Entre la Separación y la Integración 36
El Poder Sano 2
Es un tema libre de recetas. Hay que
examinar el concepto
en un mismo movimiento de
revisión de uno mismo, en procesos llevados a cabo con autonomía, lejos
de prejuicios, dialogando, reflexionando. Así
se tiene la oportunidad de pasar
por encima de los sesgos y las
necesidades de mantener imágenes y se
dan las condiciones para contextualizar
y para profundizar el ángulo de miras sobre la política, el
ámbito colectivo de ejercicio del poder, en su conjunto.
¿Qué es el poder, cuáles son sus
dimensiones? Al contestar se ponen en acción ciertos “poderes”…atención,
memoria, asociación, seguridad, interés
en estas conversaciones … Todos
tenemos poder, de un grado u
otro, de preguntar, de responder, de discriminar, de voluntad…la lista no tiene término.
Proponemos una diferenciación simple de cinco dimensiones
del poder. Ellas son el poder de ser, el de la conciencia, el de la identidad,
el de la fuerza o energía, el de la dirección
del poder.
A). El poder
de ser apunta a nuestra condición básica
de “existentes “, entes . Es el
más olvidado o negado en estos tiempos del “pragmatismo encéfalo craneano”. Nos
sitúa, al reconocerle, en la tensión
esencial, ex-istimos, estamos fuera, tenemos nuestra individualidad,
pero pertenecemos al todo, participamos.
B). Contamos
con el poder de darnos cuenta, la “con- .ciencia”. Poder con su lucha, su contradicción, el doble
enfrentamiento con la incertidumbre epistemológica y con las opacidades del
inconsciente.
C). El poder
de ser y el de la conciencia se continúan con nuestro poder más personal, la identidad, el centro, el yo.
D). El poder
energía comprende un vasto, diverso,
espectro de contenidos .Hablamos de potencia sexual y de poder económico,
fuerza física y capacidad de convocatoria, poder militar y resonancia carismática…Es el poder
tangible, el único aparentemente
existente en el sentido común.
E). Las
expresiones del poder poseen distintas direcciones; la guerra, la
acumulación, las relaciones humanas, el desarrollo personal, el conocimiento,
el enriquecimiento, el trabajo, el control de una posición gubernamental, la expansión territorial, la
educación, la obra artística, el éxito deportivo. Toda la gama posible de las
metas humanas. Es la dimensión del poder más cercana a la salud, la susceptible
de ser llevada a términos valóricos
Para encarar
la salud del poder tomamos la directriz de la salud integral . En ella, en
apretado resumen, se considera el desarrollo del potencial de cada uno y de
todos, en armonía entre sí y con la naturaleza, rescatando la “escala humana”,
el papel del ser humano en el cosmos, la forma peculiar como se da la identidad bivalente, “cuántica “ de autonomía y participación en la comunidad, la humanidad, la vida ,el
planeta.
Podemos
considerar, tentativamente, a grandes rasgos, como forma de animar un diálogo, las
condiciones siguientes que pueden ayudar a identificar a un
poder “sano”:
A). La armonía
entre la igualdad humana básica y el derecho a la diferenciación.
B). La
orientación hacia la sustentabilidad
C). El
equilibrio entre el poder de identificación acotado a lo más significativo y la
apertura a lo universal
D). La sinergia
entre el desarrollo de las personas y la búsqueda de medios para
facilitarlo
E). La atención
a las necesidades y derechos de todos
En
relación al poder de dominación, hay tres
grandes formas de establecer el poder sobre otros, importantes para el
estudio de la salud. Ellas son el poder impuesto a la fuerza, el obtenido por “autoridad” y el propio de la
seducción que neutraliza la capacidad de
discriminación
Entre la
visión “supra humana “de negación de la inevitabilidad, de lo constitutivo del
poder y la adscripción autoritaria
a la legitimación del poder de
dominación, podemos optar por el
referente de la salud integral, por la búsqueda de la salud del poder.
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