miércoles, 2 de diciembre de 2015

Desarrollo Personal y Cambio Cultural 12

Desarrollo Personal y Cambio Cultural 12

LA RESISTENCIA Y LAS DIFICULTADES PARA ASUMIR
LA VIDA Y TENER UN PROYECTO (2)


Hemos insistido en la condición contracultural de la autonomía crítica en relación a la calidad y al proyecto de vida en una sociedad donde impera un pragmatismo de cortos alcances, el consumismo, un autoritarismo de mercado. Quienes propugnan el derecho ciudadano a participar en la definición de sus derroteros de vida y a mirar a fondo los fundamentos de la cultura pasan a ser parte de una minoría activa, creadora.

No tenemos que olvidar el impacto de la propia heterogeneidad de las posturas en desarrollo personal, las contradicciones, la coexistencia de charlataneria y primera línea de rigor científico, de espíritu mercantil inicuo con ofertas de servicio totalmente desinteresadas, de fundamentaciones en un espíritu crítico y racional y de obscuros intereses de secta. En el espíritu de un mercado omnipresente, la distancia con el compromiso, con el desarrollo personal se muestra, muchas veces, en un tránsito trivial por un verdadero consumismo de talleres y visitas a presuntos maestros, en un ánimo diletante, de apetito vivencial sin control, anodino, muchas veces conducente a crisis de insatisfacción y escepticismo con respecto a todo el ámbito del desarrollo personal, a distanciamientos permanentes o a búsquedas con decepciones subintrantes.

Como te recordábamos, muchas personas inician un proceso de desarrollo personal a raíz de consultas y propuestas de psicoterapia. Este es un nuevo factor de posible exclusión y prejuicio al suponerse que el profundizar en uno, en los otros y en la vida está ligado solamente al tratamiento y la rehabilitación de salud, no al simple fluir de la vida.

La misma nota excluyente confunde, a veces, a partir de la relación entre el desarrollo personal y la espiritualidad y la tendencia a situar el cultivo de los valores, el acceso a otros estados de conciencia y todo el tema del perfeccionamiento, en el ámbito de las prácticas religiosas, sin la concepción de un espacio en la vida cotidiana compartida por todos los ciudadanos sin distinción de creencias.

Desde las vivencias mismas de la mayoría, el conocerse y cambiar están fuera de la inmediatez, del goce, de la acumulación, del poder, del seguimiento mecánico de un deber ser. Entrar al desarrollo personal terciario, consciente, implica dar un paso de madurez, dejando atrás partes de la propia identidad, venciendo inseguridades. Es el temor al caos, al desquiciamiento. Es la intolerancia autoritaria a la ambigüedad, de la que hemos estado hablando, vale decir que, a pesar de que hay mucho manejo y manoseo del término "desarrollo personal", hay que prever resistencias, incomprensiones, deserciones, confusiones. Entrar a un trabajo de desarrollo personal serio, profundo, es un gran paso en la orientación de la vida. Una contribución al proceso de humanización. A un cambio cultural, a dar relieve y coherencia a, por lo menos, una vida. Entrar y mantener un proceso de desarrollo personal consciente es, por otro lado, la parte más difícil del arte de vivir. Tanto las personas involucradas como los facilitadores necesitan estar constantemente remozando las motivaciones, revisando las experiencias, en son, consagrado, de investigar y crear. De vivir las convicciones.