jueves, 14 de enero de 2016

Desarrollo Personal y Cambio Cultural 25

Desarrollo Personal y Cambio Cultural 25
La Ecología del Yo y las grandes antinomias 6

Un cuarto gran referente, en esta modulación de polaridades, es el de la focalización y la multidimensionalidad. El cirujano se aboca con precisión a extraer un quiste de un lugar muy determinado del cerebro. De su capacidad de atención, de su rigor, depende la sobrevida, a lo mejor lúcida, de la persona operada. Un amigo presta oídos a un desahogo y llamado de ayuda de alguien que duda sobre si se separa de su pareja. Escucha, asimila los datos, supone cuáles son las emociones, pondera los afectos en juego, las personalidades de los protagonistas, piensa en el tema del dinero, en los posibles futuros de cada miembro de la pareja, en la suerte de los niños, en sus propios sesgos, en qué y cómo decir ahora lo que está pensando. En un momento dado este amigo debe ser muy preciso, focalizado, para decir, por ejemplo, seguimos hablando mañana, o pedir autorización para hablar con la pareja, o manifestarse con un abrazo. Pasada la operación, al cirujano se le preguntará, con ansiedad, sobre el futuro, sobre las posibilidades laborales y de recreación. Su actitud es importante. Su empatía, su seguridad, su capacidad de matizar, de discriminar qué le cuenta a quién. La precisión y la amplitud son, por separado, necesarias pero no suficientes, Se complementan, se completan. Debieran ser sinérgicas.
En el trabajo de desarrollo personal este equilibrio entre atención focal y apertura a las relaciones de las acciones y los hechos corresponde a una exigencia de madurez imprescindible. Pedimos seguimiento de disciplinas y también un poder disfrutar y crecer con lo sorpresivo, único, de cada instancia de la vida cotidiana. Invitamos a destinar un tiempo para la revisión diaria, una conversación con un determinado amigo, una visita a cierto lugar, una lectura muy definida. Por otro lado, recomendamos analizar un "guión" de interacciones con alguien, siguiendo toda la línea causal posible. Por ejemplo, tu jefe te habló en tono demasiado imperioso... bien, imagínate en qué estaba pensando en ese momento, antes, durante el día, ayer, cuáles han sido sus principales fuentes de interés en el último año, cuáles las de las personas que colaboran y participan de la vida de él, cómo fue su infancia... sus padres, su formación... los padres de sus padres.
Esta antinomia reproduce y amplía la perspectiva de la tensión entre autonomía humana y pertenencia. Toda la realidad puede ser vista desde el ángulo de que existe, a la "escala humana", la realidad de la separación, de las cosas claras y distintas cartesianas, junto a la de la integración, de que formamos un conjunto. Depende de si focalizarnos o relacionarnos. Tanto la focalización como la relación pueden ser sanas, integradoras, o reduccionistas, malogradoras de potencialidades de la vida.
El yo integrador se detiene, cuando es necesario, en la instancia específica, aprende, por ejemplo, cómo se va a un lugar y cuáles son las características del mismo, pero, también, se flexibiliza, absorbe las incidencias del camino, los paisajes, las conversaciones, se abre a lo inesperado de los encuentros y los hallazgos.