Entre la Separación
y la Integración 35
El poder sano como arquetipo de la salud 1
Es claro que el
poder de dominación es un gran obstáculo
para el desarrollo de la salud como
capacidad humana de realización
individual y colectiva, en armonía con la naturaleza, con sentido de misión ..
Todavía tienen
sentido las palabras de Voltaire: ”La pasión de dominar es la más terrible de todas las enfermedades del espíritu humano.”
Algo de
ello advierte Cervantes cuando comunica el decir d e Sancho, pronto
a tomar sus responsabilidades en la Ínsula:
“Yo me imagino que es bueno mandar , aunque se a un hato de ganado.”
Sin embargo, poder es capacidad, la necesidad de
mandar de controlar . de
acumular, de dominar, de ser temido o envidiado son formas como se
expresan ciertas capacidades humanas,
pero, también , existe un poder de cuidar
, de cooperar, de amistad, de amor, de escuchar, de dialogar , de llevar a la sinergia, de hacer liderazgos integradores ,de hacer crítica
constructiva, de desarro-llar y
educar en dirección y práctica de un
sentido común, de una mentalidad humanista ecológica…
Existe un poder
sano
Nuestro
bosque de espeso y yerto pragmatismo, acompañado-gran y comprensible paradoja- por inútiles intentos de
establecer momentos utópicos absolutos, sin trabajo, disciplinas
y procesos de aprendizajes previos, nos aleja de la consideración de los
árboles fundantes de nuestra condición humana. Uno de ellos es el poder, ubicuo, hipócrita, denostado, tan parte
nuestra como las células o la esperanza.
Nos proponemos sugerir algunos elementos
de juicio para el estímulo a las conversaciones, reflexiones y actividades
formativas en torno al poder humano, diferente al de la naturaleza, al de las
máquinas, al de los documentos notariales.
Tomamos como ángulo de miras a la salud . Nos preguntamos
por la salud del poder. La intención
es de contribuir a las búsquedas de “terceras vías, entre el
“pan pragmatismo” de la adscripción
acrítica al mundo, del uso y de
la adicción al poder, y el reino etéreo
o retórico de la evasión hacia una negación utópica de la existencia y necesidad del
poder.
Cuesta admitirlo, pero hay un cierto sincretismo, una sobre posición de contenidos entre poder
y salud. Poder es capacidad, poder
realizar algo, con la imaginación, las manos, la voz, el dinero, la influencia, la inspiración…Cuando
hablamos de salud nos referimos a ciertas capacidades, poderes, postulados
como positivos, tendientes a la
actualización de algunas
posibilidades humanas: goce,
comunicación, trascendencia, identidad.
Sí nos referimos a la capacidad vital, o a la de integrar,
como rasgos de salud, allí está implícito el poder como la medida de sus
alcances, lo que se “puede “ en vitalidad o en integración .
Hay un poder de las diferentes dimensiones de la salud. A
la inversa, se da, igualmente, la salud de las diferentes expresiones del
poder. Es una indicación sobre la dirección de un determinado poder. A partir
de una visión de salud integral, de considerar como válida la salud de todas
las personas, del reconocimiento del valor de cada ser humano, el poder de
dominación es propio de una “mala salud”.
Profundizar en la concepción del poder es relevante para
los trabajadores de la salud, la educación, el desarrollo social, los temas
ambientales y la cultura. Lo es para todo un país que pretende abrir un ancho
camino a la cultura .
Continuará
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