viernes, 12 de septiembre de 2014

La Dimensión Poética de la Vida (49)


,La Dimensión Poética de la Vida(49)
 Alicia, Antonio y sus amigos en el País de Lo Poético
Texto de Enrique Lihn sobre Nicanor Parra
Kairós   había desaparecido. Algunos lo vieron  en la presentación del libro de Oscar Soto, en el antiguo edificio  del Senado ,sobre sus  recuerdos de Salvador Allende.(Allende en  el Rcuerdo).
 La mañana  parecía estar regida por un cielo   muy especial. Anfitriones y visitantes oscilaban  entre acercarse al observatorio  ontológico  y comunicarse con espléndido crepúsculo matutino,  El color naranja tenía un mensaje claro: salir de los ánimos contrariado y convertirlos en creaciones  Nubes amarillas  formaban una luna , más  verdadera  que la luna de cualquier planeta, con algo que recordaba la luna de la tierra .Una figura imposible de  distinguir  del sentido en plenitud, generosa, contagiosa. Es , de nuevo, Kairós, el tiempo amigo, el de las instancias significativas, recordó Higia.  Viene a acompañarnos en esta  lectura que ya  iniciamos del  texto de un poeta, Enrique  Lihn, de  allá por el año 1951 ,sobre   el poeta , anti poeta, humano imaginario ,buceador en soliloquios sobre el ser humano y el sentido, habitante del habla de todos y de los laberintos  de la física y las matemáticas…Sí , ese es Nicanor, dijo la Alicia, que estuvo muy pendiente de los festejos de los cien años
El color  naranja, Kairos desde esta luna espontánea, nuestra   amistad, entre todos nos  ayudarán  a concentrarnos en  la segunda parte del texto de Lihn,
  Yo puedo leer dijo Apolo Las nueve muses  se miraron , entre sorprendidas y  con renovada admiración


Texto de Enrique  Lihn sobre Nicanor Parra (2)

Había venido a profetizar el advenimiento de un orden trascendente; alrededor suyo se reunieron los ciudadanos del mundo y él quiso hablar como lo hicieron sus grandes predecesores. Homero, Arquíloco, Jenófanes, no sólo eran poetas. Legislaban, imponían un orden y profetizaban, llegado el caso, el advenimiento de un orden superior. Pero Nicanor Parra es un poeta contemporáneo. Cambió su proyecto (acaso este cambio y el proyecto constituyan una sola cosa) para entregarse a un juego, por lo demás muy necesario. Pintar el mundo tal cual es, y no como debiera ser.
... Nicanor Parra rehuye a todo trance el tono profético. Un profeta es un hombre de orden. Viene al mundo a sustituir el caos por la forma y la estructura de todas las formas posibles. Cree en el hombre y en su posibilidad de alcanzar un fin sin el tono profético, pero no puede dejar de sentirse invadido por él algunas veces. Su sentido de la realidad le inserta un tono ético a su obra, un velado carácter de auténtica solidaridad con cierta poesía normativa, propia de los grandes poetas griegos, por ejemplo, y en general, de todos aquellos que asisten al nacimiento de su pueblo, en medio de la alegria, de la juventud y el trabajo constructivo. No en vano fue influido, según palabras suyas, por Walt Whitman, en el amanecer de su poesía. Se vio obigado a desechar esa influencia obedeciendo el más grande de los imperativos que todavía conserva su frescura inicial: conociéndose a sí mismo, descubrió la dirección en que debía proseguir su obra. Pero la profecía, la certeza y el anhelo de un orden permanente, no sometido a los vaivenes del capricho y del azar, duermen en ella y despiertan transmutados por una ironía cruel, melancólica.
... Hay poemas de Nicanor Parra que parecen la sátira de su propio proyecto, en el cual se hubiesen formulado apreciaciones claras y distintas sobre el significado y el destino del hombre. A mayor universalidad menor veracidad, parece haberse dicho en último instante. No se puede hablar en general: es peligroso y falso. Hay que atenerse al mínimun, a uno mismo, a lo que nos sucede día a día en nuestra búsqueda incansable de cualquier asidero.
... Recordemos a este respecto el "Soliloquio del individuo", poema en el que se ponen de manifiesto muchas de las virtudes y vicios formales, de cuyo riguroso equilibrio han surgido las mejores obras del autor.
... Lo primero que se pone de manifieto en este poema es su tono, por decirlo así, elegíaco. No encuentro otras palabras para expresar cabalmente lo que quiero. Pero tengo entendido que la elegía es una forma poética nacida en y para la comunidad, sea cual sea el mensaje de que es vehículo. El poeta va a hablarnos, no de su intimidad ni de su enfrentamiento con un poder que nos sobrepase y al que le sea posible encararse por un privlegio exclusivo. Adopta la primera persona, pero en ella debemos sentirnos proyectados y revelados a nosotros mismos por una conciencia que, si no es diferente a la nuestra por su contenido, lo es en cambio por su mayor lucidez receptiva y expresiva. El tono arcaico, pedregoso del poema, sus repeticiones continuas destinadas a fijarse en nuestra memoria, la repetición de ciertas palabras, que dan así la impresión de ser recién creadas, las vacilaciones y, en fin, el tema tratado, todo ello nos indica que nos encontramos frente a una manifestación de tipo colectivo, que se nos va a hablar de lo que a todos nos atañe por parejo.
... Es, como dije, la primera impresión. Pronto advertimos que el poeta nos la ha provocado deliberadamente para luego irla reduciendo a su contraria y lograr mediante este juego una de sus composiciones más características. Podría decirse que en ella se narra la historia de la humanidad. Pero el requisito indispensable para que haya historia es el de que la iniciativa, la acción particular, nazcan del seno de una comunidad dispuesta a hacerla suya; una comunidad, es decir, un grupo de individuos unidos por intereses, valores y fines comunes y objetivos.
... Ahora bien, esta unión sólo se logra y se mantiene mientras los valores que la sustentan pertenezcan a una esfera sobrehumana. Al hombre le es negado el usufructo de la infabilidad. Nada de lo que siente, piensa y produce, una vez sometido a la revisión de la crítica y del tiempo, parece destinado a sobrevivirle.Y como es incapaz de ello, resulta insuficiente para aunar el esfuerzo de generaciones sucesivas. Si los valores, si los fines que sirven de acicate a la acción, se tornan vulnerables, la historia pierde su carácter de tal. A ella le es indispensable cierta continuidad. Es, antes que nada, un desarrollo, la ordenación progresiva de todos los medios hacia un fin. De aquí que, sin el apoyo de una creencia que se sobreponga a su temporalidad, de un destino impuesto desde fuera, la historia amenace en convertirse en una serie de tentativas más o menos parciales condenadas, por ello, a la derrota y al olvido.
... Es lo que sucede a lo largo del "Soliloquio del individuo". En apariencia la soledad que de éste se desprende es la soledad involuntaria, accidental, y al mismo tiempo profundamente necesaria de la vida intrauterina. Su receso señalará el principio de una integración con el mundo, integración que se hará consciente de sí desde que el individuo sorprenda la inutilidad de sus esfuerzos individuales.
Después traté de cambiarme a otra roca
Allí también grabé figuras
Grabé un río, búfalos
Grabé una serpiente (1)
Yo soy el individuo
Pero no, me aburrí de las cosas que hacía
El fuego me molestaba
Quería ver más.
... "A esta certeza negativa, me aburrí de las cosas que hacía", opone otra, aún no formulada expresamente. El Individuo manifiesta un deseo: "Quería ver más". En su realización desciende a "un valle regado por un río", y "Allí encontré lo que necesitaba". "Encontré un pueblo salvaje", "Una tribu". Encuentra, en una palabra, a sus semejantes. Descubre entre los actos de éstos y los suyos cierta correlatividad. "Vi que allí se hacían algunas cosas". "Figuras grabadas en las rocas". "Hacían fuego, TAMBIEN hacían fuego". De ahí en adelante puede sentirse corroborando y comprometido a una aventura común: la historia. Sus semejantes lo rodean. Están deseosos de incorporarle a esa aventura sobreindividual. Deben cerciorarse de que su origen no es diferente al del extranjero. "Me preguntaron que de dónde venía". Pero el Individuo vacila. "Contesté que sí, que no tenía planes determinados". "Contesté que no, que de ahí en adelante". Demasiado consciente de su gratuidad, se niega el deseo y el derecho a contraer un vínculo que lo colocaría al margen de sí mismo. La asociación nacida en y para la historia necesita, se apoya en ese vínculo. Empezamos a comprender que la soledad, la libertad del hombre para "inventar sus propios fines", tiene la irreductibilidad de lo cualitativo que, en este caso, no es posible reducirla, a partir de un mero deseo de objetividad. De ahí que el individuo persista en mantenerla no obstante esta persistencia le sea dolorosa.
Tomé un trozo de piedra que encontré en un río
Y empecé a trabajar con ella
Empecé a pulirla
De ella hice una parte de mi propia vida.
Yo soy el Individuo.
... El contenido de este concepto pierde de aquí en adelante su universalidad. Todo carácter humanístico le es sucesivamente arrebatado. Al Individuo que ahora habla sin ser un pequeño Dios ni un profeta, tampoco se le puede encasillar como perteneciente a una especie. Tampoco es un hombre en el sentido que los humanistas le dan a esta palabra. Los problemas que se plantea son "falsos problemas": "Preguntas estúpidas se me venían a la cabeza".... Pero si ha aceptado el yugo de una existencia solitaria, de un destino atrozmente personal, no puede dejar de lamentarlo.
Aquí vengo yo, dije entonces:
¿Habéis visto por aquí una tribu
Un pueblo salvaje que hace fuego?...........
 Kairós ,desde su luna, miró  a Apolo como dándole una señal.  Éste  sonrió y llegó a reír con muchas ganas como si hubiera recibido un chiste , tal vez un anti chiste  de los vividos entre los dioses ,sec puso  serio, interrumpió la lectura y propuso llevar acabo una pausa
 Kairós te sugirió que por un rato le leyeras sólo a las musas, le preguntó el zorro, en son de chanza oportuna , confiada.
Apolo encabezó  las verdaderas erupciones   de risas casi  necesarias por la atención exigida por la lectura.