domingo, 3 de enero de 2016

Desarrollo Personal y Cambio Cultural 20

Desarrollo Personal y Cambio Cultural 20

EL YO INTEGRADOR Y LAS GRANDES ANTINOMIAS
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La salud integral tiene su centro en un yo "ecológico", integrador, sabio, o en vías de llegar a serlo.

 Hemos ido adelantando algunos de los terrenos donde se da la presencia de aparentes opuestos, a propósito de los cuales las opiniones se suelen dividir radicalmente, estallan pasiones, se cristalizan dogmas.

 La propuesta se está compartiendo: allí donde está el quiebre, el yo debe suturar; la tensión, convertirse en reforzamiento, armonía, sinergia, salud integral.

Empecemos con nosotros mismos. Ortega nos advirtió; yo soy yo y mi circunstancia. La "circunstancia", para Heidegger, es el "estar en el mundo".

 Más ampliamente, los Upanishads nos interpelan con el “tú eres eso". Somos nosotros mismos, pero no solo nosotros mismos. Es nuestra antinomia reiterada, la autonomía, el límite en el saco de piel y la participación, donde se desvanecen las fronteras individuales, participamos en el todo. Una gran matriz, "el yo soy otro" de Rimbaud, Yo puedo ser junto contigo, yo soy parte de un grupo, de una línea de ascendencia, de un instante del cosmos, de una faceta del ser.

Una vieja polémica recorre la historia acompañada de muertes y descalificaciones, de pasiones y torrentes de palabras. Es la disyuntiva entre individualismo o "no individualismo", colectivista, naturalista o trascendente. Latido cardíaco o el órgano del corazón; hemisferio cerebral izquierdo o persona. Relaciones orgánicas, integradas, de la parte al todo.

 El yo integrador transforma el "o" en "y".

 Es conjuntivo y no disyuntivo, supera contradicciones donde, aparentemente, se oponen entre sí partes de la vida.