Voces del Coraje de Ser (87)
Voces del Coraje de Ser (87)
El coraje de asumir
el auto desarrollo con metas definidas, disciplina y creatividad-
La orientación de la
salud integral y el auto desarrollo
La disciplina Vincular
En esta metodología , se plantean unas
preguntas básicas, tres disciplinas
una invitación a tener una
inserción que permita un acceso
lo que ocurre en la comunidad, en el mundo, en el desarrollo
humano.
«El Yoga de, la comunicación
Existe una tendencia
natural a buscar la comunicación con alguien en quien se pueda confiar
plenamente, esperar apoyo emocional, consejo, compañía para llevar a cabo las
experiencias que se sientan más relevantes. La búsqueda del intercambio se
confunde, muchas veces, con la del alma gemela; la mutualidad puede
obscurecerse con la aparición de la posesividad, la búsqueda de subordinación o
sumisión.
La
propuesta de trabajo vincular necesita apoyarse y discriminar en lo que es, por
una parte, la necesidad de comunicación profunda y, por otra, el vínculo, la
búsqueda de la díada, la relación profunda, la relación preferente, lo que es
el tema del mejor amigo o amiga y el de la pareja erótica.
Se necesita una relación
estable, para crecer juntos, en que se vean los actores como espejos en la
percepción del otro. El proceso requiere de conocimiento mutuo, de
posibilidades y voluntad de hacer un intercambio, de asegurar que esa situación
no sea mediada por tensiones afectivas, por instrumentalizaciones de ningún
tipo.
Las relaciones de pareja,
las amistades íntimas, los nexos familiares y cercanos, suelen envolverse en
tramas de requerimientos, de recuerdos, de dependencias, de obnubilaciones
afectivas, que dificultan un posible trabajo riguroso de apoyo recíproco para
el crecimiento.
La propuesta es buscar
una persona con quien se pueda practicar una disciplina de a dos, bien
centrada, con garantías de continuidad y de evaluación permanente, que pueda
ser armónicamente enlazada con lo que cada uno viva en la cotidianeidad. Pueden
haber, seguramente, otras relaciones más ricas en vivencias, más densas en lo
intelectual, pero el vínculo para esta disciplina es el de un compromiso bien
llevado, compromiso necesario para un verdadero yoga ‑el yoga de la
comunicación, una disciplina de crecimiento a través de la comunicación,
constante, ordenado.
Hay un primer período de
búsqueda, de conjeturas, de indagaciones, de conversar, hasta llegar a un
acuerdo. Luego, su realización, su permanente evaluación que está incorporada a
la práctica. Al final, si no se puede proseguir, un cierre adecuado, un
verdadero «finiquito existencial», optimizando el aprendizaje, lo que se
recupera para una nueva etapa del «yoga comunicacional».
En ocasiones, sobre todo
en los períodos de transición, se sobreponen dos o más pares de pareja. Lo
cierto es que la disciplina es compleja y es preferible jugarse a una sola
opción, un par de personas en «relación de pares».
El eje de la disciplina
es la igualdad. En ello se articula con la autoayuda. La pareja en crecimiento
se autogesta, es autónoma, no está intermediada por un facilitador o terapeuta.
Quiere ser una relación de iguales, distinta a una relación terapéutica,
diferente al vínculo profesor‑discípulo, a las jefaturas y a los liderazgos. La
igualdad se articula con el derecho y la búsqueda creativa de la
diferenciación: iguales y diferentes. Igualdad en el trato, en ir
haciendo las agendas, en
las responsabilidades. Todas las diferencias que estén en la realidad, en el
ánimo de abrir complementariedades, horizontes nuevos o seguridades y
enriquecimientos para lo que no cambia.
La articulación entre
igualdad y respeto a las diferencias es un eje de profundización en el trabajo.
Uno de los parámetros a evaluar.
Lo segundo es la
modulación entre el apoyo y el cuestionamiento. Se trata de saber recibir, dar
espacio, entregar apoyo, postergar las críticas, junto con arriesgarse a
mostrar las dudas, explicítar los reparos, ahondar en lo deficitario del otro.
Es un juego de aprender, artesanalmente, a sopesar las oportunidades, cuando
estimular y cuando poner el dedo en la llaga, cuando escuchar con paciencia y
cuando sugerir límites, interrumpir, poner luz roja.
La tercera vertiente de
profundización es la transparencia, asociada, interpenetrada con la seguridad.
Se procura decir todo, incluso los sentimientos negativos, pero con el cuidado
de no quebrar o quebrarse, de no perder discreción, de no perturbar la
confianza de terceros. La transparencia debe ir avanzando, sin que se pierda la
noción de respeto a la vulnerabilidad, a la sensibilidad de cada parte y de los
terceros.
La cuarta dimensión es la
más clásica, el profundizar en el sentido de ganar en complejidad, en este
caso, enlazado con los ritmos de cada uno, las tendencias, el momento del
vínculo. Entrar a los temas tabúes, a los más angustiantes, a los más
abstractos, pero con los pies firmes, hasta donde el momento lo permita.
No hay comentarios:
Publicar un comentario