De post modernos a post egóticos13
El poder
El sentido común identifica en forma absoluta la
noción de poder con un nivel macro, el de Estado, el de las transnacionales, de
las grandes iglesias, de las redes de narcotráfico o terrorismo. En ello va
implícito la articulación con una particularidad posible del poder, no de todas
sus dimensiones, la dominación.
En una mirada al cambio más allá de la ola de
cambios realmente existentes, conviene abrir caminos a la revisión del tema
desde un espectro más amplio de contenidos.
Como ocurre con la identidad y con los problemas,
en el ámbito del poder hay grandes temas ausentes y podemos hacer algunas
señalizaciones iniciales a partir de llevar a cabo una discreta iluminación de
lo que no tiene presencia en el imaginario compartido.
La defensa de los derechos humanos, de la dignidad
humana uni- versal, va muy asociada a un poder emblemático esencial, marginado,
olvidado, vuelto pura retórica. Es el poder de ser.
Como
compartimos esta capacidad de ser, tenemos allí una base para la educación para
la paz, la cooperación, el respeto por la diversidad, el derecho al desarrollo
personal. Ese poder respalda las múltiples formas de actualización de las
capacidades humanas. Allí se destaca el poder de desarrollo de la consciencia,
índice, y padre e hijo de la humanización. Se da el conocido poder-fuerza,
físico, junto al dinero, las armas el status, la influencia, toda la prótesis
cultural de la fuerza física de antaño.
En el campo de la psicología comunitaria, son vitales
los poderes ligados a liderazgos carismáticos, a la tradición, la normatividad
y el autoritarismo. La dinámica de la sociedad actual pone en evidencia la y
las articulaciones entre los macro y micro poderes. Por ejemplo, cómo el poder
de la competencia mercantil se neutraliza o se complementa con los poderes al
interior de la familia y las pequeñas comunidades o los dependientes de las
capacidades personales.
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