martes, 19 de noviembre de 2013

Conversando desde la Amistad (365)


Conversando desde la Amistad (365)

LOS PROBLEMAS PSICOSOCIALES Y EL NUEVO PARADIGMA 1989
Primera parte

Salud Integral(7)

La epidemiología, como toda ciencia, teórica o aplicada, define un ámbito de supuestos, de ideas fuerzas, de metodologías, compartida por la mayoría de los especialistas, adscrita a la identidad de la disciplina.
La ciencia de la modernidad está supeditada, a su vez, a una orientación básica, a la que, siguiendo a Kuhn, se ha llamado un paradigma. En este caso un paradigma fundante (1). Es la visión de la realidad, del ser humano, que inauguran Descartes y Newton, la propia de la física clásica. Para Descartes hay una separación neta entre realidad externa y conciencia, res extensa y res cogitens. El conocimiento se adquiere a través de ir aprehendiendo lo claro y lo distinto. La aproximación predominante es el análisis, el trabajo con las "partes". El universo de partes de Newton es ajeno a la visión integral, participativa, encantada, al decir de Berman, del paradigma anterior, el del medioevo (2).
El paradigma, es decir el conjunto de supuestos básicos compartidos en la modernidad, incluye, de acuerdo a Rafael Echeverría, siete grandes rasgos que informan la filosofía moderna, y que, en la actualidad aparecen cuestionadas (3). Ellos son:

a)El dualismo, la separación entre conciencia y materia.

b)Complamentando lo anterior, la distinción absoluta entre sujeto y objeto.
c)El sesgo cognitivo. Lo que Boff ha llamado el predominio del logos (4).

d)La condición rectora de la conciencia.

e)El conocimiento como representación.

f)El lenguaje como medio básico de "dar cuenta".

g)La opción analítica dominante frente a las instancias de síntesis, a la holisis,

Estos supuestos han sostenido una opción antropocéntrico  en la relación con la naturaleza, y, en el fondo, un, sesgo individualista en las relaciones humanas. Se ha creído en la posibilidad del progreso indefinido en función de un dominio creciente sobre una naturaleza supuestamente separada, ajena al ser humano. Se ha entendido que es en el proyecto individual, ahincado en lo consciente, en la razón, donde residen les claves del sentido de la vida. De acuerdo con la cosmovisión moderna, actualizadora, el paradigma no se pregunta sobre los orígenes, sobre lo que fue el caso original, no hay asombro, no hay misterio; le vida "normal", la normada por el paradigma dominante, es construcción, es manipulación (5).
La primera guerra mundial vino a plantear la señal de una inquietud creciente. En el progreso podían darse condiciones de riesgo para la propia supervivencia de la especie. De allí la expresión de Paúl Valery "nosotros, las civilizaciones, ahora sabemos que somos mortales" (6).
Lo posterior es conocido. Este es el siglo de Guernica y de Auschwitz, de Hiroshima y Chernobyl. La voz de alarma ha sido dada, están muriendo los mares, se hacen inhóspitas las ciudades, se acumulan armamentos nucleares miles de veces superiores a los que destruyeron Hiroshima y Nagasaki.
Se reconoce la existencia de una crisis epocal, de una megacrisis. Crisis en medio de un desarrollo vertiginoso de la tecnología. Crisis por riesgos bélicos y ecológicos, crisis porque nos encontramos inermes ente el auge de la cultura de las drogas, 1a violencia, la incapacidad de contar con una cultura de consenso para enfrentar el sida o las desigualdades sociales (7).
Es en ese contexto que podemos ver el embarazo de la adolescente, el alcoholismo o el tabaquismo. Siempre han existido conductas dañinas para la salud. Lo específico es su mantencion, su aumento, en un mundo en que el ser humano parece disponer de inesperados, de impensables medios de comunicación y de control, de un manejo racional de las circunstancias de aparente progreso indefinido.
La razón desbalanceada y su proyección a través de la actividad científica técnica semejan un inmenso Frenkestein que está lejos de traer la felicidad, la satisfacción de las necesidades humanas, de paz, esperanzas, salud integral.
Es por eso, que, desde distintas ópticas, por diferentes caminos epistemológicos, aportados por uno gama multicolor de movimientos y experiencias sociales, se abren paso interrogantes sobre el paradigma dominante, surgen las bases de un nuevo paradigma.(8)- (9).
La física cuántica, el principio de incertidumbre, la teoría de la relatividad, han debilitado las bases de la visión mecanicista del mundo.
Ella no se sostiene cuando se nos dice que le materia es energía, que el tiempo es inseparable del espacio, que una misma entidad puede ser ,al mismo tiempo, onda y corpúsculo.
En la biología predomina la visión sistémica, mientras que la imagen del ser humano que nos muestra la psicología, integra las pulsiones biológicas inconscientes con el reconocimiento de las experiencias extrasensoriales, la importancia de los valores, y la multiplicidad de estados de conciencia, más allá de la vigilia ordinaria.
En este horizonte que emerge, el de un nuevo paradigma, hay una idea fuerza consensual, un diagnostico, la visión epidemiológica del desarrollo humano evidencia un predominio en el cambio social, en la evolución de la conciencia, en la vida cotidiana, informada por lo secuencial, lo lógico, lo operativo, por sobre lo intuitivo, lo sensible, lo analógico. Predominio del hemisferio izquierdo sobre el derecho. Del yang sobre el ying en el lenguaje taoísta. Del logos sobre el eros, para Leonard Boff, de la autonomía sobre la participación, en términos de Tillich.(10).
Este predominio, creemos nosotros, expresa, en última instancia, una opción existencial e histórica. El ser humano tiene, además de sus necesidades físicas psíquicas y sociales, la necesidad de enfrentarse a su problema fundante de ser consciente, de darse cuenta que tiene que enfrentar la realidad(ll). Los instintos, la sensualidad, la Técnica, no eliminan las preguntas básicas sobre el sentido de la vida, ¿Para que estamos aquí?, Se rompió el consenso medioeval, el asidero en la fe, en el dogma. La modernidad se fugó hacia adelante, hacia la acción, hacia lo operativo; la conciencia fue dirigida hacia la manipulación de la realidad objetiva.
En los márgenes de la cultura dominante la conciencia se vuelve sobre si misma en los estados místicos y busca un sentido, una participación, busca lo trascendente, mas allá del paradigma analítico. En la intimidad de la pareja o en la soledad de la sensualidad individual, en los estimulantes o estupefacientes, en le creación artística, en el bar, en el consumo, frente al televisor, se manipula la conciencia, se busca otra relación con la realidad, interviniendo nuestra mediación con la realidad, cambiando nuestra conciencia.
La búsqueda sexual y su posible traducción en sida, sífilis, violación o embarazo. El alcohol del adicto, el bebedor excesivo o el que tiene embriaguez patológica. El fumar simple, de compensación de la angustia o de hábito compulsivo, tienen siempre un cortejo de factores circunstanciales, situacionales, biográficos, culturales, biológicos. Nos parece importante, además, filiarlos con la crisis actual, aunque sean partes, continuación de prácticas ancestrales, porque corresponden a características, a la crisis estructural del ser humano, que los graves problemas del presente poseen de manifiesto y hacen indispensable encarar.