viernes, 16 de septiembre de 2011

Bósqueda Nª 4

en la palabra
Los amantes insaciables
Mónica Oliva 3
en conciencia
Estudios: ¿vocación, obligación o una apuesta
para ganar dinero?
Gabriela Corral 6
en comunidad
La danza de la confianza
Alejandra Pallamar 8
en espiritualidad
Gastón Soublette: “La humanidad dará un
vuelco de conciencia”
Hernán Dinamarca 11
en comprensión social
Estructura del movimiento pendular en la
historia de Chile, y confrontación social
Eduardo Yentzen 18
en equidad
Las Fraternidad se encarna en la educación
pública y la ciudad mezclada
Teo Esteban Valenzuela 25
en conciencia
Un jueves de agosto
Francisca Vera Vivanco 27
en diálogo y comprensión
Carta abierta al Rector Carlos Peña
Alejandro Boric Pellerano 30
en educación
En la secular lucha por la educación pública:
lecciones de la Ley de Instrucción Primaria
Obligatoria
Isabel Jara Hinojosa 35
4 año 1 | nº 4 | septiembre 2011
Lo maravilloso de aprender algo es que nadie puede arrebatárnoslo. B.B. King
Búsquedas
"Juego con balón azul", Alejandro Arrepol.
Adulto es un ser que se respeta a sí mismo, que
respeta a otros, (...) que puede actuar desde sí
mismo. Humberto Maturana
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Hernán Dinamarca, Álvaro Godoy Haeberle,
Loreto Morras, Alejandra Pallamar, Judith
Ress, Esteban Teo Valenzuela VT, Luis
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Editor
Eduardo Yentzen Peric
Director de arte
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Contacto:
desarrollopersonal@eduardoyentzen.cl
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Los amantes insaciables
M ó n i c a O l i v a *
Búsquedas en la palabra
3
No come y casi no duerme y está loco en la aridez de la
urbe, y muriendo de amor. Juan, el solitario, se encuentra en una
encrucijada como nunca antes se ha encontrado en su vida. Definitivamente
necesita ya mismo experimentar el sentido de la existencia,
ya mismo, sin dilaciones experimentar el amor, sí el único
sentido de la vida es el amor, el trillado amor, el eterno amor, el
loco amor. Tiene el corazón rojo de sangre arterial y piensa
que quizás vale la pena otra vez intentar fundirse en su alma y
ser uno con ella. Ser la rueda humana de Platón, y caminar con
cuatro brazos y cuatro piernas con ella, con su amor, y tener dos
rostros en uno e ir para un lado y para el otro, y sin tener que
girarse, recorrer todo el universo. Correr, volar, girar, bailar, y
ser poderoso siendo uno con ella, siendo un universo completo y
no una mitad, una mitad, una angustiosa mitad. Juan se dice a sí
mismo, estoy
“Cansado
y solo.
Cansado
hasta el punto de que me duele el espíritu” 1
Juan, el eremita, sabe que no tiene el derecho a desfallecer,
pero no puede más ser una mitad y sabe que quizás ella es
capaz de comprender su soledad, la honda soledad que nadie entiende,
ni él mismo. En realidad es casi seguro que ella tampoco
lo va a entender y menos que menos va a entender eso de querer
ser todo el tiempo y en todas partes una rueda cósmica, que gira
y gira y gira a toda velocidad con cuatro brazos y cuatro piernas
hasta la explosión de la conciencia en un sol rojo. Una puntada en
el corazón lo tiene alterado y ulula desde el fondo del alma invitándolo
no sabe adónde. No encuentra con quien compartir el
dolor, a pesar que Juan sabe que el dolor no es para ser comparti-
do, sino para ser transformado en gozo en la soledad. Pero no
puede más, y le duele el alma, le duele mucho el alma, mucho y
no sólo el alma sino el espíritu, y corriendo a más no poder parte
por las calles de la ciudad en su búsqueda. Corre, Juan corre a
toda velocidad a buscar a su amor.
“Ojala sea yo inmolado
por aquello que, en la víctima,
no ha rehuido el sacrificio” 2
Quien pudiera ser amado así dice Juan, hasta el punto en
que la víctima no rehúya el sacrificio del amor. Quien pudiera
amar así. Está convencido de su capacidad de entrega al sacrificio
del amor, convencido de cuánto quiere entregarse a su causa, poco
importa qué causa, pero sabe que busca el amor, sí el amor, el
trillado amor, el eterno amor, el loco amor. Quiere que el amor
fecunde su alma confundida, y sabe que nada de lo que encuentra
a su alrededor lo satisface y se identifica con el vate del rock and
roll que cantaba que no podía encontrar satisfacción. No, no puedo
encontrar satisfacción, se dice una y otra vez. Nada, nada lo
satisface y Juan
nada en las aguas de
su vida que se espesan
y lo frenan.
Sin embargo,
está otra vez corriendo
como desesperado
para buscarla
a ella, a ella, a
su amor de siempre.
Pero sabe que
ella no puede satisfacerlo,
sabe que
nada lo satisface,
nada lo satisface,
nada, Juan, nada a
brazo partido en las
aguas de la vida.
Pero no, quizás se
equivoca, quizás
ella, quizás ella, la
bella… quizás ella
también lo sueña. Y entonces él aprenda a abrirle la puerta y dejarla
entrar en su corazón. En este preciso instante tiene apretada
la clave de su alma en sus manos para entregársela a ella. Sí, se la
va a entregar.
Corre, corre Juan a buscarla a ella con la clave en la mano,
a ella, tan dulce, a ella, tan hermosa, a ella, tan buena, a ella, tan
mujer… Tiene la clave, la lleva bien apretada. Llega corriendo
agitadamente a su casa, resuena la campana en el universo y ella
lo atiende por el balcón y le pregunta: Juan, ¿a qué vienes otra
vez? Vengo a amarte, amor mío. Te amo desde el fondo de mi corazón,
te amo desde la cabeza a los pies, te amo. Tengo la clave.
Ella lo mira, baja del balcón, le abre la puerta y le dice no, Juan,
no, acuérdate que la otra vez cuando viniste y te amé con toda el
alma, me abandonaste y casi muero por ti cuando desapareciste.
Me juraste que ya nunca más vendrías a pedirme el sacrificio de
morir de amor por ti. Yo no sé nada de sacrificios, Juan. Yo, si te
amo, te amo y eso es todo. Y te amo, Juan, Dios sabe cuanto te
amo, pero no te entiendo. Ahora tengo la clave, le dice Juan. No,
no te entiendo, ni
entiendo tu sed ni tu
hambre ni tu falta ni
tu angustia ni tu dolor
ni tu búsqueda ni
tu vacío ni tu tortura
ni tu ausencia ni
tu desesperación ni
tus corridas ni tus
insomnios ni tu utopía
ni tus delirios ni
tu miedo ni tu sacrificio
ni el globo ni la
rueda ni tu nada.
No. Pero no hace
falta que me entiendas,
le dice Juan,
pues basta que me
ames, basta, y además
te traje la clave.
Mira, tengo la clave.
No, Juan, ni tu cla-
“La tierra”, Totila Albert.
Búsquedas 4
ve, ni tu clave. Él está sediento y se ha olvidado que luego que
beba de su cuerpo la va a abandonar, y sin embargo quizás no,
porque ella es todo para él, todo, todo, ella es su mitad, ella lo
completa y entonces le dice que la ama hasta la voluntad de no
querer ser más él sino ella, hasta el sacrificio de fundirse en sus
deseos de querer tenerlo siempre, hasta morir de amor por ella.
Juan quiere la rueda de Platón, quiere la rueda de cuatro piernas
y cuatro brazos porque la ama. Quiere correr, girar, bailar, volar,
quiere la rueda que saca chispas y se ilumina con la velocidad del
giro. Ella lo mira y se consume de amor por su fuego, tan potente
es el fuego de Juan, su Juan, tan potente como el de nadie es el
fuego de su amado Juan, y se entrega y él la mata suavemente
cuando ella enloquece nuevamente por su amor. Corren y corren
y giran y giran y bailan y bailan y vuelan y vuelan y brilla y brilla
la rueda perfecta que destella en el sol.
Otra vez lo mismo. No es el momento. Ahora no, no ahora,
Juan le dice que finalmente Dios se hizo hombre y que él quiere
hacerse Dios.
“Dios se hizo hombre
en la víctima,
cuando eligió ser sacrificado” 3
No sé amarte, no puedo quedarme contigo, yo me voy,
amor mío, déjame emular a Dios, le dice Juan, déjame ir, déjame
sacrificarme. Y huyendo otra vez, le ruega dulcemente, pero ámame
igual, sacrifícate mi amor, no rehúyas el sacrificio de sufrir de
amor por mí hasta morir. Ella se muere por su amor y lo llama a
los gritos cuando él la deja sola otra vez. No me abandones Juan,
nunca más te voy a abrir la puerta, te voy a extirpar de mi alma, te
voy a matar, voy a arrancarte de mi corazón, le grita. Ella cae y
queda tendida en el piso gimiendo de amor. No amor, no rehúyas
el sacrificio, ámame, muere por mí, muere por mí, le grita Juan,
muere por mí que yo muero por ti, le grita Juan mientras se aleja
corriendo con el trofeo de su corazón ensangrentado apretado
entre sus manos y mientras resuena en su oído:
“El camino de los demás
tiene lugares de descanso
al sol,
donde se reúnen.
Pero éste es mi camino
y es ahora,
ahora cuando no tienes derecho de desfallecer” 4
Pero cuando sale de la casa de ella, de la casa de su amor,
de la bella, Juan está desfalleciente. Y tiene hambre y no sabe lo
que quiere, y está muriendo de inanición. Quiere amor y no lo
encuentra, no lo encuentra todo el tiempo y en todas partes como
él lo quiere, y comienza a correr otra vez buscando la rueda perfecta,
pero es una mitad, sólo una mitad… Corre, corre, Juan
corre por la ciudad desesperado pues ella no lo ama lo suficiente
para morir de amor por él. Juan corre por las calles atestadas y
llega a un prado a orillas del río y se tiende agotado a meditar
sobre su vida, sobre su azarosa media vida, y se larga a llover y
tendido en el pasto Juan se empapa y tiene frío y tiene hambre y
tiembla. Se levanta y se acerca al río y sube hasta arriba del puente
que lo atraviesa y ve correr las aguas y las siente menos espesas
que las aguas de su vida que fluyen como un aluvión de barro, y
llueve, y se siente solo y está mojado y el barro arrastra las piedras
de su vida y mira el cielo gris y se apoya sobre la baranda y piensa
que no es tan fácil saltar, pero que si toma impulso con decisión lo
puede hacer.
El corazón de su amada flota en el río como un globo rojo
que se hace cada vez más grande.
“Llora
si puedes,
llora,
pero no te lamentes.
El camino te ha elegido,
Sé agradecido” 5
Y no hace falta darse impulso y saltar a rescatar el globo
rojo que flota, pues en ese instante Dios se compadece de él, de
su dolor que es espejo de la limitación divina, y Juan se desmaya y
cae muerto de hambre y de frío sobre la calle del puente. Ella, la
bella, su amor de siempre, por siempre y para siempre, también
está desmayada y tendida en el piso del umbral de su casa, muerta
de amor añorando el globo rojo que flota en el río.
Un ángel rojo los lleva tras la lluvia y tras los truenos que
rugen, y juntos son un rayo y otro rayo que se fecundan mutuamente,
y forman la rueda poderosa que gira con cuatro piernas y
cuatro brazos, y sus miembros dan vueltas como látigos, y sus dos
rostros en una cabeza miran el levante y el poniente y bailan en el
salón del cenit y despiertan en la noche con el sol brillante de un
único globo rojo en el corazón y tienen una sacudida luminosa de
amor.
Quien viera tras el umbral los rostros del amado y la amante
insaciables, vería que la vida se apiadó de ellos en el momento
preciso, en el instante, en el fulgor, en el destello eterno del presente
que no cesa y quien pudiera oír interiormente lo que resonaba
en sus almas oiría sus voces entremezcladas en la música de
las esferas cantando y dirigiéndose al ángel de la muerte repitiendo
sin cesar una letanía a dos voces “Ayúdame a soportar la eternidad”,
“Ayúdame a soportar la eternidad”.
Que en paz descansen Juan y su bella amada que viven en
el interior del globo rojo que flota en la corriente del río.
* Mónica Oliva, Arquitecta. MA en Ciencias Políticas. Historiadora, filósofa,
teóloga, economista, escritora, etc. Da clases y conferencias. Confía en el
intelecto como puente hacia el espíritu.
1 Dag Hammarsköld – Marcas en el camino – Mínima Trotta
2 Ibíd.
3 Ibíd.
4 Ibíd.
5 Ibíd.
Búsquedas 5
El tema de la educación en nuestro
país hoy se encuentra en el llamado “ojo
del huracán”. Movilizaciones, marchas, paros,
tomas, manifestaciones artísticas y actos
colmados de creatividad reflejan que
los ideales de la juventud no están muertos
como creemos desde hace tiempo, debido
al bajo porcentaje de inscripciones en
los registros electorales. Claramente tienen
mucho que decir y muchísimo más por
hacer.
Estudios: ¿vocación, obligación
o una apuesta para ganar dinero?
G a b r i e l a C o r r a l *
No obstante, como docente y enamorada
de lo que enseño, hay algo que me
llama la atención y me preocupa profundamente.
Creo que la realidad que me ha
tocado ver en televisión o en las calles del
centro de Santiago se contradice con la que
vivo todos los días con los estudiantes o que
tiene otras aristas que no se ven a simple
vista. Las generalizaciones siempre me parecen
precarias, incompletas e injustas, por
eso dejo en claro que hablo de lo que veo y
he visto en la vida real, MI vida real, sin
pretender que mi experiencia sea la de todos
o la de una mayoría, pero teniendo la
certeza de que son muchos los/las colegas
que tienen el mismo pensamiento y sentir.
Que los jóvenes reclamen, pidan,
exijan una mejor calidad de la educación
es, sin duda, algo absolutamente plausible,
un hecho que nos debe enorgullecer como
sociedad, como chilenos, como adultos incluso.
Pero… ¿qué pasa cuando algunos jó-
Búsquedas en conciencia
6
venes que salen a marchar o que están en
muchas de nuestras universidades creando
conciencia y estimulando la reflexión entre
sus compañeros no entran a clases, sacan
muy bajas calificaciones, no demuestran
interés alguno por sus estudios? ¿No
pierde acaso cierto grado de credibilidad
aquello por lo cual se lucha?
No quiero en ningún caso desvirtuar
el precioso y potente movimiento estudiantil
que hemos presenciado este año
2011 y que florece con fuerza cada cierto
tiempo. Pero no puedo dejar de cuestionar
ese estado de casi permanente abulia y
desidia, que es una expresión silenciosa y a
escondidas, que tal vez solo se ve en las salas
de clases, en los patios de universidades
o en las mismas calles. Muchos de los jóvenes
están dejando ver un descontento enorme
en varios sentidos: familiar, religioso,
ambiental, social, político, etc. Se vislumbra
una desmotivación que en ocasiones
adopta formas creativas y productivas,
como ha ocurrido en estas manifestaciones
en pro de una educación de calidad,
libre e igualitaria, así como también se hace
visible en forma de arte, ya sea teatro, danza,
poesía, o cualquier otra.
Sin embargo, repito, no es tan difícil
darse cuenta de ese estado de apatía del
cual hablo. Los/as jóvenes muchas veces
estudian presionados por sus familias, su
entorno o la misma sociedad competitiva
en la que estamos insertos. Estudian una
carrera impuesta porque sus opciones verdaderas
no son comprendidas ni aceptadas,
otras veces estudian solo por hacer algo,
para no estar en la casa, para no repetir la
historia familiar, porque se espera tener
más oportunidades en un futuro que les
parece tan lejano y que está a la vuelta de
la esquina de la vida, o bien estudian tal o
cual cosa en cualquier parte solo porque
ahí quedaron y es mejor no atrasarse o no
perder más dinero intentándolo de nuevo.
Cada vez son más quienes quieren
tener estudios universitarios pero casi
como un rebaño que debe cumplir su camino.
Es evidente que la educación en
nuestro país es un lujo al que muchos no
pueden acceder, pero también es evidente
que existe una especie de conciencia colectiva
de ver la universidad como la única
opción para encontrar una fuente laboral
o, por lo menos, una bien remunerada.
Junto a esto, aparecen cada vez más universidades
privadas que ofrecen múltiples
carreras, cuántas de ellas creando falsas
expectativas.
El punto -más allá de estas falencias
y estas problemáticas sociales y/o políticas-
es que estudian sin amar lo que hacen,
sin sentir verdadera pasión o vocación, sin
pensar tal vez que eso es lo que deberán
desarrollar de una u otra manera por muchísimo
tiempo en sus vidas. Me preocupa
y me apena esta falta de amor de los universitarios
hacia sus carreras, falta de amor
por sus materias, sus lecturas, sus referentes,
pero por sobre todo, por el aprendizaje.
Algo que finalmente nos transforma en
seres pensantes, reflexivos, racionales, con
cultura, una cultura que se construye humanamente.
Que la educación necesita un cambio
urgente e importante es indiscutible, y
debe ser desde los primeros años. Tengo la
certeza de esto. Certeza que se comprueba
cada vez que uno se da cuenta del
bajísimo nivel que presentan los estudian-
* Gabriela Corral es Licenciada en Lengua y
Literatura Hispánica, PUC, y Magíster en Literatura
Hispanoamericana, Universidad de Chile. Docente
y poeta.
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tes, la poca base escolar que tienen, lo que
se evidencia, sobre todo, en el primer año
de universidad. No es posible negar esto
cuando uno es testigo y, por qué no decirlo,
a veces cómplice, de que no leen ni les
interesa, de que escriben mui, aver, la sopa
está echa con agua, la puerta está hay.
Definitivamente, tenemos una educación
que deja mucho, demasiado, que
desear. Pero también una sociedad que no
fomenta que sus niños y jóvenes se expresen,
se descubran, sueñen y vivan su aprendizaje
con el entusiasmo que deberían, no
como un calvario sino inculcando el amor
por el conocimiento, motor fundamental
para surgir en la vida. Esto es algo que ya
han explorado algunos y que la educación
“tradicional” se ha empeñado en ignorar o
desprestigiar.
Estamos inmersos en esta inercia
como en un carrusel que da vueltas rápidamente
y del que no podemos bajar sin
caernos o, por lo menos, tambalear. Me
parece un asunto no menor, como sociedad,
crear conciencia de que en la vida no
solo nos movemos por intereses económicos
sino también por el amor y las ganas
que uno deposita en cada cosa que realiza.
Esa sí es una verdadera fuente creadora de
éxito y bienestar.
Búsquedas en comunidad
8
La danza de la confianza
Movimiento, acción sico-social
e intervención artística en un país en riesgo
A l e j a n d r a P a l l a m a r *
Dame la mano y danzaremos;
dame la mano y me amarás.
Como una sola flor seremos,
como una flor, y nada más...
“La danza de la luz”, ángeles nieto, serigrafía
Las relaciones de confianza y de
colaboración son dimensiones muy valoradas
en las teorías del desarrollo social
como elementos que cohesionan la acción
social y comunitaria. Se las considera un
capital social crucial, un recurso para el
“Desarrollo Humano, porque permite potenciar
las capacidades de las personas para
incidir en la marcha de las cosas”. Sin embargo
no sólo son importantes como instrumentos
sino también como un fin en sí
mismas, son parte del bienestar y la felicidad
subjetiva de las personas. Richard
Layard en sus estudios sobre la felicidad
plantea que los vínculos y relaciones entre
las personas es uno de los aspectos que produce
felicidad. Más específicamente, dice
que la proporción de personas que considera
se puede confiar en otros es uno de
los factores que explica la diferencia de
felicidad entre países.
El goce, el placer de estar con otros
en un contexto de confianza y gratuidad,
sin fines instrumentales, sino expresivos
(de ser, de compartir, de estar) son parte
importante de nuestro sentido de vida y
de bienestar.
En el contexto de lo anterior, quiero
compartir una experiencia recientemente
desarrollada en Guatemala desde el
Centro de Danza e Investigación del Movimiento
de la Universidad Rafael Landívar
con el patrocinio de Prince Claus Fund, lo
que permitió desarrollar un programa llamado
Danza en Comunidad: Abriendo Espacios
de Confianza.
Guatemala es un país complejo:
bello, violento y diverso. Con niveles altos
de criminalidad e indicadores pobres de
desarrollo. Con una multiculturalidad no
integrada, donde existe aún muy fuertemente
la exclusión, y las secuelas de un
conflicto armado considerado uno de los
más violentos de América Latina, donde se
reporta que más de una cuarta parte del
total de la población del país fue afectada
por la violencia. La violencia, expresada en
homicidios, ha aumentado constantemente
desde 1999 al 2008, por un conjunto de
factores asociados a la pobreza, el
narcotráfico y la impunidad. Los efectos de
esta última han sido estudiados por Cabrera
Pérez-Armiñan (2006), teniendo esta
tanto implicaciones políticas como
psicosociales; entre estas últimas, destacamos
las siguientes:
- Destruye la confianza social.
- Vivencias de exclusión, aislamiento
y resentimiento.
- Institucionalización de la mentira
y la negación.
Esta evolución tiene consecuencias
sociales evidentes “la situación de inseguridad
imperante ha favorecido la presencia
de sospecha, miedo, y falta de confianza
en las relaciones sociales. Esta situación
afecta las estructuras sociales y la construcción
o mantenimiento del capital social
productivo, así como el tejido social”.
En síntesis la desconfianza es alta y
la asociatividad baja. Esto se percibe fuertemente
para un extranjero desde lo más
evidente que es el miedo a la calle, a transitar
libremente por el temor a la violencia,
hasta las sutilezas de las relaciones
interpersonales donde uno se acostumbra
a un estilo indirecto y evasivo, a leer entre
líneas por la falta de comunicación directa
y clara; nadie dice no, sino “fíjese que…”;
se escuchan recomendaciones tales como
“no quedes mal con nadie, que acá nunca
se sabe….”.
A partir de esto nos planteamos realizar
una experiencia donde a través de la
danza y el movimiento pudiésemos promover
la colaboración y la confianza a partir
del goce de crear y bailar juntos una “danza
en comunidad”.
Nos reunimos con grupos diversos:
jóvenes, mujeres, adulto mayor, colegios,
colectivos de arte, en la capital y en aldeas
tales como Santa María Chiquimula
(Totonicapán), San Juan la Laguna,
Chaquilla, San Andrés Semetabaj (Sololá)
para reunirnos todos al final en el Parque
Central de Guatemala el 13 de agosto de
este año. Donde todos juntos bailamos la
“Danza por la colaboración y la vida” como
tituló el periódico Prensa Libre.
En los talleres preparatorios nuestra
intención fue entregar un mensaje acer-
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ca de la importancia de la colaboración a
través del movimiento. Allí trabajamos con
el desarrollo de la conciencia corporal y el
movimiento. A partir de esta y de la práctica
de la danza recogíamos la conciencia
de los participantes acerca de las habilidades
que se necesitaban para realizarla: escuchar,
liderar, seguir, coordinarse, alinearse
en el movimiento al unísono, confiar.
Recogimos también las vivencias de ellos
en el proceso: alegría, energía, fuerza,
unión, cansancio etc.
La coreografía fue una danza contemporánea
con elementos tribales. En ella
se mezclaron movimientos resolutivos y
energéticos que dieran seguridad y se lle-
* Alejandra Pallamar es sicóloga, Coordinadora
Proyecto de Danza en Comunidad desarrollado en
Guatemala por la Universidad Rafael Landívar.
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varan fuera el miedo, con movimientos más
suaves y circulares donde lo que primaba
era la flexibilidad y la apertura.
En esta experiencia resulta interesante
la integración del proceso de trabajo
con los grupos en torno a una temática
psicosocial con un resultado creativo específico.
Pensamos que puede ser un modelo
interesante para unir promoción en el ámbito
psicosocial y en la cooperación para
el desarrollo con metodologías que
involucren herramientas de diferentes disciplinas
artísticas, que culminen en la creación
de un producto cultural que genera
goce, alegría.
Búsquedas en espiritualidad
11
Gastón Soublette:
“La humanidad dará un vuelco de
conciencia”
Hace aproximadamente 15 años, cuando trabajaba en el
libro “Bolero de Almas: conversaciones de Fin de siglo con Viejos
Sabios”1, tuve la oportunidad de mantener un diálogo con este
hombre polifacético: músico, educador y antropólogo, Gastón
Soublete, quién no dudaba en afirmar que el Tao oriental es “constitucional
a su persona desde que el asombro de vivir lo impulsó a
H e r n á n D i n a m a r c a *
entender el mundo”. Hoy, ya con una década en el siglo XXI, la
conversación de entonces es aún extraordinariamente vigente; es
más, la emoción y convicción que ayer nos animaba y compartíamos
con Soublette, que la humanidad daría un vuelco de conciencia,
cada día se nota en más gestos jóvenes de la vida cotidiana.
Por eso, aquí la recupero para re-vitalizar las búsquedas.
- La percepción asombrada es común a todos los
niños.
- Sí, pero no permanece. Todo niño, de alguna manera, es
un indígena y vive inmerso en ese sentimiento de formar parte
del acontecer cósmico. Sin embargo, a poco andar, con la educación
se pierde este sentimiento.
- Usted afirma que un niño y un indígena tienen
espontáneamente una mirada Tao, pero que nuestra educación
hace que se pierda. ¿Podría comparar ambas concepciones?
- En Europa, las tribus bárbaras que invaden al Imperio,
los francos, los visigodos, salen de la selva del norte, y para ellos
vivir el Tao era lo espontáneo. Era lo normal, pues esos bárbaros
eran indígenas. Es decir, la Europa bárbara habría tenido muchos
menos inconvenientes de aceptar el Tao que la Europa moderna.
El hombre europeo moderno, con su pensamiento racional y la
ciencia que deriva de él, se fue separando peligrosamente de la
naturaleza. La sociedad industrial está basada, justamente, en un
divorcio profundo entre el hombre y la naturaleza, con el objeto
de poder explotarla. En una moral que es la manera burguesa de
vivir. Una religión inspirada en la noción de cumplimiento y de
mérito para la otra vida, porque ésta es un valle de lágrimas. Esa
racionalidad occidental actual es la antípoda del sentimiento de
armonía del hombre con el cosmos.
- El rechazo en su adolescencia a esa concepción
occidental debe haber sido sinónimo de mucha rebeldía.
- Claro, y sufrimiento también. Mi rebeldía era más interior
que exterior. Por fuera seguía la corriente, di el bachillerato
e ingresé a la Escuela de Derecho. Pero era tan a contrapelo estudiar
Derecho que terminó produciéndome una neurosis depresiva,
una neurosis de rebeldía, así que dejé los estudios y no me
recibí.
- Eso en los años 40.
-Antes incluso. La rebeldía se manifiesta en que uno busca
sabiduría en los artistas, en individuos extraños, en el mendigo,
en el indígena, en quienes le puedan dar noticias distintas a las del
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mundo en que uno vive.
-En el siglo VI antes de Cristo, aproximadamente,
en Grecia, en Medio Oriente, en China, en India, en
América, surgen concepciones de mundo plasmadas en
textos originarios que incorporan el cambio, el fluir. ¿A
qué atribuye esta curiosa y fascinante sincronicidad
entre culturas tan distantes?
- Fue un gran momento de la humanidad. Coinciden los
grandes profetas de Israel, Pitágoras y Heráclito en Grecia, Buda
en la India, Lao Tse en China. El siglo VI es como una puerta a un
mundo que en el largo plazo se va a constituir como distinto al
mundo que le precedió. Por ejemplo, en China el Imperio Antiguo
duró hasta el siglo III a.C. Con las enseñanzas de Confucio se
constituye el Imperio Clásico, que duró dos mil años. Entre ambos
es la diferencia que hay entre la humanidad arcaica y la civilizada.
El Imperio Antiguo es, en gran medida, indígena. El Imperio
del cual viene Confucio tiene más de indígena que de civilizado.
Hay ciudades, pero la sociedad todavía vive en un indigenismo
superior: era un Imperio poblado por etnias. En cambio, la civilización
vive en el Derecho, en la moral, en el pensamiento organizador
de la vida, en las ideologías, en la ciencia. Eso se inicia en
ese siglo en que vive Pitágoras y Heráclito, Buda, Confucio, y es
la gran puerta por la cual se abre paso esta concepción civilizada
de la vida que vendría después. Estos faros aparecen para advertirle
a la humanidad del paso que va a dar. Para dar ese paso
reformulan la sabiduría originaria que viene desde la noche de
los tiempos. ¿Quién es Confucio en el fondo? Es un codificador
de la sabiduría anterior. Confucio dice: «yo no creo nada, yo transmito
». Lao Tse decía lo mismo. Pitágoras se podría considerar
también como un resumidor de toda la sabiduría que viene desde
la mitología griega. Los profetas reformulan lo esencial de la ley
de Moisés a su pueblo.
- Es paradójico, porque ellos abren una civilización
que posteriormente niega la sabiduría antigua.
- Claro. Es la gran advertencia, porque la humanidad va a
dar un paso muy importante en los siglos siguientes; un paso que
dura hasta ahora. Entonces, la humanidad arcaica, con su sabidu-
ría original, a través de estos portavoces, le advierte a la futura
humanidad civilizada los tremendos peligros del paso que va a
dar. Por ejemplo, Confucio, siendo un hombre de la autoridad,
de la moral, tiene claro el tremendo peligro que tienen los hombres
civilizados de embarcarse en la empresa titánica, por la cual
se rompe el equilibrio dialéctico del mundo, en que el principio
paterno arrasa con el principio materno y la dulzura y la suavidad
sucumben ante la fuerza, la organización, el poder, la riqueza y la
opulencia. Confucio le advierte al pueblo chino, en el I Ching
sobre todo, de los peligros de la empresa titánica. La sociedad
industrial es una empresa titánica, sin el paliativo espiritual que
es el lado materno de la vida.
- No pocos occidentales son críticos del Tao. Les
es difícil comprender el «no obrar» de la concepción
Tao, ese dejar fluir del Todo. Lo critican porque ese no
obrar y dejar fluir ocultaría una invitación a la no responsabilidad
de la acción humana.
- Es una crítica infundada y surge de no entender lo que es
el no obrar. Si trato de definir el no obrar es muy posible que
lleguemos a equívocos imposibles de superar. Pero si doy ejemplos
es fácil de comprender. En política, ¿qué sería el no obrar en
el Chile del siglo XX? Que los gobernantes, antes de embarcarse
en el modelo de civilización industrial, hubieran observado quiénes
somos y qué necesitamos. Entonces, el no obrar hubiese sido
saber cuál es el valor de nuestra cultura y qué nos define como
comunidad humana. Eso sería el no obrar: pensar primero en lo
que nos da la vida y sobre eso construir. Pero no pensar que porque
los franceses, los ingleses, los norteamericanos han descubierto
algunas cosas, ésas a nosotros nos hacen falta y traerlas para
acá e imponerlas por decreto, cualquiera sean las consecuencias.
Con ese ejemplo, se entiende que el no obrar es un dejar fluir en
el sentido de que las fuerzas de la vida han creado una comunidad,
le han dado una cultura a nuestro pueblo, con una sabiduría de
origen europeo e indígena que la viene elaborando a través de los
siglos.
- Entonces, el no obrar sería un obrar con sabiduría.
- Exactamente. Un obrar pero en consideración a lo que
nos es dado desde la vida, para no interferirla. La mejor definición
de no obrar es no interferir. No obrar no significa un no
hacer. El obrar puede ser un hacer, pero un hacer conforme al
sentido del mundo, a cómo fluye la vida. Atendiendo a eso, digo
que los gobernantes chilenos del siglo XX han carecido de sabiduría:
han llevado a que el pueblo pierda su virtud, justamente
porque se le ha impuesto un modelo que por ser proclamado por
las naciones más poderosas y más ricas se considera de por sí como
bueno.
- Cuando dice que el no obrar sería el no interferir,
me cuesta comprenderlo. Toda la aventura humana,
desde que empezamos a trabajar, a utilizar el lenguaje y
a ser conscientes, ha sido una gran
interferencia -qué otra cosa si no
es la cultura- entre la humanidad
y la naturaleza. La acción humana
es gestar la cultura, es un obrar
que, a la vez, interfiere en la humanidad
misma y en la naturaleza.
- La cultura no tiene por qué interferir. La cultura tiene
que ser un trasunto del sentido del mundo. El sentido del mundo
el hombre primitivo lo capta en el acontecer cósmico, y la cultura
que él formula tiene que estar en armonía con el sentido del mundo.
Si la cultura no está en armonía con el sentido del mundo, esa
cultura es destructiva.
- Que es lo que ocurre hoy
- Claro. El Emperador chino antiguo hacía regularmente
un viaje que duraba un año por todas las regiones del Imperio. En
ese viaje conversaba con todos los ancianos sabios de cada pueblo
y así conocía a su pueblo. El Emperador aprendía más de ese viaje
que lo que aprendía el pueblo del Emperador. Los letrados que
iban con él recogían la tradición popular. Esta se acumulaba en la
biblioteca del palacio imperial. De la sabiduría popular salió el I
Ching, salió el Libro de los versos. Entonces, para crear una cultura
que no interfiera con la sabiduría del pueblo, los Emperadores
antiguos estaban preocupados de saber quiénes son los chinos
y no imponer por decreto desde el palacio imperial una sabiduría
cualquiera.
- No es fácil conciliar la tradición del Tao oriental
con la tradición bíblica occidental, y usted es taoísta y
cristiano. Digo que no es fácil, pues hay una tensión entre
el cristianismo (al menos en su variante católica, cuya
moral es abstractamente normativa, es un decálogo
moral que hay que cumplir) versus un Tao cuya moral
enfatiza en la experiencia, en la transformación interior
del ser humano y en el posible devenir hacia su perfección.
Son actitudes distintas. ¿Cómo las concilia en
su interioridad?
- Si soy cristiano es porque creo en Jesucristo. Hay que
conocer a Jesucristo para saber qué es el cristianismo. ¿Es Jesucristo
un ser normativo? Eso es lo único que interesa.
- La Iglesia ha sido profundamente normativa, si
no represiva, durante dos mil años.
- Pero observemos a Cristo. ¿Es un hombre normativo?
No. El es un hombre de sabiduría y amor. Por ejemplo, un joven
rico le pregunta: “Maestro, ¿qué debo hacer de bueno para alcanzar
la vida eterna?” Jesús responde con una pregunta: “¿Por qué
me preguntas sobre lo bueno, Uno sólo es El Bueno”. ¿Qué quiso
decir Jesús? Que no hay nada que sea bueno independientemente
de Dios, la fuente de la vida. Entonces, Jesús responde de una
manera no normativa como primera actitud. El lo remite, hablando
en términos chinos, al Tao primero. Si tú estás en contacto con
Dios, eres bueno, pero no es la práctica de mandamientos lo que
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te va a hacer bueno. Esa es la esencia de su respuesta.
- Pero aceptemos que la Iglesia es normativa.
- Todas las iglesias son normativas. Para que una iglesia se
mantenga con vitalidad debe equilibrarse entre lo normativo, que
es inevitable por el desarrollo de la cultura, y la fuente de vitalidad
espiritual que viene de los fundadores. Estos no han sido normativos.
Lo normativo viene después. Jesús incluso trata de superar
la normativa de la ley de Moisés. La libertad de los hijos de
Dios era una expresión que se usaba en la primitiva Iglesia. Es
escandalosa esa afirmación para quien tiene una mentalidad normativa.
Entonces, hay muchos paralelos entre Jesús y Lao Tse. Entre
otras cosas, Jesús usa la experiencia de la naturaleza para sus ejemplos,
lo que es esencialmente taoísta. Los saca del grano de mostaza,
del grano de trigo, de la gallina y los pollos, del viento, de las
estaciones del año, del sol y la luna. Jesús era un hombre itinerante,
más veces durmió a la intemperie que bajo techo, vivía en contacto
con los pájaros, el aire, la luna y las estrellas. Ahora es difícil
ver a ese Jesús por todo el aparataje teológico que surgió después.
- Muchos pensadores ven en la Iglesia a una de las
instituciones que da el sustento conceptual para la posterior
explotación irracional de la naturaleza que hace
el ser humano. El monoteísmo expresado en una figura
divina que no está en la naturaleza sino que está fuera,
es el que impulsa a la humanidad a enseñorearse de to-
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das las cosas por Dios creadas.
- No fue ése el sentimiento original. La nueva teología de
la creación, una de las avanzadas del cristianismo actual, enfatiza
mucho el texto del Génesis en que el inventario de la creación es
una gran familia. Cada vez que Dios crea uno de los reinos, en el
texto dice: «Y vio Dios que era bueno». La creación es una gran
familia, es un todo inseparable. Así lo concibió el hebreo antiguo.
Hay que distinguir también entre el hebreo antiguo y el hebreo
posterior que es preceptual.
- Erich Fromm escribió un libro bellísimo: “Y seréis
como dioses». En él sugiere que con la emergencia
en el Oriente Medio de los monoteísmos antiguos se abre
la posibilidad en la historia humana del devenir de la
concepción de mundo occidental posterior. Esos
monoteísmos abren la concepción de mundo que concibe
a la humanidad-yo confrontada a la naturaleza-ello,
yo versus ello. Ahí surgiría un Dios como espíritu más
allá de la naturaleza y una humanidad como favorita de
ese Dios. Y ahí surgiría una humanidad que es el espejo
de Dios en la tierra y cuyo camino humano es «seréis
como dioses”. Así, tras esa nueva sensibilidad, el hombre
se separa de la naturaleza al abandonar ese yo-humanidad
y tú-naturaleza que era propio de la sensibilidad
originaria del animismo y el politeísmo panteísta
precedentes, en los que naturaleza y humanidad vivían
animadas en una interpenetración vital.
- No he leído el libro de Fromm. Sin embargo, hay un
monoteísmo chino, el taoísmo, en el que la palabra Tao se usa de
dos maneras: por un lado, el sentido del mundo que se capta en el
sentido del acontecer; y por otro, es el principio del cual deriva
todo, es decir, connota a Dios. No creo que sea la formulación de
un Dios único necesariamente la raíz de la separación del hombre
del Todo. Eso viene de Grecia. Heráclito es el último indígena de
la sociedad griega y Parménides es el primer civilizado.
Parménides separa en forma tajante al sujeto y al objeto. El pensamiento
griego a partir de ahí separó al hombre de la naturaleza.
El hombre es un sujeto que observa a la naturaleza-objeto y que
puede interferir en ella. El sentido ya no es, a la manera indígena,
preexistente al hombre, sino que el sentido es lo que el hombre le
quiera dar a las cosas.
- En este siglo, a partir de los años sesenta, cuyo
símbolo más sugerente fue el viaje de los Beatles a la
India, la racionalidad occidental de Descartes va a buscar
el orientalismo de Tao y Buda, iniciándose una síntesis
nueva entre ambas sensibilidades. De ahí surgen
las neorreligiones en occidente, las psicologías
transpersonales, el desarrollo personal, en fin. ¿A qué
circunstancia histórica atribuye este acercamiento?
- Ocurre para llenar un vacío nuestro tremendo. Las religiones
occidentales en el siglo XX pasan por una tremenda crisis.
En la forma como están administradas no responden a las inquietudes
espirituales del hombre contemporáneo. Esas inquietudes
ahora se centran en el concepto de realización personal y acceso a
un ámbito superior de la conciencia. Las iglesias no han sabido
dar una respuesta a esa gran inquietud. En cambio, el Tao,
Confucio, la Vedhanta hindú, el budismo Zen, dan una respuesta.
Ahora, esas religiones occidentales en su tesoro originario tienen
también una respuesta a esa inquietud. El problema ha sido su
administración en el siglo XX y antes. Por ejemplo, en Chile todo
el revuelo que se armó en su momento en torno a la canonización
de Sor Teresa de Los Andes. Si investigamos cómo llegó a ser quien
fue, la respuesta es que ella consultó a dos grandes maestros de
espiritualidad cristiana, Juan de la Cruz y Teresa de Avila. Pero,
¿qué se ha dicho sobre eso? Nada. Ni lo han dicho ni al pueblo le
interesa por qué la canonizaron. Basta con tener un santo más
para que haga su milagrito.
- Y el valor moral real que sí se destacó fue el de
una niña que se autorreprimió en su vida emocional, en
su vida sexual, y en tal carácter es el modelo de nuestra
Iglesia para las hermosas jóvenes chilenas.
- Fue funesta la manera de enfrentar ese hecho. Era la gran
oportunidad de mostrar que en el cristianismo está la respuesta a
la inquietud, pero no se le dio cauce.
- Usted fue director artístico de Canal 13 entre
1969 y 1973.
- Un pecado de juventud.
- Es cierto, no lo imagino
como hombre de televisión. ¿Cuál
es su opinión sobre el medio de comunicación?
- Es el agente más poderoso para
la destrucción de la cultura chilena.
- Bueno, ésa ha sido la gestión de la industria televisión,
pero no el hecho tecnológico que permite comunicar
audiovisualmente a distancia.
- En Chile esa comunicación no ha tenido valores. El televisor
en la casa no está ahí para oír noticias solamente, está ahí
para reemplazar la realidad, para evadirse de ella. Ya sea en Suecia,
en Francia o en Chile, la televisión reemplaza a la realidad.
- Es complicado, porque la televisión como hecho
tecnológico no va a desaparecer.
- Vamos a tener que convertir la enfermedad en remedio.
- ¿Cómo?
- Tal vez nuevos programas con otros valores y advertir
sobre los peligros de la televisión.
- En su libro «Mensajes Secretos del Cine», hace
hablar con un mensaje bíblico profundo a películas tan
distintas como «El gran dictador», de Chaplin, «Encuentros
Cercanos del Tercer Tipo», de Steven Spielberg y la
«Odisea en el Espacio», de Stanley Kubrick. ¿Cuáles son
los mensajes secretos de origen bíblico en autores de
cine tan disímiles?
- No son tan disímiles. Los tres tienen en común que son
judíos militantes y eso lo proyectan en su quehacer. Discretamente
militantes, en el caso de Chaplin y Kubrick. En cambio, a
Spielberg, en el Times de New York, le preguntaron: «¿Cuál es la
fuente de su gigantesca imaginería?» El ritual jasídico de la Sinagoga,
respondió abiertamente. Ahora, en «El gran dictador»,
Chaplin sugiere detrás de la figura del barbero judío las características
del mesías. Por eso al final de la película el barbero judío
sustituye al dictador Hinkel y da un mensaje de paz a la humanidad
entera. Ese mensaje fue aplaudido por todos, incluido el Estado
Mayor de Hinkel. ¿Por qué afirmo que en ese momento él se
revela como el mesías? Porque el título del mesías para los judíos
es príncipe de paz. En la película, el barbero le habla por el micrófono
a Anna, su amada: «Anna, ¿me estás escuchando? Levanta
la vista, que viene una gran luz». Entonces ella mira hacia la derecha
del cuadro que corresponde al punto cardinal oriente y justamente
de ahí viene una gran luz. Jesús dijo en uno de los pasajes
del Evangelio: “el día de la manifestación del mesías será como el
relámpago que estalle en Oriente y se vea en Occidente”. A su
vez, en “2001: Odisea del Espacio”, de Kubrick, el mensaje bíblico
está en esa tabla que en el principio del film aparece de manera
inesperada a los antropoides. Una tabla que les cambia la vida y
que simbolizaría el despuntar del pensamiento en los antropoides.
Eso dijo Kubrick a la prensa. El antropoide que la toca es el que
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descubre el instrumento y ahí empieza la tecnología. Pero, en otro
plano de significación, ¿por qué esa tabla aparece con un gran
coro que llena los espacios interestelares, y con el texto Lux Eterna?
Entonces, es la revelación de la ley de Moisés la que subyace
en esa imagen.
- En el libro “La estrella de Chile” estudió la
simbología indígena, la cruz del kultrún mapuche, y la
simbología republicana, la estrella de la bandera chilena.
- La cruz compuesta del kultrún es una cosmovisión completa.
Es la gran síntesis de toda la sabiduría mapuche. Ahí está la
estructura del cosmos, el panteón de los dioses, el ciclo cósmico,
y los mapuches se miran en ese símbolo como los judíos en la
estrella de Israel. Respecto del símbolo republicano, después de
medir y estudiar las proporciones de la bandera de la estrella solitaria
(en el único ejemplar que había en el Museo Histórico,
después robado por un comando revolucionario y que nunca se
ha devuelto... ¿existirá aún?), llegué a la conclusión de que fue
hecha conforme a la proporción áurea o mística de la geometría
pitagórica. La estrella misma, llamada el pentágono de Pitágoras,
es el símbolo del hombre arquetípico. O’Higgins utilizó este símbolo
para indicar qué es lo que se espera del hombre chileno. La
estrella tiene una punta hacia arriba y cuatro hacia abajo. El cuatro
es el símbolo de la tierra y el uno es el símbolo del espíritu.
Entonces, la estrella con la punta hacia arriba indica que el espíritu
preside el mundo material; y si invierto la estrella, es satánica.
El mundo material ahoga la luz del espíritu: ése es el simbolismo
que tenía para ellos en esa época. Claro que ahora aún usamos la
bandera y su estrella en todas partes y nadie se pregunta acerca de
su significado.
- A Gastón Soublette no le gustan los tecnócratas.
Los tecnócratas son los hombres símbolos de una decadencia
de época -según usted- y dirigen el mundo sobre
la base de valores utilitarios e involucrándonos a
todos en una deshumanización. ¿Cómo se hacen los tecnócratas?
- Para arribar a la mentalidad tecnocrática hubo un largo
proceso de decadencia espiritual de la humanidad. La civilización
europeo americana ha ido perdiendo sus bases éticas y espirituales.
Grandes principios como el conocimiento de sí mismo, la
autocrítica, el respeto y el amor al prójimo, la prudencia, la mesura,
todo eso se acaba y se sustituye por lo que Confucio llama la
empresa titánica: es decir, no hay límite para la ambición. Y el
vacío que genera la ausencia de la noción de sentido en que vivían
nuestros ancestros, genera una desesperación expresada en el
megaproyecto constructivista y económico.
- ¿Los tecnócratas serían los adalides de ese proyecto?
- Exactamente. Los tecnócratas pueden ser en su vida privada
hombres morales y buenos amigos, esposos y padres, pero a
la vez realizan una acción depredadora en el mundo. De hecho,
he conocido a muchos tecnócratas que
son supersimpáticos, incluso tienen en
su biblioteca libros que contradicen
completamente su acción en el mundo.
- ¿Qué líderes chilenos serían
modelos de tecnócratas?
- Por lo general, los jefes de estado
en Chile son tecnócratas. Por ejemplo,
el actual presidente Frei en su discurso
se expresa la mentalidad
tecnocrática. El es muy entusiasta al formular
un megaproyecto de país que adolece
de serios vacíos acerca de lo que son
las regiones. Sólo un ejemplo. El inauguró
dos termoeléctricas de 400
megawatts en la zona de Quillota. ¿Se
preguntó qué ha sido Quillota durante 200 años? No. Y Quillota
es un lugar de alta producción agrícola de excelente calidad, las
mejores paltas y chirimoyas de Chile se producen ahí, en La Cruz.
Y dos termoeléctricas se instalan ahí. ¿Para qué? ¿Para convivir
con la agricultura? Imposible. Cada termoeléctrica despide al aire
5 toneladas diarias de monóxido de nitrógeno que generan otras
tantas de ozono. Entonces, que sepan los quillotanos en qué se
meten. Es para que muera la agricultura a diez años plazo. Da
pena que el Gobierno haga eso y lo acompañe con un discurso
promisor.
- El hombre de Pudahuel y el de Parinacota quieren
ese progreso y esa modernización que trae bienes
materiales o tecnología nueva, sin reflexionar sobre sus
eventuales dañinas consecuencias.
- Una ley de psicología de masas descubierta por los chinos
en la antigüedad dice que quienes están a la cabeza de la comunidad
transmitirán a ésta su estructura de pensamiento.
- Habla mal de la gente esa concepción.
- Existe el pueblo y la masa. Chile dejó de ser un pueblo.
Cuando un pueblo está en posesión de su cultura se puede decir
que es un pueblo; cuando se pierde su cultura, se puede hablar
sólo de masa.
- Por lo que dice, es muy pesimista acerca del futuro.
- Respecto al futuro del actual macrosistema, sí. Pero soy
optimista respecto al futuro del hombre.
- Acláreme esa diferencia.
- Al llegar al estado de decadencia en que ahora estamos,
se genera necesariamente una situación dialéctica. Mientras más
se agudiza la decadencia con la mentalidad tecnocrática, más también
se fortalece la gente que no quiere lucrar, que quiere ser
sabia, que no quiere explotar a nadie, que no quiere mentirse a sí
misma ni a nadie, que no quiere traumatizar a sus hijos, que quiere
la armonía.
- ¿Y a esa gente la ve hoy en Chile?
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- Por supuesto. Pero esa gente no tiene ningún poder todavía.
En el mundo entero existen, son los cuadros de la humanidad
futura que ya están formados. Esa es mi esperanza. Soy pesimista
respecto al sistema. Este va a morir y va a caer produciendo un
tremendo daño a la humanidad, porque estas cosas no se derrumban
suavemente. El Imperio Romano, cuando se vino abajo, dejó
el gran desastre en Europa. Este sistema de tecnócratas se va a
derrumbar causando un tremendo daño a la vida, pero no la va a
lograr suprimir. Los cuadros de la humanidad futura existen. Son
lo que la doctora Lola Hoffman llamaba «la cifra crítica». La cifra
crítica son las personas que aspiran a convertirse realmente en
verdaderos hombres.
- El concepto de cifra crítica es una de las pocas
miradas a la humanidad que nos hace ser optimistas ante
el futuro. ¿Por qué no lo explica?
- Así es. La especie humana está formada por individuos.
Pero si se penetra en las profundidades de la conciencia, hay un
límite en que se deja de ser individuo y uno es también un colectivo.
Es el inconsciente colectivo de la especie. Usted y yo, y todos,
somos individuos que hacemos nuestra vida independiente,
pero estamos enganchados en una base común y hay vasos comunicantes,
aunque no lo sepamos. Cuando un porcentaje de gente,
que entre ellos ni siquiera se conocen, da un vuelco de conciencia,
entonces por la vía del inconsciente colectivo ese cambio opera
también como cambio cultural en la sociedad en la cual ellos viven.
Al llegar ese vuelco de conciencia a un porcentaje del 15 por
ciento de los individuos, de ahí en adelante se dispara el fenómeno
y el efecto multiplicador empieza a cubrir completamente el
mundo. Es lo que pasó en la Antigua Roma. Según la doctora Lola
Hoffman y muchos más, la cifra crítica hoy se habría logrado y el
efecto multiplicador comenzó. El modelo está perdido, no tiene
salvación posible. Todavía está armado en concreto, apernado con
pernos de acero, pero le queda poco.
- Hay un ejemplo clásico en la vida natural que
comprueba y grafica el concepto de cifra o masa crítica.
- Sí, el de los monos.
- ¿Cómo es?
- Alguien pidió autorización para hacer una experiencia
en una isla solitaria en un archipiélago de Japón donde vive un
tipo de monos. A esos monos les gusta mucho el camote. Quien
hacía la experiencia llevó camotes cocidos, sin cáscara, y los ensució
con arena y se los dejó a los monos. Estos se acercaron y vieron
que no se podían comer el camote porque estaba lleno de
arena. Entonces comenzaron a limpiarlo hasta que una mona joven
se acercó a un riachuelo que daba a la playa y lavó el camote.
Otros monos la vieron hacer eso y la imitaron. Esa familia de
monos se demoró, digamos, 24 horas en darse cuenta cómo se
pueden lavar esos camotes. De ahí, él investigó a otra familia de
monos que estaba en otra región de la isla y puso también los
camotes con arena. También aquí otros monos descubrieron cómo
lavarlos, pero el tiempo que demoraron no fue 24 sino que 20
horas. Después, en otra isla hizo lo mismo con otra familia de
monos. Estos aprendieron en 12 horas. Y en otra isla lo hicieron
en 5 horas. Bueno, ¿qué dedujo el investigador? Que vasos comunicantes
internos de esa especie facilitan el aprendizaje. Lo mismo
ocurriría en el sistema celular del hombre y de la especie. En
los misterios de la conciencia estamos conectados, a pesar de que
los individuos parecemos islas.
- Bello ejemplo. ¿En qué nota usted que la cifra
crítica estaría operando en la humanidad actual?
- Los jóvenes comprenden este lenguaje y captan la profundidad
de la decadencia. En mis alumnos, entre quienes se han
dado cuenta, noto los cambios de vida en ellos. Es cierto, algunos
siguen igual. Pero no pocos están en una revisión de su vida, tienen
un deseo de rectificar, sobre todo las relaciones humanas,
abuenarse con sus padres y hermanos. Y esto ocurre dentro y fuera
de las iglesias. Estamos ante un fenómeno más amplio que las
iglesias y las ideologías.
* www.hernandinamarca.cl
1 El libro “Bolero de Almas” fue publicado por LOM ediciones en 1996. Se trata
de 25 conversaciones con igual número de destacados viejos-sabios chilenos
acerca de su experiencia vital en el siglo XX y como imaginaban el siglo XXI.
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E d u a r d o Y e n t z e n *
Introducción
Mi motivación por el tema de la confrontación violenta en Chile proviene de
haber vivido la dictadura, y de anhelar que esos hechos que vivimos no ocurran ‘nunca
más’. Pero para ese propósito existen dos grandes miradas: una que se centra en una
memoria de las violaciones a los derechos humanos en dictadura, que es principalmente
impulsada por el sector que sufrió la represión; y la otra del sector que estuvo a favor del
golpe, y que asigna una causalidad al gobierno de la Unidad Popular y a la ideología
marxista. En definitiva, los nunca más son vistos desde los dos polos. Mi intento es de
Estructura pendular
de la historia de Chile:
conflicto social y conflicto armado
Móvil de Alexander Calder.
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encontrar un enfoque que busque un acuerdo permanente entre los dos polos.
Durante el 2006 escribí el libro “Hacia una Democracia Creativa” (Editorial Universidad
Bolivariana, Marzo 2007). En su capítulo 3, uno de los títulos era “Boceto de los
conflictos en la historia de Chile”, que recogía mi sorpresa al reconocer una impresionante
frecuencia de conflictos. Resumo a continuación un cuadro, que puede aún tener
algunas lagunas.
Calendario de conflictos armados
-1810-1818: Guerra de independencia contra España
-1820-1823: Campaña para la liberación del Perú.
-1825-1826: Expulsión de los españoles que controlaban Chiloé.
-1829-1830: Guerra civil por alzamiento de José Joaquín Prieto
-1837-1839: Guerra contra la Confederación perú-boliviana.
-1851: Alzamiento del sector liberal
-1859: Segundo intento de alzamiento armado de los liberales
-1861: Ocupación de la Araucanía.
-1864: Guerra contra España.
-1879-1883: Guerra del Pacífico contra Perú y Bolivia
-1880: ‘Pacificación’ de la araucanía.
-1891: Guerra civil contra el presidente Balmaceda.
-1907: Huelga de los obreros del salitre aplastada por el ejército.
-1924: Junta de gobierno disuelve el congreso nacional
-1925: Golpe de estado genera el regreso de Arturo Alessandri
-1927: Golpe de estado lleva a Carlos Ibáñez al poder
-1931: Rebelión de la marina de guerra
-1932: Golpe de estado de militares con ideas de izquierda.
-1938: Movilización para generar golpe de estado por parte de grupos nazis.
-1939: Ariostazo, golpe de Estado contra Aguirre Cerda que fracasa
-1948: Ley de “Defensa de la democracia” que reprimió y exilió al PC.
-1972: El Tanquetazo en contra del gobierno de Allende
-1973: Golpe Militar
Escribí en ese mismo capítulo: “Es tan recurrente que no sería extraño que hacia
el bicentenario o muy luego después estuviéramos de nuevo en una confrontación...”.
Entre ese libro y el momento actual, seguí profundizando los tramos en que la
historia de Chile es normalmente dividida, haciéndoseme evidente un patrón de movimiento
pendular; pero de manera más impresionante, encontrando una pauta muy regular
de alternancia de los grupos en el poder.
Hoy es 9 de agosto de 2011, y los chilenos somos testigos de cómo se ha ido
dando un incremento en la efervescencia confrontacional, tan sólo que –de la lectura
del gráfico pendular y su interpretación- en este momento estamos en la forma de protesta
social, y no de violencia armada. Ésta vendría –de repetirse el ciclo habitual- en el
próximo movimiento del péndulo.
Este libro presenta un gráfico de interpretación de la historia de Chile desde la
idea de una recurrencia pendular, respaldada en el tercer capítulo con un boceto de los
hechos históricos o ‘historias de la historia’, y un capítulo principal -el segundo en el
orden del libro- en que entrego propuestas conducentes a la intencionalidad del ‘nunca
más’.
Interpretación del movimiento pendular y propuestas para el ‘nunca más’
A través del gráfico podemos reconocer la pauta pendular. El punto cero es 1810,
momento en que se crea el espacio ‘Chile’ como proyecto de identidad autónoma. Ello
genera que, simultáneo a la confrontación contra España, se abra la confrontación interna.
A lo largo de los 200 años de historia independiente, la pauta muestra que la
historia del país nunca ha avanzado en la dirección de una de las propuestas ideológicas o
político-filosóficas más que por un tiempo breve, para volcarse luego en la dirección
contraria.
En el gráfico he puesto a la derecha del eje los proyectos que han buscado mayores
libertades y equidades –con sus distintos nombres: liberalismo, federalismo, democracia,
progresismo, socialismo, comunismo, radicalismo; y en la izquierda del eje las
fuerzas de conservación del orden y los privilegios: republicanos, conservadores, oligarcas,
pelucones, estanqueros, derechistas, neoliberales, etc.
Al observar la pauta, vemos cómo las dos orientaciones se reparten tiempos más
o menos equivalentes de la historia independiente de Chile, de un modo análogo a como
también se reparten los votos en la mayoría de las elecciones presidenciales.
Movimiento pendular, confrontación social y acción armada
Ahora bien, este movimiento pendular tiene momentos en que el cambio de
dirección ha sido a través de una acción armada significativa. Coincidentemente ello ha
ocurrido cuando el péndulo pasa desde el sector del cambio libertador e igualitario
hacia el sector de la conservación de privilegios.
En cambio, cuando se pasa del sector de conservación de privilegios al de cambio
igualitario, esto ocurre normalmente a partir de la protesta social que va expresando a
una mayoría, que se levanta contra el abuso del sector de conservación, lo que culmina
finalmente en un cambio a través del voto.
Dentro de esta predominancia, ocurren excepciones.
-La primera es la única ocasión en que las ramas de las FFAA se dividieron, y
generaron la Guerra Civil de 1891.
-Luego están las excepciones del paso sin violencia desde el sector del cambio
libertador al sector de la conservación de privilegios, en los casos de Ibáñez a Alessandri
y de Bachelet a Piñera. También son excepciones los alzamientos armados de los liberales
en 1851 y 1861.
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-Tercera excepción es un tipo de acción armada de carácter cupular, que no consigue
un cambio pendular de un sector al otro. Entre ellos están los golpes entre los dos
gobiernos de Arturo Alessandri, el Tacnazo y el Tanquetazo, el intento de golpe del nacional
socialismo, los golpes de José Miguel Carrera, acciones de Manuel Rodríguez, y la
acción del MIR.
Interpretación para los cinco escenarios: dos ‘normales’ y tres ‘de excepción’
1. Paso pendular del sector de cambio igualitario al sector de conservación de
privilegios, vía acción armada
¿Por qué ocurre esto? Al radicalizarse la dirección hacia el cambio, los conservadores
ven amenazados sus privilegios y su mundo, y se disponen a defenderlo por cualquier
medio. Al reconocer que ya no lo pueden detener por la vía de la convicción y por
tanto de los votos, se permiten ocupar la fuerza armada.
Esta es el tipo de acción más amenazante para la convivencia nacional, la que
genera más abuso y sufrimiento, la que más despierta la intención del ‘nunca más’. Por
ello es central intentar descubrir cómo neutralizar esta acción. Parte central del intento
de neutralización consistirá en comprender qué viabiliza que el sector de conservación
de privilegios obtenga la adhesión de las FFAA.
2. Paso pendular del sector de conservación de privilegios al sector de cambio
igualitario con protesta social y voto, y sin acción armada
Cuando los conservadores del privilegio han recuperado el poder por la fuerza,
lo ejercen temporalmente sin contrapeso, y se ven por ello tentados a extremar las desigualdades
y sus privilegios. Entonces, a pesar del miedo, al tiempo comienza a estallar la
protesta social, y el sector conservador ocupa una fuerza de represión de la protesta.
Pero la masificación de la protesta va empujando a un retorno del péndulo, hasta
que finalmente –por votación- vuelve a pasar al sector del cambio, y comienzan a generarse
leyes y políticas tendientes a la equidad.
Con el paso del tiempo, el péndulo en esta dirección tiende a radicalizarse, reapareciendo
las condiciones para la intervención armada desde el sector de la conservación
de privilegios.
3. Acciones armadas cupulares
Ellas ocurren en un contexto que posibilita la acción cupular, y tiene por finalidad
a veces radicaliza el proceso, y otras contener la radicalización.
4. Cambio con violencia en contexto de fuerzas equivalentes.
Un episodio singular es la Guerra Civil de 1891, en que se dividen las ramas de
las FFAA, con el ejército apoyando al presidente Balmaceda y la Armada apoyando a la
oligarquía fincada en el Congreso. Es difícil establecer si este contexto es más o menos
pavoroso que el de la represión masiva a los partidos políticos durante la dictadura de
Pinochet. Ambos son los episodios de violencia nacional más extremos. Y si sumamos a él
el periodo de la lucha por la independencia, aunque sea en otro contexto, tendríamos
que ellos se dan con una regularidad de cada 80 años casi exactos: 1814 – 1891 – 1973.
5. Paso pendular del sector de cambio al sector de conservación sin acción armada
También es de gran interés descubrir que permite que este paso, que normalmente
es violento, haya ocurrido en un par de ocasiones sin violencia.
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En el paso hacia el sector conservador de privilegios, desde Bachelet a Piñera, se
podría pensar que fue sin uso de la violencia armada porque el grado en que el péndulo
había oscilado hacia el cambio era muy moderado. En ese contexto, la amenaza para el
sector conservador era mínima o inexistente. Incluso se señalaba que al poder económico
le convenía que el modelo económico lo administrara la Concertación. Así, la frustración
de los adherentes del cambio ante la ausencia de mayores cambios, llevó a un sector
marginal a cambiar su voto, dando el triunfo a Piñera. Me interesa resaltar que el paso
del péndulo del sector del cambio al sector conservador se realizó sin violencia desde la
hipótesis de que el grado del cambio es de baja radicalidad.
Para el caso del cambio sin violencia de Ibáñez a Jorge Alessandri se produce algo
diferente pero finalmente similar. Ibáñez a mitad de su periodo inicia un movimiento
pendular de vuelta hacia el campo de conservación –cuando decide asesorarse por la
Comisión Klein Sacks-, y eso determina que el cambio hacia la conservación continúe en
su inercia para darle el triunfo a Alessandri. No se estaba entonces ante una radicalización
hacia el cambio que se necesitara contener. Fue el mismo Ibáñez quien tuvo que enfrentar
el conflicto social debido a su giro en dirección a los intereses del privilegio. Esto es
parecido al giro hacia el sector de los privilegios que tuvo González Videla, y que lo
planteo en el contexto de cambios con violencia por la acción masiva de represión y
exilio al Partido Comunista.
Además, ocurre de manera análoga en los casos de Jorge Alessandri y de Sebastián
Piñera que se ‘devuelve’ la administración de un modelo económico de beneficio de las
élites, ‘a sus verdaderos dueños’. Esto da coherencia a la protesta social, confundida e
inhibida cuando el modelo de privilegios lo administra el sector político que postula el
cambio igualitario.
El momento actual
El momento actual, del gobierno de Piñera, donde el péndulo está en el sector de
la conservación de privilegios, y si observamos la pauta estructural de movimiento pendular,
cabría suponer que el movimiento de vuelta hacia el sector el cambio será sin sólo
con la violencia represiva institucional hacia la protesta social pero sin violencia armada.
Es en el próximo momento de la pauta estructural pendular, cuando estemos de
nuevo en el sector del cambio, cuando, de haber radicalización en esta dirección, estaríamos
en el escenario de la reacción armada del sector de conservación de privilegios.
Desestimación del triunfo armado como solución final
Frente a esta estructura tan sostenida y regular del movimiento pendular, cabría
pensar que está operando una ley tan inapelable como las estaciones del año.
Dentro de esta ley, ¿qué intentar hacer para que la confrontación violenta no se
produzca, y con ello evitar la enorme destrucción de bienes, la obstrucción al funcionamiento
normal de la sociedad, y lo absolutamente principal, salvar todas las vidas que no
se inmolarían en vano?
Si el hecho histórico es que el sector conservador reacciona con la fuerza de las
armas ante la radicalización de la fuerza del cambio, cosa que ocurre una y otra vez a lo
largo de nuestra historia independiente, y si además son exitosos, entonces surgen dos
alternativas posibles:
La primera es la que se ha aplicado históricamente casi siempre: reunir una fuerza
de las armas para lograr el triunfo militar del sector del cambio. Las consecuencias de
dolor y destrucción de éstas son por todos conocidas, y representan el mayor sufrimiento
para el sector propulsor del cambio libertario e igualitario.
Pero todo esto parecería justificarse si el resultado fuera el bien permanente del
sector liberado. Pero ¿qué nos dice la historia? Nos muestra el movimiento pendular: a la
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revolución francesa sigue el terror y luego el Imperio; y a los socialismos reales sigue un
abuso de poder que termina con el derrocamiento o autodisolución de estos proyectos.
Si vemos en Chile como una y otra vez el gráfico pendular, saber que cada vez que
se ha radicalizado el cambio, al tiempo voy a tener una reacción conservadora por la vía
de las armas, y el péndulo va a pasar al lado conservador, por un tiempo prolongado, y
con un ejercicio del poder durante un tramo prolongado del tipo más abusivo e insensible,
dado el control absoluto del poder. Entonces nos podríamos preguntar ¿Tiene sentido?
¿Es responsable hacerlo? ¿O es más sano autolimitar el grado de cambio e intentar
mantenerlo gradual y constante en el tiempo?
En definitiva, si establecemos que la historia no avanza linealmente, ni siquiera en
espiral, hacia estadios mejores, sino que se mueve pendularmente, entonces tenemos
que desechar la ilusión del triunfo armado como portador del bien final.
A esto se añade nuestra conciencia actual de que los ‘cambios materiales’ no traen
el bien final para la humanidad, y sabemos además que ellos amenazan la sustentabilidad
del planeta;
Propuesta para el ‘nunca más’ a partir de una cultura de la fraternidad
Si el camino anterior lo aceptáramos como inconducente, podemos intentar algo
que es de enorme dificultad, pero que en mi opinión es algo que no está necesariamente
condenado a fracasar. Se trataría de crear una cultura nacional de fraternidad dentro de
la cual impulsar cambios graduales pero sostenidos.
Es un hecho que tras en la democracia posterior a la intervención militar de la
dictadura de Pinochet, se ha mantenido una inequidad abusiva, y un enriquecimiento
ofensivo. Es cierto que la Concertación actuó desde el trauma original que sus dirigentes
vivieron, y que también en un cierto grado se acomodaron a los beneficios de ser una
élite en un sistema de enriquecimiento de élites. Pero si esto diera paso –tras Piñera- a
un movimiento pendular de radicalización, la recurrencia del movimiento pendular nos
llevaría directo a una repetición del ciclo, con un nuevo golpe de estado o una guerra
civil.
Si buscáramos neutralizar esto con y nos movemos hacia la creación de una fuerza
de fraternidad, de carácter ético-social, que busque un cambio hacia la equidad de tipo
gradual, con vigilancia y poder ciudadano; pero poniendo una atención realista al punto
en que el sector conservador de privilegios no tolera más cambios, y al mismo tiempo
cuidando que no se den las condiciones que favorezcan que el poder institucional armado
adhiera a favor del sector de los privilegios, podríamos lograr un cambio gradual
sostenido hacia la equidad. Esta línea estratégica exigiría una arte en la conducción política.
Porque una fraternidad nacional que a su vez promueva cambios graduales profundos
y sostenidos, requiere de una fuerza que a la vez no se inhiba de contener a los
sectores propios que se radicalicen. (Algo equivalente a lo que los estudiantes hicieron
respecto de los violentistas en las marchas). Requiere construir un movimiento cultural
que recupere la mística solidaria, que se resista al consumismo, que respete las diversidades,
que administre las diferencias, que sea fuerte en el cumplimiento de las exigencias,
que combine creatividad y orden, expansividad y eficiencia, libertad y respeto a la
autoridad.
Existen una enormidad de acciones posibles para avanzar en equidad dentro del
contexto de una democracia estabilizada, pero se requiere de una fuerza no-violenta
superior a las fuerzas violentistas, y una ética que contenga la tendencia a acomodarse y
beneficiarse de los privilegios. Más responsabilidad y más firmeza.
La presión ciudadana es de gran valor para generar equilibrios más equitativos y
menos abusivos. La ciudadanía puede constituirse en un poder de supervisión para el
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cumplimiento de los compromisos, para atenuar la inequidad y el abuso. Para templar a
las dirigencias políticas del cambio gradual y sostenido.
Dentro de la propuesta cultural fraterna, es necesario comprender que debemos
dejar de poner el eje del bienestar humano en el consumismo. Es una realidad tan obvia
que la felicidad de la gente -en términos generales- pasa de manera mucho más importante
por otros espacios que por los del crecimiento económico, una vez salvaguardadas
las condiciones básicas de vida material. Este pensamiento no es para que se saboree la
derecha y se oponga a la equidad, pero es un dato real sobre qué contribuye más y menos
a la felicidad del ser humano.
Necesitamos entonces generar cambios reales hacia la mayor equidad y el menor
abuso, pero a la vez necesitamos avanzar en los modos de gestionar el vivir en sociedad
de una manera fraternal. Necesitamos una forma de regular la convivencia de las diferencias,
partiendo por el respeto recíproco, y nuetralizando toda explosión del conflicto.
Y dentro de ese marco, ser pacientemente firmes y constantes en los cambios en favor
de una convivencia más equitativa y armoniosa.
Para impulsar tal movimiento cultural de fraternidad, necesitamos convencernos
plenamente de que la historia no avanza a través de las confrontaciones. Ese es un tremendo
mito. La línea del mejoramiento de las condiciones materiales y morales de una
sociedad se producen a pesar de las confrontaciones y no gracias a ellas. Y aunque sea más
difícil de ver y aceptar, a pesar de la competencia y no gracias a ella. El avance real ocurre
por acumulación de energías nacionales aplicadas a proyectos de desarrollo o de bien
común, en tanto que las confrontaciones y la competencia sólo dilapidan energía, además
de generar dolor humano.
Digamos ‘nunca más’ a la confrontación, ‘nunca más’ a la destrucción, sí a la construcción
fraterna, con cambios reales y profundos hacia la equidad y la armonía.
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* Eduardo Yentzen, Docente de Desarrollo Personal
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El visionario francés, Jacques Attali
recuerda en su libro “Fraternidades” que
el mundo necesita la utopía fraterna de
complacerse en la felicidad de los demás,
y que para estar con “los otros”, necesitamos
convivir con diversidad en espacios
fraternos, como la ciudad y un sistema educacional
público que promueva la mezcla
intersocial e intercultural.
La revista EURE de la Universidad
Católica ha profundizado el
segregacionismo social de las ciudades latinoamericanas
(Sabatini, Espinoza,
Rodríguez, Arriagada y otros). Un estudio
comparado de las diferencias sociales
en manzanas y barrios, para observar la
homogeneidad y por tanto el nivel de segregación
o de mezcla social, concluye que
Santiago, Ciudad de México y Lima, no han
llegado al segregacionismo de las zonas
urbanas norteamericanas, pero la tendencia
es alta hacia la construcción de la ciudad
separada por muros sociales y culturales,
lo que deteriora la vida comunitaria y
la acción colectiva, aumentando la violencia
y la desconfianza urbana.
La Fraternidad
se encarna en
la educación pública
y la ciudad mezclada
La lucha de los jóvenes chilenos es por volver a ser comunidad, para
vivir la fraternidad en la educación pública, que junto a la búsqueda de
ciudades con integración social y espacios públicos, son las herramientas
de la fraternidad cotidiana.
T e o E s t e b a n V a l e n z u e l a *
Pintura de Joaquín Torres García
Urbanismo social e integrador
El urbanista catalán Jordi Borja afirma
que hay odio a la ciudad en la lógica
segregacionista por una vida aislada, lo cual
hay que resistir potenciando la planificación
urbana concertada con los actores sociales
y un fuerte rescate del espacio público
en su función integradora: “La calidad
del espacio público es hoy una condición
principal para la adquisición de la ciudadanía.
El espacio público cumple funciones
urbanísticas, socioculturales y políticas.
En el ámbito de barrio es a la vez el lugar
de vida social y de relación entre elementos
construidos, con sus poblaciones y actividades.
En el nivel de ciudad cumple funciones
de dar conexión y continuidad a los
diversos territorios urbanos y de proporcionar
una imagen de identidad y
monumentalidad. El espacio público, si es
accesible y polivalente, sirve a poblaciones
diversas.
La gente vive cerca y con mezcla
social en los pueblos, pequeñas ciudades o
urbes de los países fraternos. El respeto a
la planificación, los subsidios para que los
pobres tengan acceso en zonas consolidadas,
la redistribución de recursos en el territorio,
son herramientas para evitar la
segregación espacial entre pobres y ricos.
En el caso de Chile, la densificación de zonas
consolidadas y las nuevas exigencias a
los urbanizadores de mezclar condominios
con barrios de clase media y media baja,
así como equipamientos y espacios públicos
de mayor calidad.
La construcción, rescate y animación
de espacios públicos para la integración
social y el diálogo social son esenciales,
desde el ágora griega y la plaza española,
hasta los parques jardines de inspiración
francesa. En la actual segregación, que
incluye malls diferenciados, la gente distinta
no se conoce. Por tanto, la dignidad
de estos espacios, su seguridad, la realización
de actividades culturales que mezclen
los estratos sociales, son políticas pro fraternidad
eficientes.
La educación pública en la integración
Junto al barrio que se habita y los
espacios públicos del pueblo y la ciudad,
el otro gran espacio de sociabilidad para lo
que podríamos llamar la fraternidad cotidiana
es la escuela, o al menos, la existencia
de un sistema escolar que integre a los
jóvenes.
Las masivas protestas en Chile entre
los años 2008 y 2011 en demanda del
fortalecimiento de la educación pública
apuntan, en lo subjetivo, a una fuerte demanda
de ser comunidad (más allá de dimensiones
ideológicas o motivaciones económicas
de algunos actores). Segmentos
importantes de las propias capas medias,
ayudados por los contactos de las nuevas
redes sociales, se contagian de un sentido
de fraternidad que puede expresarse en una
educación que asegure la mezcla social y
el diálogo con el otro. Adriana Puijgrós
denunció tempranamente el quiebre educativo
provocado por el neoliberalismo en
América Latina al desincentivar la educación
pública, propiciar la especialización
segregada y sospechar del concepto de sistema
escolar, el cual aseguraba una visión
integradora de los procesos escolares. Es
decir, reivindica que los problemas de cobertura
y calidad pueden ser abordados
desde una visión de sistema escolar, el cual
agrega el enorme valor de mezclar a las
capas sociales.
Los países de mejor calidad de vida
del Continente -Uruguay, Argentina, Costa
Rica- tienen en común que la mayoría
de la población concurre y se “mezcla” en
una escuela pública. En los países nórdicos
y avanzados (USA, Alemania, Francia), el
guarismo de asistencia a la escuela pública
del barrio sube a sobre el 90% de los jóvenes.
Por tanto, es irrefutable la vinculación
entre el espacio escolar y los niveles
de solidaridad y fraternidad en una sociedad,
en la construcción de un nosotros. En
el caso norteamericano, muchos municipios,
condados o School Districts tienen
políticas de intercambio de alumnos y academias
comunes para reunir a jóvenes de
barrios muy marcados por el origen nacional
social. Este es un camino viable. Si no
es realista volver atrás en los modelos de
segregación escolar, sí es posible reivindicar
el rol de la autoridad educacional pública
(con apoyo municipal) para producir
vida extra programática (cultural, deportiva,
bibliotecas, solidaridad) que reúna a
los jóvenes de distintos colegios en forma
permanente. En el mundo católico, las becas
sociales, las pastorales juveniles y los
trabajos voluntarios son espacios que ayudan
a morigerar los estancos sociales y a
producir contacto con la realidad diversa.
* Estevan Valenzuela trabaja en Guatemala con
municipios y textileros mayas, desde el coaching a la
danza comunitaria.
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Búsquedas en conciencia
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El día jueves pasé a ver a una amiga
que vive cerca de la plaza Italia después del
trabajo. La idea era acompañar un ratito a
los estudiantes en su marcha no autorizada
y luego devolvernos por un té o un café
para conversar de los miles de temas que
nos pertenecen y que no tienen que ver
necesariamente con la contingencia del día
jueves 04 de agosto. Cuando llegué a la casa
de mi amiga, pasadas las 18:30 hrs. se vio
que era muy difícil que pudiéramos acompañar
a nadie en ninguna marcha ya que la
policía y las fuerzas especiales habían iniciado
desde muy temprano una labor de
dispersión bastante impresionante. A eso
de las 18:30 hrs. la calle olía a lacrimógena
y frente a la casa de mi amiga, cuyo departamento
está en un edificio en plena esquina
de calle Curicó, se podía apreciar a
los muchos estudiantes y adultos que en calidad
de apoderados huían después de ha-
F r a n c i s c a V e r a V i v a n c o *
Joan Mirço: “Rey Ubçu”.
Un jueves de agosto
ber intentado marchar por la Alameda. Estuvimos
mucho rato mirando que pasaba,
en una actitud completamente contemplativa.
A un par de esquinas de donde estábamos
nosotras, se divisaba una barricada
y un poco más allá sendas micros verdes
de donde bajaban y bajaban contingentes
policiales durante todo el rato que estuvimos
mirando. Un par de veces en que vimos
que la cosa se ponía muy álgida nos
entrabamos al edificio, sobre todo para
evitar que nos llegara alguna piedra, proyectil
de cualquier tipo, en fin. El ambiente
por mientras era de caceroleo anticipado
y de pitos y bocinazos provenientes de
los departamentos de los edificios vecinos
y de los pocos automóviles que se atrevían
a circular. En eso estábamos las
antropólogas, haciendo una observación
que podríamos decir que es propia del trabajo
etnográfico, sacándole el rollo a los
pacos, a los jóvenes y niños de edades fluctuantes,
mientras sobrevolaban los helicópteros,
sonaban las ambulancias y las cucas,
cuando de repente apareció de la nada y
contra el tránsito una micro de fuerzas especiales
enorme que se estacionó frente a
nosotras. No quiero exagerar, pero la imagen
fue digna de cualquier libro de Tolkien,
era un contingente de tipos del GOPE parecidos
a los orcos, envueltos en cascos y
escudos, con tamaño de gorila y con actitud
y gesto muy beligerante y amedrentador.
Éramos unas 8 personas las que
estábamos en esa esquina, todas del edificio
de mi amiga, quienes los quedamos
mirando. De pronto nos dimos cuenta que
se bajaban y que venían hacia nosotros,
entonces de forma espontánea nos replegamos,
nos entramos al edificio y cerramos
la puerta metálica que comunica con
la calle. Mi amiga intuitivamente corrió a
su departamento que está en el 1º piso y
comenzó a abrirlo ya que estaba con llave.
Yo, por mientras, me quedé cerca de la
entrada, a la subida de la escalera, mirando
hacia afuera por una columna vidriada
muy angosta que era parte de la puerta
metálica de la cual estaba a unos tres metros,
para ver qué pasaba y cómo se iban.
Creí que el grupo del GOPE, al ver que
éramos residentes de uno de los tantos edificios
del centro de Santiago y que estábamos
en un espacio privado al cual no es
posible ingresar por la fuerza de ningún
tipo, porque además la ley no lo permite,
se iría. Cuál no sería mi sorpresa cuando
me doy cuenta que en vez de irse comenzaron
a arremeter a golpes de puño y patadas
a la puerta que tenía a tres metros de
mí. A esas alturas mi amiga gritaba porque
nos entráramos cuanto antes a su casa, a lo
que yo hice caso inmediatamente. Estábamos
entrándonos a su departamento cuando
el GOPE logró entrar al edificio, logrando
nosotras cerrar la puerta del departamento
y poner llave casi en sus narices. Lo
que vino después fue horrible, comenzaron
a patear y a golpear la puerta nuestra y
la del vecino del frente. Por mientras nosotras,
atónitas, no sabíamos que hacer. Yo
personalmente, después de constatar en
fracción de segundos que no teníamos por
donde huir ya que estábamos en un espacio
absolutamente encerrado, entré en un
estado de perplejidad a la espera de que
entraran en cualquier momento para llevarnos
del pelo o de no sé dónde. Después
de 8 o 10 minutos de patadas y golpes en la
puerta se hizo un silencio. No sé cuanto
rato pasaría antes de que volviéramos nuevamente
a sentir voces en el pasillo, si fue-
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con una policía que amedrenta y amenaza
tan violentamente a quienes somos los ciudadanos
de este país? ¿Qué tipo de democracia
es aquella en que las fuerzas especiales
entran a los espacios privados destruyéndoles
y luego las instituciones no son
capaces de hacerse cargo de sus actos ni
siquiera recibiendo las denuncias?
Todo lo anterior lo comparto porque
siento que es importante, porque me
imagino que hay miles de historias como
la mía que sucedieron este jueves 04 de
agosto, y que, por lo tanto, no tengo la exclusividad
de haber estado en un hecho de
violencia. También comparto esta historia
porque quisiera que todas las personas que
van a leer esto sepan que las quiero mucho,
que no me gustó la dictadura –obvio–
, ni me gusta este modelo económico y porque
tengo fe y esperanza en que mi hijo,
los hijos e hijas de ustedes luego y los nietos
y los hijos de nuestros nietos, van a poder
encontrarse con un modelo económico
y político y una sociedad diferente. Pero
porque además, para que todo esto cambie,
nosotros, desde donde estemos y como
podamos, tenemos que aparecer y hacernos
presentes, respetando nuestras diferencias
por supuesto ya que somos seres humanos.
Cada uno y una sabrá cómo puede
hacerlo.
ron 5, 10 o 15 minutos ya que estábamos
impresionadas. Cuando salimos constatamos,
junto al grupo de vecinos que habían
arrancado igual que nosotros a sus departamentos,
que todos los citófonos del edificio
habían sido completamente destruidos
y que la puerta de la casa del vecino,
donde felizmente no había nadie, había sido
descerrajada y abierta por los golpes. Los
ahí presentes grabaron y fotografiaron las
evidencias de los destrozos producidos por
quienes algunos llaman “carabineros” pero
que en realidad era más propio del paso de
un grupo de forajidos y delincuentes que
de quienes se supone que deben resguardar
el orden público y la integridad de los
ciudadanos y ciudadanas de este país. Cuando
llegaron los dueños del departamento
descerrajado y luego de ser informados de
lo que había sucedido con su casa por sus
vecinos, fueron a poner una denuncia a la
comisaría más cercana, la que el personal
de turno no quiso recibir.
En este poco tiempo que ha pasado
entre el jueves en la noche y hoy día sábado
he estado pensando en todo esto bastante,
hasta que hoy día al medio día leí una
columna en el Mostrador de Patricia
Politzer, quien dice que, a pesar de los disturbios
y de la represión del jueves, no se
puede hacer la comparación con los hechos
acontecidos durante la dictadura y que,
además, debemos valorar y proteger esta
democracia –lo que me parece fuerte–.
Hasta aquí había permanecido tranquila,
sin embargo, después de haber vivido lo
vivido el día jueves y luego leer este tipo
de opiniones me siento transgredida ¿Qué
tipo de democracia es aquélla en que la
gente no sólo no puede marchar libremente
por las calles, sino que además cuenta
* Francisca Vera Vivanco trabaja de manera
conjunta en programas sociales del estado y
proyectos de investigación. La experiencia de la
maternidad y la práctica de la antropología le han
regalado vivencias que le abren continuamente
nuevas perspectivas sobre el sentido de la vida.
Hoy día se encuentra en una búsqueda de espacios
de confianza y de libertad, desde donde sea
posible la existencia conjunta de la diversidad y el
pluralismo que es parte de las personas que
anhelan ser humanas.
franciscaveravivanco@gmail.com
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Sr. Carlos Peña
Rector Universidad Diego Portales
Presente
Estimado Rector,
He tomado la iniciativa de dirigirme a usted por medio de esta carta, que además
hago pública, como una forma de aportar al debate sobre la educación en el país y en
particular al ejercicio del diálogo, la reflexión y la práctica de la democracia al interior
de la comunidad académica. Lo hago teniendo como referencia su última columna de
opinión en el diario El Mercurio este Domingo 21 de agosto y en mi calidad de docente
de la Universidad Diego Portales, entidad que estimo mucho y a la que me siento orgulloso
de pertenecer. Entre otras cosas porque valoro de nuestra Universidad su calidad
académica, su espíritu pluralista y su preocupación por el acontecer nacional.
Lo que me mueve no es un afán de antagonismo a la autoridad. Sé además que
usted emitió sus opiniones en forma personal y no como Rector. Pero tal como usted
nos recordó en el caso Matte-Karadima, las palabras están cargadas de significados y
consecuencias según el contexto y la condición de quien las emite. De modo que los
juicios que usted emite (tales como “vergonzosa nueva beatería”) en relación al comportamiento
de profesores, conllevan implicancias también al interior de nuestra universidad
y su comunidad de docentes.
Carta abierta al Rector Carlos Peña
Búsquedas en diálogo y comprensión
30
He sabido apreciar sus columnas de opinión porque creo que han hecho aportes
importantes al análisis y comprensión de situaciones a veces complejas en el país. Especialmente
valoro su denuncia de discursos incoherentes y prácticas poco éticas, a veces
revestidas en discursos de moral convencional. En esta ocasión no obstante, me permito
disentir en varios puntos con su última columna y lo hago desde una postura dialogante
y respetuosa, que espero usted valore como un aporte a la reflexión. Me tomo acá de sus
palabras en el sentido de que para experimentarnos como seres inteligentes necesitamos
que los otros nos ofrezcan cierta resistencia.
Usted plantea en su artículo que “lo más llamativo del conflicto estudiantil es la
facilidad con que a veces sin mayor reflexión se les ha concedido toda la razón a los
jóvenes”. Y hace un llamado a los adultos a no imitar el comportamiento juvenil ni celebrar
acríticamente sus demandas. En particular a que los profesores cumplamos con “el
deber” de “comportarnos como tales” y que los políticos estén a la “altura de su dignidad”.
De otro modo ni familia, ni universidad, ni democracia funcionan.
Concuerdo con usted en la necesidad de no caer en un facilismo emotivo y embobarse
con la rebelión juvenil. Pero estoy sólo parcialmente de acuerdo. Porque a la vez
me pregunto si no sería bueno para el país que los padres dejaran de comportarse según
las definiciones que nuestra sociedad racional y patriarcal le asigna a la función paterna:
autoridad normativa y proveedor económico. Me pregunto si a Chile no le vendría mejor
tener padres más presentes y cercanos, menos centrados en reglamentar y proveer, y
más abiertos a escuchar, intimar y conectarse afectivamente con sus hijos. Si no sería
mejor tener políticos que, desoyendo los consejos de Macchiavello, estuviesen menos
motivados en alcanzar las alturas de un poder dudosamente digno, desde la lógica del
antagonismo y la desconfianza, y se atreviesen a ser más transparentes y honestos. Y profesores
universitarios capaces de ser sensibles y responsables con el acontecer nacional
más allá del cumplimiento de sus deberes de cátedra.
Puedo equivocarme, pero lo más llamativo del conflicto estudiantil es para mí
precisamente el hecho de que no se trate sólo de un conflicto por la sola mejora en la
calidad de la educación como quieren hacernos creer algunas autoridades de gobierno.
Los jóvenes han logrado recoger y expresar una aspiración que viene desde la dimensión
de la utopía y de la ética, áreas ambas que trascienden –pero no contradicen– la pura
racionalidad y se ubican en la legítima y muy humana esfera del querer y del sentir. Los
jóvenes de hoy tal como en su tiempo los de otras generaciones como en los sesenta y
ochenta –generación esta última en la que probablemente tanto usted como yo sentimos
el orgullo de haber participado activamente– aportan una dimensión valórica y de sentido
a un país que parecía haberla perdido, entre otras cosas por exagerar criterios como
la racionalidad, el realismo, el pragmatismo y el cumplimiento -a veces acrítico y cómodo-
de deberes y roles pre-establecidos.
No desconozco el valor que ocupan en la convivencia humana la racionalidad, la
prudencia y el respeto a reglas, procedimientos e instituciones, ni me parecen constructivas
posturas simplistas, anarquistas o romanticismos sin fundamento. Si bien es posible
observar algunas de estas actitudes en las expresiones de ciertos grupos, no creo que
ellas caractericen en lo central el comportamiento de los dirigentes estudiantiles actuales.
Uno puede disentir en algunas de sus decisiones y no concordar en todas sus demandas,
argumentos y propuestas. Pero en lo grueso me parece que han sabido integrar
firmeza en su movilización con argumentos válidos y razonables sobre todo en el plano
ético, pero también en lo político y lo técnico. En ese contexto, no concuerdo en interpretar
la adhesión que su movimiento ha generado en adultos y profesores como
acriticismo ingenuo o irresponsabilidad en el cumplimiento de sus deberes. Más me
parece apoyo consciente a planteamientos valóricos y a la demanda por soluciones profundas.
Búsquedas 31
Concuerdo plenamente con usted en que la búsqueda e implementación de soluciones
concretas al tema de la educación y otros que están en debate, deben ser pensadas
desde la razón para que sean viables y posibles. Pero no desconozco el papel que cumplen
la movilización social –que a veces debe ser tenaz para conseguir resultados–, el
discurso valórico y la adhesión afectiva a una causa justa. Tanto por parte de jóvenes
como de adultos y profesores. Y también de autoridades universitarias, a quienes pudimos
ver en las calles semanas atrás.
Todos sabemos que hay ciertos temas en el país que no se han resuelto y que por
el contrario parecen ir de mal en peor. Por lo tanto valoro el modo cómo los jóvenes
están expresando una aspiración por un país más inclusivo, igualitario y justo. Un país en
que las condiciones estructurales de inequidad y las diferencias de oportunidades en
educación y otros ámbitos no se sigan reproduciendo escandalosamente. En donde la ley
y el derecho no sigan amparando que algunas empresas impongan tasas usureras a sus
clientes y deudores como ha evidenciado el patético caso de La Polar. Un país en donde
no sean posibles ni justificables las escandalosas desigualdades de ingresos, en el que
gerentes de empresas –ni hablar de algunos dueños– pueden llegar a ganar más de cien
veces lo que uno de sus empleados. Situación que lamentablemente pareciera no ser
muy distinta en algunas universidades y establecimientos educacionales privados.
Y como sabemos bien, esto justamente se explica y justifica desde un discurso
que apela por ejemplo a la existencia de las leyes del mercado, como realidades irrefutables.
Si bien son una realidad factual, ciertamente las leyes del mercado están lejos de ser
verdades científicas incuestionables o realidades ontológicas. Son más bien la expresión
de una forma de ver y vivir la condición humana. La antropología filosófica que subyace
a las leyes del mercado –un ser humano movido sobre todo por motivaciones egoístas y
consumistas, desconectado de los otros y del sistema ecológico que lo rodea– es una
visión que ha permeado nuestra comprensión del ser humano y la realidad, que merece
seriamente ser puesta en discusión, dado su poder para generar y justificar realidades.
El empleo riguroso del pensamiento ciertamente es fundamental para la comprensión
y resolución de los problemas humanos y el ejercicio responsable de la democracia.
Pero de igual modo, para que la razón sea instrumento válido, ella debe estar
conectada a otras esferas de lo humano, como por ejemplo la afectividad y el espíritu.
Caso contrario, el pensar correcto se puede transformar en un nuevo mito, tal como en
su tiempo lo fueron –y aun hoy en algunos círculos– los dogmas religiosos. La psicología
sabe muy bien que la razón suele ser engañosa, cuando está al servicio del ego, ese personaje
fabricado por nuestro propio pensamiento y que tiende a emplearlo al servicio de
sus intereses. Los psicólogos nos hablan de los mecanismos de racionalización y de
intelectualización, un tipo de actividad del pensamiento que usa la razón al servicio de
motivaciones veladas inconscientes.
Quizás es tiempo de dejar el racionalismo como paradigma único del saber y
darle su lugar a otras esferas del ser. Tal vez es tiempo de que en nuestras universidades
nos abramos a formas de convivencia y de saber que desafíen el predominio de la razón
pura y el empirismo científico. Y validemos e implementemos espacios dedicados educarnos
en afectividad, en sensibilidad, en formas de vincularnos más sanas y amorosas.
Los místicos –probablemente quienes han llegado más profundamente en la comprensión
de lo humano– nos dicen que si la razón no va unida a esferas más profundas de la
consciencia, el pensamiento se vuelve un ejercicio vacío, engañoso y al servicio de los
intereses del ego. Para que el pensamiento sea verdaderamente creativo y fructífero, nos
dicen, debe estar conectado a una capa más profunda del ser, en donde se revelan verdades
tales como la percepción de unidad entre todas las cosas y seres, y la compasión y paz
como estados propios de una naturaleza humana más profunda y verdadera. Sería muy
provechoso considerar sus propuestas en serio y abrirse a estudiarlas y experimentarlas
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en escuelas y universidades para poner a prueba la veracidad de sus dichos.
¿Qué es “la realidad” y cuál el así llamado “principio de realidad”? Me pregunto
cómo sería hoy la “realidad concreta” de millones de afroamericanos en USA si M. L.
King se hubiese dejado llevar sólo por el realismo y no por su profunda capacidad de
amar, que lo llevó a soñar y crear una realidad distinta. La epistemología y las ciencias
actuales reafirman esta idea de que no existen verdades objetivas, que la realidad es
compleja y diversa. Más aun, nos dicen que la realidad la construimos desde nuestras
creencias, paradigmas, subjetividades e intersubjetividades. De modo que “ser realista”
será distinto según qué realidad estoy viendo y según qué realidad quiero crear en mi
mundo y en el mundo intersubjetivo compartido. En lo personal creo firmemente que
necesitamos ampliar nuestras definiciones de lo que es real, así como también la de los
roles establecidos y los deberes asociados a ellos.
El racionalismo en mi opinión forma parte de una visión patriarcal que ha dominado
la consciencia humana por siglos y que “define” un tipo de realidad, que creo es
justamente parte del problema. Los psicólogos han demostrado por ejemplo, cómo desde
la razón se puede invalidar la experiencia vívida de otra persona y de paso invalidar a
ésta como interlocutora. Primero yo defino lo que “es real”, luego invalido la experiencia
del otro cuando no calza con mi definición y además no le doy la oportunidad de
salirse de mi paradigma. Doble vínculo, le han llamado los teóricos de la comunicación.
Es lo que hace un padre cuando ignora e invalida el sentimiento de abandono que experimenta
su hijo o hija así como su demanda por mayor autenticidad en la relación. Ante
la amenaza de que el padre lo rechace aún más, el/la hijo/a suele negar sus sentimientos
y aceptar “la realidad” que le propone-impone su padre. Por supuesto que el padre hace
esto como una forma de defenderse ante la amenaza de perder su rígido control emocional
y el lugar de poder en la relación. Mecanismo defensivo, autoritarismo, patriarcado.
El lúcido W. Reich nos dijo hace casi un siglo que esta es la forma en que la sociedad
patriarcal se reproduce en el seno de los vínculos interpersonales. La autoridad controla
al niño y al joven “castrando” su energía creativa, emocional y erótica, de modo que
éste debe contraerse en una coraza defensiva y adaptarse a los criterios impuestos por el
padre. Y así se transforma en un joven sumiso, obediente y respetuoso de los adultos,
dignatarios y poderes establecidos.
Pero el/la hijo/a puede también optar por validar sus propios sentimientos percepciones
y demandas y no aceptar los mandatos del Padre (léase también profesor, autoridad,
estado) como criterio único de realidad. Me parece que hoy día estamos en
presencia de este fenómeno a nivel social y generacional en nuestro país. Los estudiantes
organizados están diciendo NO. ¡No queremos sus definiciones de lo que es real y posible
en este país! Lejos de aceptar los estereotipos insultantes con que los ven ciertos
adultos, que los ningunean como inútiles, subversivos o irreflexivos, ellos corajudamente
se están asignando un papel protagónico y creador de nuevas realidades posibles en este
país. Y lo están haciendo, a mi modo de ver, mostrando capacidad reflexiva, madurez y
generosidad.
La demanda estudiantil revalida el rol de la utopía, la pasión y el anhelo en nuestra
sociedad. No es casual que las movilizaciones estudiantiles vayan acompañadas de
bailes, murgas, disfraces, carnavales. Es decir reivindicación del eros y la alegría. Recuperación
de la capacidad de rebeldía, desfachatez y espontaneidad, que tanta falta le hace
a nuestra sociedad chilena, autoritaria, hipócrita y temerosa.
El lugar que usted parece asignarnos en su columna de opinión a adultos, profesores
y padres en relación a los jóvenes me parece a lo menos estrecho. No hace justicia
a nuestra calidad de personas y ciudadanos ni al desempeño integral de nuestros roles. La
escena aludida en el congreso tal vez sea un muy buen símbolo de un necesario cambio y
flexibilización en los papeles. Hay técnicas terapéuticas que justamente aplican la inver-
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sión de roles para destrabar conflictos, flexibilizar posiciones y abrir lazos de empatía y
entendimiento entre las partes. De modo que sin beatificar a nadie celebro profundamente
lo que ocurrió en el congreso. Qué bueno que los estudiantes puedan hablarle de
igual a igual y con argumentos a sus adultos y dignatarios. Sin complejos, sin temor a ser
reprendidos o ridiculizados. Sentimiento tan generalizado en nuestro carácter nacional,
tan hábilmente inducido por quienes se ubican en lugares de poder y tan conveniente a
sus intereses.
Qué bien le haría a tantas familias de este país que algunos padres dejaran el lugar
distante y frío en que se encuentran, escucharan más a sus hijos y se abrieran a nuevas
formas de convivencia familiar. Qué bien le haría al país si la educación no estuviese
definida sólo como instrucción técnico-cognitiva y se consideraran dentro de su ámbito
otras esferas del ser, como la afectividad, las relaciones humanas y el bienestar subjetivo.
Tal vez hay que cambiar la mirada sobre el tipo de viejo y de adulto que usted dice
necesitamos como sociedad. Tal vez junto a la facultad de buen razonar, necesitamos
adultos más capaces de ser sensibles y no sólo “razonables”, dispuestos a dejarse interpelar
por los jóvenes, a replantearse sus paradigmas sobre la realidad y a renunciar a sus
privilegios.
Puedo equivocarme. Pero junto con anhelarlo, creo que está naciendo, al menos
en un buen porcentaje de nuestros jóvenes, un tipo de consciencia humana más madura
e íntegra, en que la razón no está escindida del corazón, un tipo de consciencia más
sensible a percibir las interconexiones entre los seres humanos y entre éstos y su entorno
y el cosmos, una consciencia que aprecia la transparencia y la congruencia en los líderes
por sobre los discursos y la retórica. Una consciencia más centrada en lo esencial y “el
alma” que en el ego y la apariencia, que valora más el compartir que el competir, y que
aprecia también la relajación, el goce y la belleza y no sólo el esfuerzo, el trabajo y el
logro. Y quiero creer que esto es parte de lo que se está jugando hoy día en las calles, en
los colegios y universidades, en los debates y en el congreso. Entonces, antes que situarme
desde la desconfianza o la suspicacia, prefiero alentar esta visión, con decisión y
aporte reflexivo, ayudando a que el movimiento y las energías se canalicen creativa y
positivamente.
Estas son algunas de mis percepciones, apreciaciones y anhelos en el actual contexto.
Muy posiblemente usted comparta algunas de ellas, como tal vez en otras tendremos
legítimos desacuerdos. En lo personal, me pareció pertinente compartirlos por medio
de esta carta dirigida a usted y hacerla pública como un aporte a la reflexión que, me
consta, muchos académicos y alumnos de nuestra universidad y otras estamos haciendo
en estos momentos.
Le saluda con sincero respeto y afecto,
Alejandro Boric Pellerano
Docente de Pregrado
Director del Post Título de Psicoterapia Humanista
Transpersonal
Facultad de Psicología - Universidad Diego Portales
Santiago Agosto 26 de 2011
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“Hay algunos que abogan por una
total estatización de la educación en Chile.
Creemos que ello constituye un grave error
y daña profundamente tanto la calidad
como la libertad de enseñanza. Nuestro
Gobierno apoya el concepto de una Sociedad
Docente, donde tanto el Estado como
la Sociedad Civil puedan participar y aportar
en la noble y valiosa misión de educar a
nuestros niños y jóvenes, protegiendo el
derecho de ellos y sus familias, a elegir libremente
la institución en que quieren estudiar”.
Así afirmó el Presidente Piñera
cuando anunció el G.A.N.E, el pasado 5
de julio1.
Aunque ningún sector social movilizado
está proponiendo “una total
estatización de la educación”, el Gobierno
la supone una antagonista real contra la que
debe defender la noción de “sociedad docente”.
Y así reaparece la vieja discusión
entre “Estado docente” y “libertad de enseñanza”,
que enfrentó a la sociedad chilena
(con diferente lenguaje) en cada una de las
grandes reformas educacionales del siglo
XX. Y no podría ser de otra manera, pues
ella confronta centenarias convicciones filosóficas
y políticas. Hagamos memoria
sobre uno de aquellos episodios para tomar
nota de lo que la experiencia histórica
puede decir: el debate nacional por la
En la secular lucha por la educación
pública: lecciones de la Ley de
Instrucción Primaria Obligatoria
I s a b e l J a r a H i n o j o s a *
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Ley de Instrucción Primaria Obligatoria,
que demoró 40 años en aprobarse.
En efecto, hacer obligatoria la instrucción
primaria (dando algo de realidad
a la ley de gratuidad de la educación primaria
de 1860), y hacerlo tarea prioritaria
del Estado chileno, constituyó una querella
de fines del siglo XIX que continuó en
el XX. Esto, por la resistencia, sobre todo,
de la elite conservadora. Hubo varios proyectos
de ley entre 1888 y 1917: el proyecto
del educador José Abelardo Nuñez,
el primer año; el del profesor y senador
radical Pedro Bannen, defendido por Enrique
Mac-Iver y Raimundo Silva Cruz e
impugnado por los parlamentarios conservadores,
en 1900; los proyectos de Antonio
Varas y del diputado radical Enrique
Oyarzún, que en 1909 logró dividir a los
conservadores pero no lo suficiente; y el
proyecto radical de 1917, al calor del debate
reavivado por la publicación del libro
“Nuestro problema nacional” de Darío Salas,
además de la propuesta conservadora
de reforma constitucional, de Rafael Luis
Gumucio y Tomás Concha, que fue despachada
por la Cámara de Diputados pero
congelada por la de Senadores2.
¿Por qué tanta resistencia? Porque
el Partido Conservador opinaba que el país
no tenía los recursos humanos, físicos ni
económicos apropiados y, en cuanto el fondo,
porque una ley de instrucción primaria
atentaba contra el derecho de los padres
y la libertad individual al permitir la
intrusión estatal en cuestiones que le correspondían
a las familias. Sólo la libertad
de enseñanza resguardaba el derecho paterno
de educar a los hijos en los propios
valores, ya fuera en casa o en el colegio3.
Para rematar, decía el conservadurismo, el
Estado docente (prerrogativa estatal y laica
sobre la enseñanza nacional) promovía
el abandono moral y religioso de la juventud.
El gran adversario del conservadurismo
en el Parlamento fue el Partido Radical.
Principal defensor del Estado docente,
proponía una educación pública, gratuita,
laica y continua desde la escuela hasta
la universidad, que otorgara una formación
cívica apta para el ejercicio de la democracia.
El Partido Liberal apoyaba al
Radical en la gratuidad del sistema educacional
completo, en su laicización y en establecer
la obligatoriedad de la enseñanza
primaria, aunque proponía también una
educación particular, vigilada por el Estado
si era subvencionada por él4. El Partido
Nacional apoyaba la combinación de la
obligatoriedad primaria con una libertad
de enseñanza tutelada por el Estado, el cual
debía reservarse la atribución de otorgar
títulos. A su vez, los demócratas decían por
boca de Malaquías Concha en 1910: “La
gratuidad de la instrucción es un principio
fundamental de la igualdad democrática…
La instrucción universal se establece no
tanto en interés del individuo… el Estado
tiene la obligación de educar las células del
cuerpo social para que llenen la misión que
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corresponde al organismo social llamado
nación”5.
Mientras tanto, los actores sociales
hacían lo suyo. El Magisterio demandó la
obligatoriedad en el Primer Congreso Nacional
Pedagógico de 1889; en la fundación
de la Asociación de Educación Nacional
(1904); en el Congreso General de Enseñanza
Pública de 1912; en el manifiesto de
la Federación de Profesores de Instrucción
Primaria de 1918; y en el Congreso Educacional
Primario de 1919. El mismo año
de 1918, había organizado una entidad unificada
que liderara el movimiento, junto a
otras asociaciones políticas, sociales y gremiales
(incluidas del comercio y la industria),
bajo el nombre de Comité Central
Pro-Educación Primaria Obligatoria.
Por su parte, la Federación de Estudiantes
de Chile (FECH), creada en
1906, se sumó al movimiento, aportando
a la educación popular y obrera con la creación
de la Universidad Popular Valentín
Letelier. A su vez, la prensa obrera próxima
al pensamiento iluminista y del laicismo
moralizador de Enrique Molina y Darío
Salas en materia educacional, también agitó
la demanda de la obligatoriedad.
Por fin el Comité Central Pro-Educación
Primaria Obligatoria logró restablecer
el tema en el debate parlamentario de
1919. Entonces, tras una dilatada discusión,
por momentos intensamente doctrinaria,
se aprobó el 26 de agosto de 1920.
Pues bien. Queda claro que la obligatoriedad
partió como porfiada bandera
de lucha de los sectores directamente comprometidos
con la educación pública, de
los entonces partidos de centro e izquierda
y de los grupos sociales identificados con
ellos. Pero también queda claro que la obligatoriedad
fue reconocida legalmente
(paso elemental para exigir reconocimiento
efectivo) cuando se convirtió en bandera
de lucha de sectores sociales más amplios
que los anteriores. En realidad, ella
estuvo al centro de la disputa por el Estado
protagonizada por las clases y las organizaciones
sociales chilenas. Como ha dicho
acertadamente María Loreto Egaña: “La
conciencia que el Estado era, en último
término, responsable de la educación de
sus hijos, fue un componente que se desarrolló
progresivamente en la relación que
los sectores populares establecieron con
éste”6. Sabemos que esa conciencia se desarrolló
también en los sectores medios.
De regreso a nuestro tiempo, la
querella por recuperar la educación pública,
gravemente dañada por la Dictadura,
debió ser una tarea de las primeras décadas
de la nueva democracia, que también
fueron las últimas del siglo XX. Pero esa
tarea se ha prolongado al XXI porque no
fuimos bastantes los de entonces. Hoy somos
más y asistimos a la posibilidad –no
menor- de cambiar los efectos más vergonzosos
del actual sistema educacional. Sin
embargo, la experiencia histórica indica
que desbaratar su estructura y fundamentos
será una lucha social más larga. Tal como
lo fue aprobar la Ley de Instrucción Primaria
Obligatoria (sin considerar lo que
llevó hacerla cumplir cabalmente). Afortunadamente,
el país no es el mismo, pero
hemos sabido reproducir una nueva brecha
social. Tampoco estamos seguros cuánto
durará este movimiento por la educación
ni cuántos políticos actuarán como
conservadores en el Parlamento. Pero prevalece
una coincidencia: la actual pugna por
la educación confronta una vez más visiones
distintas sobre la responsabilidad social
del Estado y –sin duda- mide la capacidad
de construir consensos y fuerza social
de las mayorías; por ende, requiere
articulación social, política y parlamentaria.
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* Académica de la Universidad de Chile. Este
texto se basa en mi artículo “Algunas significaciones
culturales de la Educación: el caso de la
Ley de Instrucción Primaria Obligatoria en
Chile”. Revista Chilena de Humanidades n° 18/
19, 1998-1999, pp. 71-105. Facultad de Filosofía
y Humanidades, Universidad de Chile.
1 www.gob.cl
2 Fernando Irrazábal, Veinte años de debate en
torno a la Instrucción Primaria Obligatoria. Una
visión histórica (1900-1920). Tesis de Licenciatura
en Humanidades con mención en Historia,
Universidad de Chile. Inédita. Santiago, 1989,
pp. 28-29 y128.
3 El político conservador Blanco Viel señaló en
1900: “Hoy voy a procurar manifestar que el
proyecto en debate es contrario a nuestra
legislación positiva, contrario a la Constitución,
insuficiente y perjudicial [...] es socialista, y
Señor Presidente, la doctrina que sustituye el
derecho, el dominio y la autoridad del Estado, al
derecho y la autoridad de la familia”. Citado en
González, Celia, Ley de Instrucción Primaria
Obligatoria en Chile: Impulsores y características,
en www.unap.cl.
4 Irrazábal, pp. 93-105.
5 Citado por Fernando Irrazábal, op.cit, p. 78.
6 Ma. Loreto Egaña, La Educación Primaria
popular en el siglo XIX en Chile: una práctica de
política estatal. Santiago, DIBAM-LOM, 2000, p.
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