Fábulas sobre el Tiempo
Luis Weinstein
Maternidad
y Amor de la Eternidad
(Fabulillas
Inconclusas)
(2010)
Como una gran madre, la Eternidad contempla a los hijos que tiene con el
Tiempo.
La pareja es complementaria.
Ella inspira, elije, contempla y, suavemente, da
de mamar la realidad, manteniendo, amorosamente, ciertas constantes, entre ellas la tibieza y la hipnosis propias
de la familiaridad.
Él es cercano al existir, al obrar de sus hijos,
la materia, las cosas, los minerales, los vegetales, los animales, los humanos,
los brotes post humanos.
En la complicidad de la pareja está hacer el
amor sin mayor remilgo, sin falsos
pudores, diversa y creativamente, contando para ello con todo el universo, con
los multiversos… Los existentes y los posibles.
Al parecer, la Tierra les pone románticos y ella
llega al clímax con la maternidad humana, cuando se asoma al llanto de un
niño, cuando este escucha un cuento como
cruzando la frontera de lo sagrado,
cuando madre y niño entran, misterio adentro, al asombro de ser.
Una
Aparición del Tiempo
Fabulillas Inconclusas
(2010)
Cronos estaba retirado, reconciliado con
Zeus, siguiendo el hilo del tiempo desde
la Isla Feliz de los Bienaventurados.
Revisando correspondencia, preparando congresos
ontológicos, complicado muchas veces en
su relación con el Espacio y la Realidad, hacia siglos que no se aparecía en la
tierra en forma susceptible de ser reconocida, es decir, con disfraz
antropomórfico delfinofílico.
Un mail de Cuidado le llamo la atención:
“Abuelo Cronos:
Te molesto porque la tierra anda mal. Los delfines
siguen obsesivamente lúdicos y no avanzan hacia una propuesta de defensa del
agua en el planeta. Los seres humanos están acelerados, más individualistas, ávidos de poder, separados de la naturaleza, próximos a
guerras por el agua.”
– ¿Qué dice, Zeus? – fue su respuesta telepática
espontánea, propia de un padre sumiso a su hijo por una dura experiencia.
– El jefe no se atrevió a incomodarlo, pero cree
que tal vez usted debería acelerar la evolución
de los delfines y hacer a los
humanos retroceder… ir hacia atrás a
fondo, hasta antes de Prometeo y su robo del fuego… el fuego y el agua…no han
sido una buena combinación…
Cronos ahora pensaba en base a carcajadas. De un
solo arrebol de risa llegó a la solución: los delfines debían ser capaces de
presionar al ser humano, haciéndose
reyes del agua, de todo el agua, incluso de la propia del cuerpo humano.
No era necesario volver al tiempo antes del
fuego, mucha oscuridad, posible telepatía… era mejor acelerar el desarrollo de los delfines y,
permitirles, vía telepatía, intervenir la civilización humana postmoderna
neoliberal.
Los delfines tomaron con naturalidad el tiempo
nuevo de expansión de su capacidad de
influir en la mente de los humanos. Ello
los fue llevando a adueñarse tanto de las aguas terrestres como de las marinas.
Si se producía alguna resistencia, bastaba una leve acción sobre el agua del
cuerpo del infractor para conseguir la aquiescencia.
Los humanos, psiquiatras mediante, pensaron al principio en una gran paranoia
colectiva, con los delfines reemplazando a comunistas, jesuitas, masones, musulmanes y judíos como los autores
de una presunta gran conspiración. Los delfines privilegiaron el campo de la
salud mental humana y nadie terminó por extrañarse al ver delfines tripulando
los barcos humanos y estableciendo su legislación en los puertos.
Una política sensata con el agua empezó a dar sus
frutos y los desiertos fueron
convirtiéndose en bosques de árboles originarios de inmensas y sabrosa frutas.
Zeus felicitó a su padre y le ofreció un banquete
en el Olimpo. Cronos aceptó con la
condición de que sólo se bebiera agua.
AGUJAS Y CAMELLOS PARA QUE TODOS
PODAMOS DETENER AL TIEMPO
Para Fábulas y Para Mitos
2015
Cuando se
terminó de construir
la unidad de todos los ciudadanos del firmamento que no son camellos
ni agujas, cesó, de manera instantánea, todo afán de los camellos de seguir en
su absurdo y muy nefasto juego de pasar por el ojo de las agujas.
De esa manera
concluyó una historia triste y muy larga. Los intentos que se hicieran para
impedir este mal hábito de agujas y camellos fueron, tradicionalmente, cuatro.
Dos de ellos son problemas de estatura: poner trabas al agrandamiento de las
agujas y vigilar los procesos tendientes a reducir el tamaño de los camellos.
Por otra parte, estaba el par de métodos cruentos. El inducir al camello a
comerse la aguja o el motivar a ésta última a actuar como oftalmóloga en el ojo
del camello.
Ahora
que ya se deshizo este nudo existencial tan doloroso, se abre camino a los
deseos. En la seguridad de que hasta los respetables leyes de la causalidad
están concientes y no se cumplirá el indulto del eterno retorno para esa acción
vergonzosa de ojos de aguja y camellos, es posible avizorar el cumplimiento del
deseo profundo de muchos de los habitantes mencionados.
El
proyecto es producir, colectivamente, tiempo transformable. Se trata del uso
pacífico
del tiempo como energía, como material para
juegos individuos y colectivos, como metal de duración variable, muy dúctil.
La Eternidad
Parafábulas y Paramitos
2015
La eternidad, así nos cuentan los antiguos griegos, era una caverna…ubicada en un lugar remoto,
inaccesible hasta para los dioses, incluso para el Destino.
Ella,
constantemente, así nos cuentan , hacía salir los tiempos, siempre
conducidos por Cronos, a veces visitados
por el imprevisible Kairós, el de los
momentos significativos.
William Blake,
visionario, imaginativo, idealista, en
su mayor momento clarividente, trans…divino, se dio cuenta que la
Eternidad estaba enamorada…¿De quién? Allí
actuó su intuición y… no acertó .
La creyó enamorada de las obras del tiempo, una especie de Edipo
de abuela cautivada por su nieto.
Advertido, Kairos, cómplice,
modestamente, sonrió. La eternidad
estaba enamorada de un antecesor,
de Eros, el hijo mayor del Caos. Eros, el
integrador. Anterior al tiempo. Familiar de la Nada y de la Creación. Hermano
gemelo del misterio
Ensimismada , perpleja, de la Caverna salieron tiempos confundidos, nacieron almas antiguas,
algunos delataban el futuro o el remoto
pasado. Los Dioses encontraron forma de llegar a la eternidad.
EL CUMPLEAÑOS
Fábulas Abiertas
2010
Celebré mi
cumpleaños ...
no tuviste
cumpleaños, no existen
los cumpleaños …
Mientes,
te equivocas, te olvidas...
sí,
redondeaste un número ...
Ese día es
mío, me lo reconocieron todos ...
fue un día
tuyo, todos los días son tuyos, ningún día es tuyo ...
Confundes,
perturbas, estás ajeno ...
perturbo,
confundo, junto contigo, hacia quien eres y vas a ser…
Destrozas
lo que vivo en ilusión ...
es tu
construcción, sin otra ilusión que tu mismo crecimiento…..
Cumplir años es eso ... crecer
crecer es
dudar del cumplir redondo,
es
preguntar al tiempo,
es amasar
los años
es dejarse
confundir por un instante,
es crear
un momento en la nada,
mientras
uno nace de nuevo,
uno, tu,
una familia;
tú, tu propio padre y madre,
tú, pareja
del mundo,
descubriendo
hermanos,
soltando
sueños a volar, en la realidad.
Yo amo mis
pequeños nidos.
Las
paredes seguras, tibias,
El latido
del corazón conocido.
El
reconocerme en aquel deseo de mi y solamente de mi.
En aquella
propiedad sobre mi.
En esa
vibración volcánica granate señalando mis fronteras.
Mí ritmo,
Mí centro,
Mi
espacio,
La
rotación de los años,
Lo que
debo ...
¿cumplir?
Quiero recibir, por ahora, mis flores a medida que me
brotan,
[donde no pueda olvidarlas ...
Conocer la
claridad, a mi alrededor, recibiéndome.
Cumplir
años, en serio,
Mientras
crecen mis fuerzas para poder jugar.
Tus sueños
vuelan ya, dentro del nido….
Los siento
como una marca pálida
Y me baño
en ellos vestida con mi cumple-años.
¿REGALOS DE NOCHE BUENA?
Fábulas Abiertas
2010
Junto a la
chimenea, movía la cola sin llevar el ritmo, las cuatro piernas en alerta, la
cabeza ladeada, en su gesto característico de atención. Había individualizado
sonidos y olores bajando por la chimenea, cada vez más próximos, a medida que
se avecinaba media noche de Navidad.
Con mucha
urbanidad, apartó los zapatos apilados a la salida del gran caño cobrizo de la
chimenea, justo para conseguir facilitar que por allí entraran a la habitación
un hombre y una mujer, todavía encogidos, cubiertos de orín y con algunas
magulladuras.
“No comprendo
bIen", dijo el perro, "no eras un señor de barba blanca
imponente" . . . "ahora resulta que no es así y, además, muy
sorprendente, eres, son, dos ... Desde cuándo viajas sin barba y con señora ...
?"
“Vamos por
partes”, dijo el amigo. "La barba es incómoda en ciertos trayectos, como
la escoba de las damas voladoras agrego, en tono zumbón, mostrando sus manos
ennegrecidas con los restos de carbón encontrados en el camino. "Entre los
dos tenemos más visión para escoger los regalos", explicó a continuación,
"y ya es hora de presentarnos ... ella es la amiga, yo soy el amigo ...
ella es mi..."
"No
entiendo mucho eso del nombre amigo", manifestó, con modestia el perro. A
continuación, poniéndose formal, se presentó... "me conocen por Fingo
Olivares. Me regalaron el nombre. Ese es su valor. El ser un regalo".
"Amiga,
amigo", se introdujeron, a su vez los visitantes. "Son nombres muy
corrientes. Nos los regalamos nosotros mismos. Para esta noche pueden tener
sentido..." pareció excusarse ella, al expresarlo.
Fingo
Olivares se alzó muy erguido sobre sus piernas posteriores, como acostumbraba a
hacer en sus ejercicios de gimnasia, imitando a los humanos que han abandonado
el gateo.
Los amigos lo
miraron sonrientes. Cómodos, gratos, pudieron, sin ambages, solicitar al dueño
de casa el permiso de rigor para pasar al baño a lavarse y, tal vez, a cumplir
otras necesidades propias de un viaje prolongado.
En el
intervalo, Fingo Olivares permaneció meditativo. El viejo no era,
aparentemente, viejo. En vez de un viejo, se presentaban dos amigos navideños.
Parecían sencillos, sin prejuicios visibles con los perros. Eso estaba bien,
pero había aspectos por dilucidar. El caballero conocido que se desplaza en las
navidades del común de la gente y los perros tenía el hábito de hacer regalos.
Más todavía, ése era su papel. Un señor con barba blanca que hacía regalos.
Esta pareja, por muy simpática que fuera, se mostraba sospechosa por viajar,
muy suelta de cuerpo, sin mochila o maleta, sin nada en las manos, sin bultos
visibles en los bolsillos ...
Empezaba a
ordenar los zapatos de los familiares, colocando su propio collar en un sitio
llamativo, dispuesto con sutileza para evitar ser acusado por descaro por su
propia conciencia, cuando el amigo y la amiga regresaron, ambos refrescados,
limpios, presentables.
La amiga se dirigió de inmediato al
conjunto ordenado por Fingo Olivares y, sacando unas tarjetas perforadas del
bolsillo, las distribuyó entre las pertenencias. Empezó por ubicar un
cartoncito vistoso encima del collar de Fingo. Acto seguido, muy sería, hizo un
gesto significativo de triunfo levantando sus dos manos unidas y, luego, pasa
colocar el resto de las tarjetas en los zapatos de la parte humana de la casa.
Fingo,
permaneció observando, digno, pero rió sin contenerse, hasta las lagrimas,
cuando el amigo se Incorporó al rito de las tarjetas aportando una para el
gomero, quien había seguido toda la escena en el mutismo más absoluto.
Reponiéndose,
el perro se sentó al borde de la repisa de la chimenea e Invitó a hacer lo
mismo a las visitas, con un ademán muy canino y elegante.
“No quiero
ser indiscreto, pero dada mi condición de para‑alfabeto...", expresó el
perro, dando la impresión de ser pedante cuando sólo deseaba ser preciso,
"me gustaría preguntarles señores, es decir amigos, por qué ustedes en vez
de traer regalos o repartir tarjetas . . ." "me perdonan",
insistió, "cómo no sé leer con la vista ..." "tenemos mala
letra", dijeron amiga y amigo, cada uno su parte de la frase, al alimón,
queriendo ser, a la vez, delicados y joviales. "No, lo que intento decir
con eso de para‑alfabeto es que, como hablo con muy poca frecuencia…” "que
honor"... fue el talentoso aporte, en su apoyo, de los visitantes.
"Decía que no integro con facilidad el discurso verbal y el de la lectura
concluyó el perro, ofuscado, rebuscado y seguro de que no se le entendería
aunque fuese más didáctico.
"Estamos
contigo", manifestó el amigo, "preguntas por qué no traemos
materialmente los regalos y, en vez..." "Si el señor Fingo comprende
perfectamente lo que tú, nosotros, entendemos...", interrumpió la amiga
(con las fluidez de quien está consciente de los problemas del paternalismo,
pero tiene sus fallas en aquello del matriarcado).
Sin embargo,
Fingo ya estaba, dialéctico, tajante, en plena brecha. "No me refiero a
esa innovación tecnocrática consumista. Tarjetita…. Tarjetas para alimentar
computadoras programadas para regalar, con exquisitas respuestas disponibles al
pedido de R.S.L.D.G. (responde si le, da la gana) ... no, no es eso…”
"Me
pregunto si en verdad hay regalos propiamente tales cuando se regalan cosas, en
ocasiones muy determinadas, si el regalo auténtico no se da en lo cotidiano,
como una manera de relacionarse, como ponerle a uno un nombre, haciendo regalo al
andar, diría para citar a alguien querido..."
"De eso
se trata, querido Fingo", dijeron el amigo y la amiga, abrazando a su
perro, al regalón de su casa.
“Regalo es este darse uno y hacerlo sin
medidas, porque sí, compartiendo asombro, como hacemos nosotros ahora”.
En ese momento, cohibido por la audacia
de su hallazgo; dejó su asiento y se acostó en la alfombra, al modo convencional
de los caninos. Prosiguió, “hay algo que quería preguntar, porque conozco
sólo una parte de la vida de ustedes,
los consulto ante que me inhiba. Esta manera de hacer regalos en forma
espontánea y sin horarios grises que existe entre nosotros ¿la pueden mantener
ustedes con cualquiera persona?. No es
por se poco prudente, pero pienso que entre perros uno se regala a si mismo, se
hace amigo, con extraordinaria facilidad. Aunque se trate de desconocidos.
Incluso en el caso de personas grandes.
Los tres se
asomaron a la ventana a través de la
cual, se veían muchos transeúntes disfrazados con barbas blancas y muchos
paquetes disfrazados de regalos.
AMOR Y CRECIMIENTO
Fábulas Abiertas
2010
Deliberaron
cuando el cataclismo, casi vertido, se insinuaba peligrosamente. Una definición
dolorosa, quemante: ella debía elegir.
Te amo,
expresaron en un color, indistintos. Luego, el tono de cada uno.
Vives en mi, trajo el Lunes.
Somos uno solo, dio el Martes.
Vivo para ti, brotó el
Miércoles.
Eres perfecta, brindó el Jueves.
Yo te invento, narró el Viernes.
Te poseo, afirmó el Sábado.
Eres la madre de mis hijos,
fantaseó el Domingo.
Ella los deseaba a todos, pero
cómo amar a cualquiera de esos siete enanitos.
LA OTRA CARA DEL
TIEMPO
Fábulas Abiertas
2010
Llegó
la congoja y, cuando la encina la recibió, el mundo aumentó inútilmente de
peso. Se volvió macilenta la conversación con las ardillas. Costaba ponerse y
sacarse la realidad.
Entraba
vacío por las fronteras de la encina. Delicuescencia y un primer hilillo de
gris destartalaba su complexión vigorosa de roble. Era una mancha cansada y se
apoderó de la magia y se juntó a un gran lago gris interminable, como un
mendrugo arrastrándose sin tregua en la grupa tierna de la noche.
Encuentro
de los grises de antes y de ahora. Eclipse y, como aerolito, florecer de esa
entrañable mirada por donde la encina conoció al tiempo más allá de su modesta
presencia diurna.
La
encina le vio el cuerpo al tiempo. La congoja se retiró, con excusas, cuando la
encina se enteró de aquel secreto. El tiempo no es ovillo prodigándose, finito,
hasta el agotamiento de la carrera de las horas.
En ciertas
conjunciones, el tiempo se revela, con lealtad, en su verdadero arco iris. Hay
gris inverosímil hasta lo inmóvil, pero también existen las praderas de tiempo
generoso multiplicándose en la fábula de la noche.
Así se lo
dijo la encina a las ardillas, soltando, sin medir, el color de varias madejas,
para que jugaran entre las bellotas.
EL DELFIN Y LOS GRISES
Fábulas Abiertas
2010
El
delfín respiraba pausado, distendido, al terminar de conducir a la tierra en su
primer viaje independiente a través del espacio ‑vacaciones fuera de la órbita
solar.
A su
alrededor, el júbilo significaba un florecer colectivo y, en especial, de
amistad.
Conociendo. la modestia del guía,
los pájaros, eufóricos después de la gran aventura, bajaron el tono de voz. Una
inmensa ola de mar prudente vaciló y, comprensiva, se alejó en silencio.
El
conejo rosado, siguiendo los deseos de todos, se acercó al delfín con el
propósito de narrarle un cuento. De los antiguos.
Empezó a
contar... "Estoy confuso.. . los grises recorren la casa buscando un
hombre de color. Lo registran todo, minuciosos, violentos. Mamá, serena,
insiste en clarificar ... papa no está con nosotros, ella ignora cuando
regresará. Lee grises desean cuajar algún fruto odioso, llevan a añicos las
llaves del viejo baúl de familia, queman, con fruición, un texto prohibido y se
dirigen hacia la puerta. Al salir, con un guiño bueno, un gris deja su aspereza
y me dice "espero que pronto puedas tener la felicidad de ver a tu
padre". Agradecido, le contestó: "Gracias, Don Gris, cuando salga del
entretecho de la casa vamos a jugar muy largo".
La arena
tibia y benevolente. El delfín se dormía y el conejo, aunque era muy joven,
meditaba sobre aquella temporada en que al hombre se sentía importante, no se
reconocían las voces de otros ámbitos del universo y la tierra misma era
bastante muda.
Fatigado,
el delfín encontró un calor azul, familiar, al empezar otro viaje, los ojos
cerrados, convirtiéndose a una consistencia arenosa, cada vez más indeleble.
Luego,
llegó una adolescente muy cercana a quien quería mucho y no conocía. Con aletas
de una sinceridad muy profunda, ella daba a entender que todavía era tiempo de
acabar con los remanentes de gris en el cosmos. Al alejarse, la arena mostraba
indicios de gris.
Se acercaba
la gran algarabía de la celebración del viaje. El delfín quiso participar a
todos del hallazgo, de cómo el relato,
del conejo llegó a señalar huellas en la arena actual.
HACIA EL SECRETO
Año nuevo del Dos Mil
¡970
COSTA DE UNA TARDE
Será, será
una vez,
en un remoto
o cercano país,
la llegada,
natural,
del muy redondo
año
dos
mil.
Será
una tarde,
muy como todas,
sin rubor el tiempo,
la nada muy tenue,
pequeña la tierra,
(soledad y temores),
y estarás tú,
tú y tú
y tú.
Será, una vez,
el momento de los acantilados
de acero,
de torres que el espacio
acumula como avaro;
vendrá redondo,
el año nuevo del dos mil.
Serán guirnaldas en
estridencia,
corteza de llanto
sonrisa de hoja,
semilla en fuga introvertida,
florecer de nada tenue.
Será año nuevo,
muy cual todos,
débiles los sueños,
niños los viejos, piernas los
niños,
presas las piernas y la
perrunidad.
La tierra chica, sobrepasada,
espacio llenándose de
soledad.
Edades de cortezas
confundidas,
esperan las doce
Y hay destartalada
animalidad.
Será, esa tarde,
espeso el aire,
espera compacta,
edades confundidas,
elevaciones,
exploradores de átomos y
astros conmovidos,
entregas,
extrañeza oculta,
entusiasmo en lianas viscosas,
explosión de luz.
Será el año nuevo del dos
mil;
el país, remoto o cercano;
la tarde, como todas;
el tiempo sin rubor.
El tiempo, el mismo: habrá
intentos de cogerlo cual
botón silvestre,
apretar las horas, tenerlas.
A ti, el tiempo te duele como
granizo.
Tú lo extiendes, tenso, y lo
iluminas.
Tú, tú y tú esperan las doce
como rito.
Será, será una vez, esta es
la historia,
cañaveral la espera,
tarde igual a todas,
ambigua, gris, multicolor.
Era de espacio desaprensivo,
al tiempo tratan sin ton ni
son.
vienen las doce, a
borbotones,
haciendo nudos,
como granizo,
nadie las coge.
Será una tarde numerada
en las leyes y sueños de los
hombres,
ambigua, gris, multicolor.
Señales incesantes, bien
labradas,
Normas darán al asombro y al
humor,
Pájaros, el guiño en las alas
computadas
al exilio partirán sin
rebelión,
Hermética, la perrunidad
desconfiada,
ilegítima, siempre, la vejez,
Arropada con tiempo, poesía,
miga sola.