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Personales 11
El Asombro y la
Amistosofía en el Camino al Homo
Sapiens(3)Por publicar en Co. Incidir
Ediciones
UNA MALA PESCA (2)
De El Niño , la Mirada y el Otro, 1965)
Juan buscó otra pregunta, con una
sensación de saciedad, como un golpe de remache a un clavo fijo: un golpe
gratuito.
Tío ¿a usted le gustaría pescar algo?
No, contestó el señor, tras una pausa
un poco dolorosa. (Qué cerca estamos siempre de lo extraño y que raro es
encontrarlo).
Por lo menos no con caña, explicó, hablando
por primera vez sin pregunta previa. Desde que estoy aquí he pescado, sin
embargo, con una caña que no se ve.
¿El aerolito? Preguntó el niño,
esperando.
Sí, respondió el señor de inmediato,
pero sin darle la importancia esperada.
¿Por qué no me lo muestras? Preguntó el
niño, más curiosos que pedigüeño.
Lo tengo dentro de la lengua, explicó
el señor, apartando un zancudo.
¿Y tú no lo vas a ver? preguntó el
niño, personalmente desinteresado.
La sopa se puso a humear. La abuela
encendió el fogón. El papá lavó sus manos, terminada la faena. Todo eso ocupa
un buen rato. Fue cuando estuvo concluido que el señor dijo: No.
¿Por qué no, tío? Preguntó el niño,
suelto, como si recién empezara a preguntar.
El señor, caña en mano, lo miró con
aire de conocerlo desde hacía mucho tiempo.
Sería como suponer a tu mamá vaciando
la sopa o a tu padre arrancando los clavos, respondió.
Pero tú ¿qué haces con la laguna?
Preguntó el niño, halagado con la mención de su casa.
El diálogo se encogía sin huecos.
El tío respondió como si estuviera
esperando la pregunta: le hago compañía con mi caña. A demás, siempre hay
novedades: un aerolito, tus preguntas bajando por mi caña. No es difícil tener
pescada una laguna.
Juan contó la conversación a sus
padres, omitiendo decir que el señor demoraba tanto en contestar. La abuelita
escuchaba soñolienta. Mirando a los tordos, contestó: a lo mejor el señor tenía
guardado el aerolito desde antes y lo levantó para que lo viéramos caer.
Conviene pensar en lo que hablaste
mientras esté calentito, dijo el papá.
Traes clavitos nuevos; no se van a
salir, dijo la mamá.
Antes de retirarse, el pescador hizo un
sapito en la laguna.
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