Voces del Coraje de Ser (79)
El Coraje de acercarse a lo
más elusivo de nuestra existencia: el misterio y la complejidad de uno mismo.
La Disciplina Individual
La Revisión de las últimas
24 joras
La Evaluación
En
la práctica de desarrollo personal “autogestada”, se pasa, sin solución de
continuidad, de la descripción a la evaluación. Como queda dicho, en las
demostraciones, a veces, cabe hacer un corte en la experiencia para hacer
señalizaciones. La evaluación, o autocrítica, es la ponderación de lo propio en
el sentido de lo positivo y lo negativo, las dudas, lo inclasificable y la
recuperación de lo que aparece como un tipo de aprendizaje, vago y en ciernes ,o
bien formalizado. No se trata, como emerge en los estereotipos, de destacar
sólo lo negativo o de explicitar, exclusivamente, las cosas bien definidas. En
una primera etapa, la autocrítica es, tal como se la piensa habitualmente, muy
acotada a lo personal ‑«¿cómo lo hice, cómo estuve?». En la medida que los
sujetos van practicando y adquiriendo, progresivamente, más fluidez, se
incorporan, paulatinamente, las instancias de identificación, la autocrítica,
además de mi mismo, de mi familia, mi equipo de trabajo, mi núcleo inmediato en
definiciones de ideas o en disciplinas de desarrollo personal. La evaluación
tiene tres partes: La primera se asocia a lo que es más axial del marco de
referencia sobre desarrollo humano, respondiendo a la interrogante de cómo me
evalúo, de acuerdo a mi concepción más global de como quiero ser como persona,
se trata de visualizar las nietas más profundas. Desde la perspectiva de la
metodología que se trabaja, en el centro está el procurar una ecología del yo,
satisfaciendo, inmediatamente, la necesidad de cohesionarse, de integrarse, de
diferenciarse y, al mismo tiempo, de desapegarse, de ponerse en el lugar del
otro, de trascender, de sentirse parte del proceso de desarrollo humano. Cada
sujeto debe encontrar ‑o vitalizar su propio marco referencial, evaluar según
su propuesta, su filosofía de vida reducida a lo más esencial.
En un segundo momento, se
pasa a considerar que se está particularmente «cuidando» en los rasgos
personales. Lo habitual es que se está «trabajando» alguna deficiencia ‑ser
autocentrado, ser tímido, ser altanero, ser iracundo, ser dependiente. Son muchas
las otras «debilidades» posibles que se desea ir consiguiendo, superar. Es
posible y conveniente, incorporar, también, la atención, el «pastoreo», de lo
que son «fortalezas», ventajas comparativas a las que se quiere seguir
enriqueciendo. Hay personas con facilidades de contacto, dotes estéticas,
condiciones para lo parapsicológico, solidaridad muy especial e infinitas otras
dimensiones «positivas» posibles que siguen a diario una evolución de cómo se
va perfeccionando, o no, esa cualidad.
En tercer término, está
la consideración de los emergentes, lo no esperado de la experiencia diaria.
¿Qué se puede aprender de ello?, ¿cómo se puede ir observándolos para formarse
un criterio? Entre los múltiples ejemplos esta la sorpresa por haberse avergonzado
de algo, incluso enrojecer sin saber por qué. Es un emergente, algo a tener
presente en las futuras evaluaciones. Otro caso, de reciente observación es el
de una persona que, haciendo una exposición sobre un tenia, notó de improviso
una facilidad especial para hacer asociaciones y seducir al público. Era algo
nuevo, difícil de ponderar entre positivo ‑la creatividad‑ y negativo ‑una
posible facilidad ambulatoria, en todo caso, un emergente, materia para el
proceso permanente de auto evaluación.
En la medida que se pase,
con el tiempo, a evaluar la familia y otros grupos, también habrá que seguir
estos caminos que se trifurcan, el contraste con el eje referencia], la utopía,
la razón de ser del grupo, las características positivas o negativas que se ha
optado por evolucionar, la sorpresa, lo nuevo, lo emergente.
El facilitador desarrolla
un guión de aproximadamente el tenor siguiente: «Llevamos a cabo la descripción
de nuestras 24 horas. Supongamos que hemos concluido. Estamos en una demostración.
Ustedes encontrarán el espacio y el momento para retomar el ejercicio. Ahora,
pasamos a la segunda fase de la revisión diaria, la evaluación o autocrítica.
Vamos a ver lo bueno y lo malo, aquello a lo que no podemos poner nota, lo que
aprendimos. No nos sintamos obligados a definirnos, sobre todo. Puede haber
muchas dudas. No nos paralicemos, tampoco, esperando un juicio muy riguroso. Es
lo que podemos hacer ahora, con el ejercicio que tenemos en este momento...
Empezaremos pensando, por
un momento, en cómo queremos ser, cómo nos parece que debe «ser» un ser humano.
Hablamos del equilibrio entro nosotros y los otros, lo otro. Puede que en ese
momento se les haya hecho presente alguna distancia, otro centro, otro acento.
Vean lo que se les ocurre ahora, como definimos en pocas, muy pocas palabras,
cómo quieren ser. No lo olviden. Ahora, otra pregunta, ¿están siguiendo alguna
cualidad, algún defecto, algo que observar a diario lo más frecuentemente
posible... Veamos... Primero piensen en ese día que recorrimos, en esas 24
horas. Recuerden esa idea general, ¿cómo quieren ser? De acuerdo con ello,
¿como evalúan el día, lo positivo, lo negativo, lo que no esta claro... ¿Surgen
preguntas? ¿Cómo evaluar el día que estamos revisando de acuerdo a cómo quieren
ser?
Supongamos que lo
hicimos. Veamos esas características, fortalezas o debilidades que estamos
siguiendo, que quisiéramos seguir. ¿Qué pasó con ellas.... avanzamos.... habrá
algo positivo, negativo, dudoso, algo que aprender?
Consideramos que ya
hicimos la experiencia. Veamos, ahora, si tuvimos sorpresas, hallazgos, cosas
que nos llamaran la atención sobre cómo actuamos, para bien o para mal. Veamos
lo que hicimos, lo que se nos ocurrió, lo que soñamos, leímos, vimos en
televisión, nos contaron... Hay algo para aprender, aunque ahora no esté muy
claro, sólo sabemos que cierta cosa nos intriga, nos preocupa, queremos saber
más». En la medida que se pase al examen de la familia u otras instancias, se
sigue un orden similar al de la observación del sujeto
Igual que con la
descripción, cabe la opción de abrir una conversación al terminar esta parte
del ejercicio, o esperar el fluir de la etapa de revisión diaria o de toda la
disciplina individual.
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