cada virtud
A su tiempo, y
no debe durar eternamente.
En cada llamado de la vida el corazón debe estar
Listo para el adiós y un nuevo comienzo,
Para entregarse con coraje y sin vacilar
A nuevas
vinculaciones.
En el interior
de cada inicio vive un hechizo
Que nos protege y nos ayuda a vivir.
Nosotros debemos transitar ,serenos, espacio tras espacio,
De ninguno aferrarnos, cual si fuera una
patria.
El espíritu universal no quiere encadenarnos y
estrecharnos.
Apenas nos hemos acostumbrado en confianza.
,entonces amenaza el rechazo,
Sólo el que esté listo para ponerse en
marcha y viajar
sabrá librarse de la costumbre paralizante.
Quizás la hora de la muerte
nos envíe al encuentro, de manera joven,
nuevos espacios
La llamada de la vida hacia nosotros y jamás
terminará.
Corazón, entonces, despídete y sana.”
“Me
llega mucho esta escala señalada
por Hermann,” se escuchó a la voz de
Antonio Machado. “ A lo mejor eso
se complementa con una visión
como la que puede llevar del sol matinal de Seviila a morir tras atravesar los Pirineos…
Caminante, son tus huellas
el camino y nada más;
Caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.
Al andar se hace el camino,
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Caminante no hay camino
sino estelas en la mar.”
el camino y nada más;
Caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.
Al andar se hace el camino,
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Caminante no hay camino
sino estelas en la mar.”
“Y qué te parece ese intercambio
a ti, Alegría”, preguntó Alicia.
Alegría sonrió y dijo: “ estos son los cambios verdaderos, no los de estatura… la
posibilidad que suba la alegremia
viendo como se desarrolla un verdadero
diálogo. Un diálogo esperanzador.”
“Y tú que piensas”, preguntó Alicia a la amistad
Con sonrisa de amistosofía, ella afirmó
“Es toda una
integración esperanzadora:
En cada escalón dela vida se abren camino … conducentes a nuevos escalones.”