viernes, 27 de abril de 2018

Multiversidad sin Fronteras 30

Multiversidad sin Fronteras 30

La Esperanza 5

María Zambrano3
(continuación)
Sobre esta escondida fuerza religiosa, sobre esta esperanza que engendra nuestras creencias, creencias en las que se afirma un orden del mundo, en que la realidad oscura ha adquirido transparencia, permanencia y sentido, surge la Filosofía. Y Filosofía es razón, lo fue al menos en su comienzo. Y éste es el drama.
Porque la objetividad, en que se apoya la esperanza, también la imita y aun la encierra. Pueden llegar a encontrarse en contradicción y aun en contienda. La llama de la esperanza todo lo consume y existen los misteriosos cambios habidos en la raíz misma de nuestra vida, en las entrañas donde existen la confianza y la desconfianza, la esperanza, el amor que nos esclaviza a la realidad y el anhelo de reducirla a razón que nos libere. Hay una objetividad en crisis, objetividad quizá muy pulida y acabada por el trabajo del pensamiento, que ya no es el depósito de la esperanza, ni promete ese nuevo engendramiento de que hemos hablado. Hay instantes de disolución de toda objetividad en que el hombre ya no acepta nada, ni se hace solidario de cosa alguna. No permite que nada permanezca y sea verdaderamente, porque ya no quiere esclavizarse. Y toda objetividad nos esclaviza de algún modo. Son los más terribles conflictos, éstos que tienen lugar entre la objetividad ya establecida razonablemente y la esperanza. La esperanza por la que quiere realizarse nuestro inacabado ser.
Crisis de la esperanza
Si la objetividad -toda cultura en su madurez y armonía- tiene sus crisis, al menos entre nosotros los hombres de Occidente, los que pedimos renacer, si tienen su crisis por perfecto que sea su orden y por fielmente que haya sido creído, no podrá ser ajeno a la esperanza que hemos descubierto como la última sustancia de nuestra vida. Agonía de la esperanza que no siempre sabe lo que pide. (…)
No lo sabemos, no sabemos qué es lo que clama por realizarse. Bajo la objetividad, sobre todo cuando ha llegado a ser complicada y minuciosamente establecida, alguna esperanza ha quedado aprisionada. Mas, como no lo sabemos quizá pedimos por otra diferente y aun contraria. La vida entonces se transforma en un enigma monstruoso, del que hay abundantes símbolos. La esperanza no encuentra, y se revuelve destruyendo, aniquilando.