La Amistosofía y el Arte de la
Amistad 16
La Plaza de la Amistosofía (2)
Los escondites de lo egótico
Después
de llegar de regreso a su planeta,
Antonio, también llamado el Principito, dibujó un macetero con
una tierra generosa y , ante su sorpresa, allí se instaló la Rosa
diciéndole con malicia: “Ahora, yo también voy a viajar. Dibuja un avión como
el de ese padre espiritual que encontraste en la tierra. Nos ponemos dentro y
...yo te voy a conducir, no a otro planeta como el del vanidoso o el de la tierra,
no iremos al país de las lágrimas…vamos el Planeta de la Esperanza a esa plaza donde te espera Alicia.
Antonio, emocionado, en esta ocasión no
hizo preguntas y , sin saber como
ni cuando , se encontró viajando en el avíos que acababa de dibujar, sentado al lado de la Rosa, quien entraba y salía de
su macetero, como si eso
hubiera hecho durante toda su existencia.
¿No
es cierto que lo encuentras natural?, preguntó la Rosa.
Confirmo
que me tienes muy domesticado, contestó, feliz, Antonio.
El
Planeta de la Esperanza se veía a
distancia como un gran bosque.
Anochecía.
Estaba expresivo el color endrino.
Es
la plaza de la Amistosofía, dijo la Rosa, justo acaban de pasar los dos
crepúsculos que necesitá bamos, por ser
la nuestra reunión entre afines,
aunque tú eres el afin principal…
Al
descender del avión,
los esperaba el Zorro. Antonio lo abrazó, sin atinar a pronunciar palabra, pero su mirada emotiva era hasta demasiado elocuente.
La Rosa y el zorro se saludaron como antiguos conocidos.
Pongan
atención, exclamó el Zorro, indicando a los árboles. Todos parecían estar mirándolos desde
inimaginables variedades de rosas. La
Rosa del planeta del Principito los saludaba, eufórica. Los árboles se inclinaban, en son de hospitalidad y amistad. Sí, era iun enorme
plaza, de maravillas… Como si fuera un
País de las maravilla inmensamente amable.
Antonio,
como recibiendo un ramalazo , recordó cuando
dejó a su Rosa y también aquella
ocasión en que fue despectivo con las otras rosas.
Es algo esencial, dijo el Zorro. A veces, el
crecer es como un salto: te diste cuenta de que, a pesar de tu sabiduría,
tenías algo bien egótico. No tuviste paciencia
con la Rosa,luego descalificaste a un conjunto de rosas de la tierra , sin que mediara nada
que lo justificara…
¿Y
tú no estás resentido porque todos dan
como sabio a Antonio y no a ti,?
preguntó la Rosa, con tono cercano, casi maternal.
Peor,
todavía, dijo el Zorro, me cuesta ver en
los humanos algo más que nefastos cazadores,
avaros con sus gallinas. Evidentemente es mi yocito, ellos son seres, son más que aquello..-.
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