lunes, 16 de noviembre de 2015

La Muerte está con Nosotros de Carmen Obreque 2

Actualidad
En la Muerte y  en Nosotros
Presentación de libro  de Carmen Obreque   “La Muerte  está con nosotros”
Segunda parte
La muerte, presencia, objeto de negación y de angustia, es, además, una espera. Estamos en el poema “En espera de muerte”
                 “Aquí
                  en espera de resolución…”
                  “En espera de elementos
                   Que se pronuncien”…

La espera la angustia, la  negación, la presencia, el absurdo…  no se separa de la actualización de la muerte como materia, como cuerpo. Lo vemos en  “Muerte del cuerpo”:
                “Yo estática.
                 No llego
                 No voy
                 Sólo estoy ahí
                 Sentada,
                 Desierta de mama
                 Cal y sal en la grieta”
                “El cuerpo  nuestro  está
                 inundado de muerte”



Se nos acerca a la muerte estremecedora del  niño pequeño, en plena lactancia. El poema se llama “Sólo Fotos”,
            “Parece que sólo nos quedarán fotos…”
            …“Latiga mis pezones
            Requiriéndome la mama”

La foto, el recuerdo desvaído externo, el fantasma;  lo vivo, angustiosamente vivo de esos pezones turgentes.
Viene le perspectiva del después, con tonos chamánicos, la autora nos habla en  “Después de la muerte”:
          “Pedazos sueltos de tu Alma              
            en migajas
            blanco  oscuro
            se precipitan
            y escarchan
           en una ventana gélida”

El  recuerdo la foto, el alma  en migajas, luego, nuevamente en este mundo, la actualización  cotidiana,
         “ Muerto en la calle”
… “los cuerpos segregados”.

Al internarse libro adentro, se va sintiendo un ritmo de ideas, de imágenes, de intuiciones, un cierto orden  de sentido.
De la calle  pasamos al grito, al poema “Grito de muerte”
         “Corro
        Y salvo de ti
 La rosa
         De la rosa ausente”

Hay “Otros muertos”, según reza el próximo título, otros… pero dentro del cobijo del nosotros.
         “Miles de caras
          Desencajadas   todas
          Al unísono
          De los coros sin cara”
Después de “Otros muertos”, la flexibilidad creativa  lleva  al gran contraste, el extenso poema llamado “Madre”, al corazón de la ternura, a la intimidad de la identidad.
         “Nadie abriga
          Mi grito
          Y
          Mi grito
          Ya no me habla…”
          “Nunca más
          Aire
          Lo cotidiano
         Y tibio
         Ya más no existe”

El hijo  ausente, la madre ausente, se integran con el Esposo ausente, en el compañerismo de la pareja  plena donde el amor es promoción mutua en  “Esposo  ausente”
         “La sola manifestación
         de tu existencia
         permite el sostén
         de mi mundo”

Si  antes pareció asomarse Momo, el arquetipo y dios del humor crítico, en  el poema   posterior, Las Vidas, se podría atisbar la presencia de Atenea, arquetipo y diosa de la  sabiduría
          “Una muerte al   interior de un féretro
         -Haciendo el ridículo-
hombres de luto
A paso de trote”

Del ridículo a la imaginación,  la muerte en  mirada lúdicas, distanciadora, donde Atenea   podría entenderse con Momo. Es el poema “Respecto al mundial de futbol”:
“Los muertos cada uno  con  su cabeza
Buscan el arco  contrario
Nada se compara al momento magnífico
Cuando la cabeza entra al arco
y con un solo grito
El gol queda estampado en la mazmorra de la muerte
Y pareciera que nunca hubiéramos muerto”.

Hacia el final, “La esperanza del pobre”, la esperanza del más  débil frente  a las tentaciones de la vida, frente a las  negaciones de la muerte. Es la esperanza del pobre, tantas veces rico en sabiduría  y en dignidad.
“Tú me ubicas aquí
Y estás
Insistentemente”
“…y la vida que es triste
         se hace menos triste”
Uno sospecharía que estaría hablando, junto a  Atenea, Eros, el hermano de la muerte, de Tanatos. El hermano que no bosteza ante el  tema del sentido, el hermano que no pierde la esperanza  de que  el nosotros  sea más grande  que la muerte.
 El texto termina con el  poema “Réquiem”,
“Réquiem sabroso…
Réquiem de desnudez
Tornasoles de nervios
En úteros  azules”

Este libro de imágenes,  de ideas,  de valores,  trae un mensaje de coherencia. La autora se ha detenido mirando a la muerte sin  aterrarse por enfrentar su presencia ajena al sentido, en nosotros, con nosotros. Es una enseñanza a través del ejemplo, sin discursos didácticos   resbalando en la retórica, sin engolosinamientos  en la vanidad del oficio. Detrás de su dedicación, está su experiencia de vida, está  el coraje de ser  una trabajadora social,  por la poesía, por la vida, conmovida por la  tragedia más  difícil de asumir, la de los detenidos desaparecidos. La muerte alevosamente oculta por  ausencia de un nosotros. Por el subdesarrollo, por la enfermedad, por la muerte en muchos de la ética humanista, de la  ética del nosotros.
 Nos queda la esperanza, nos  queda la vigencia del amor, nos queda la conciencia, la mirada  digna a la realidad de la muerte, nos queda la poesía.
Gracias, Carmen