lunes, 1 de diciembre de 2014

El Arte de Vivir 29


El Arte de Vivir 29
Los grandes Cambios
Destellos poéticos para el arte de vivir
El Paso del Retorno, de Vicente Huidobro
(Ultimos   Poemas)

        A Raquel que me dijo
       un día cuando tú te
       alejas un solo instante
       el tiempo y yo lloramos.

Yo soy ese que salió hace un año de su tierra

Buscando lejanías de vida y muerte

Su propio corazón y el corazón del mundo

Cuando el viento silbaba entrañas

En un crepúsculo gigante y sin recuerdos.


Guiado por mi estrella

Con el pecho vacío

Y los ojos clavados en la altura

Salí hacia mi destino.


Oh mis buenos amigos

¿Me habéis reconocido?

He vivido una vida que no puede vivirse

Pero tú, poesía, no me has abandonado un solo instante.

Oh mis amigos, aquí estoy

Vosotros sabéis acaso lo que yo era

Pero nadie sabe lo que soy


El viento me hizo viento

La sombra me hizo sombra

El horizonte me hizo horizonte preparado a todo.

La tarde me hizo tarde

Y el alba me hizo alba para cantar de nuevo.


Oh poeta, esos tremendos ojos

Ese andar de alma de acero y de bondad de mármol
Este es aquel que llegó al final del último camino

Y que vuelve quizás con otro paso

Hago al andar el ruido de la muerte

Y si mis ojos os dicen

Cuánta vida he vivido y cuánta muerte he muerto

Ellos podrían también deciros

Cuánta vida he muerto y cuánta muerte he vivido.


¡Oh mis fantasmas! ¡Oh mis queridos espectros!

La noche ha dejado noche en mis cabellos

¿En dónde estuve? ¿Por dónde he andado?

¿Pero era ausencia aquella o era mayor presencia?


Cuando las piedras oyen mi paso

Sienten una ternura que les ensancha el alma

Se hacen señas furtivas y hablan bajo:

Allí se acerca el buen amigo

El hombre de las distancias

Que viene fatigado de tanta muerte al hombro

De tanta vida en el pecho

Y busca donde pasar la noche.


Heme aquí ante vuestros limpios ojos

Heme aquí vestido de lejanías

Atrás quedaron los negros nubarrones

Los años de tinieblas en el antro olvidado

Traigo un alma lavada por el fuego
Vosotros me llamáis sin saber a quién llamáis

Traigo un cristal sin sombra un corazón que no decae

La imagen de la nada y un rostro que sonríe

Traigo un amor muy parecido al universo

La Poesía me despejó el camino

Ya no hay banalidades en mi vida

¿Quién guió mis pasos de modo tan certero?

Mis ojos dicen a aquellos que cayeron

Disparad contra mí vuestros dardos

Vengad en mí vuestras angustias

Vengad en mí vuestros fracasos

Yo soy invulnerable

He tomado mi sitio en el cielo como el silencio.


Los siglos de la tierra me caen en los brazos

Yo soy amigos el viajero sin fin

Las alas de la enorme aventura

Batían entre inviernos y veranos

Mirad cómo suben estrellas en mi alma

Desde que he expulsado las serpientes del tiempo oscurecido.