Fábulas Abiertas 23
Hallazgo
y Comunicación
Había una vez una maga…
Detenía el tiempo para
observarlo, convertirlo en conejo y preguntarle si asumía el mundo del quizás.
Había esa vez una maga…
Jugando con parsimonia
entre la certeza enorme y la incertidumbre absoluta.
Esa vez, la maga miró,
cómplice, al conejo amigo, invitándole a
escuchar el balbuceo generoso del tiempo.
Esa vez, el tiempo bailó confiado con la incertidumbre y con la
certidumbre y no pudo ocultar su color azul.
Mientras ,el conejo movía
sus orejas, se volví rosado y aplaudía,
.plenamente alegrémico.
Sin dejar de ser amigo de
una maga.
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