Lo Cotidiano y lo Universal 25
(La nota 26 se instaló ayer como Pedrita
por su casa)
Entrando en el tema de ir más allá de las síntomas de nuestros problemas con la naturaleza y
con la conducta humana en el proceso de tomar como una
oportunidad la crisis actual, con el fuego en el sur
frío , el agua en el norte
próximo al desierto, la
probidad de la clase política,
supuesta portadora de una visión y un proyecto de país, nos interesa
tocar un punto visible de la discusión actual de la práctica política, de la vida cotidiana.
Se trata de un tema de la ecología del yo, de la ética, del ser humano.
Es la tendencia
a defenderse y a exaltarse a sí mismo y a sus lealtades, junto con descalificar a otros.
Es decir, falta de autocrítica y alta egoemia. El narcisismo personal, de grupo, de
causa, .la egolatría, el sectarismo.
La fábula La
Alforja de La Fontaine, es un buen medio para promocionar una conversación sobre ello.
Dijo un día Júpiter
“Comparezcan a los pies de mi trono los seres todos que
pueblan el mundo. Si en su naturaleza encuentran alguna falta, díganlo sin
empacho: yo pondré remedio. Venid, señor Mono, hablad primero; razón tenéis
para este privilegio. Ved los demás animales; comparad sus perfecciones con las
vuestras: ¿estáis contento?
-¿Por qué no? ¿No tengo cuatro pies, lo mismo que lo demás?
No puedo quejarme de mi estampa; no soy como el Oso, que parece medio esbozado
nada más.”
Llegaba, en esto, el Oso, y creyeron todos que iban a oír
largas lamentaciones. Nada de eso; se alabó mucho de su buena figura; y se
extendió en comentarios sobre el Elefante, diciendo que no sería malo alargarle
la cola y recortarle las orejas; y que tenía un corpachón informe y feo.
El Elefante, a su vez, a pesar de la fama que goza de
sesudo, dijo cosas parecidas: opinó que la señora Ballena era demasiado
corpulenta. La Hormiga, por lo contrario, tachó al pulgón de diminuto.
Júpiter, al ver cómo se criticaban unos a otros, los despidió
a todos, satisfecho de ellos. Pero entre los más desjuiciados, se dio a conocer
nuestra humana especie. Linces para atisbar los flacos de nuestros semejantes;
topos para los nuestros, nos lo dispensamos todo, y a los demás nada.
El Hacedor Supremo nos dio a todos los hombres , tanto los
de antaño como los de ogaño, un par de alforjas: la de atrás para los defectos
propios; la de adelante para los ajenos
Samaniego da su versión de la fábula Alforja en forma muy sintética
En una
Alforja al hombro
Llevo
los vicios:
Los
ajenos delante,
Detrás
los míos.
Esto
hacen todos;
Así
ven los ajenos,
Mas
no los propios.
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