Formación 31
Disciplina
Individual 3
Después de la descripción viene la autocrítica, la
evaluación, en primer término, de la marcha del proyecto de vida. Se supone que
se han adoptado unas metas, un cuerpo referencial, en este caso, el de nuestra
metodología, la ecología del yo, dentro de la salud de la conciencia, parte
integrante de la salud integral. Tú puedes tener por meta el vivir los valores
del cristianismo o los de la masonería, los del arte por el arte, los del
neoliberalismo, los del marxismo o los del budismo... En esta fase del trabajo
diario te haces la pregunta de hasta qué punto fuiste coherente con tus
valores, tus metas, con cómo quieres ser. No es una cacería de errores ni una
reafirmación ligera de tu desempeño. Se trata de visualizar lo positivo, lo
negativo, lo incierto, lo no susceptible de análisis valórico. Es la práctica
de la autocrítica, cada vez más profunda y rigurosa, incluyendo el examen de
tus metas y de tu imagen de ti, asumiendo la revisión de tu propia capacidad
autocrítica.
Luego pasas al seguimiento de ciertas características
tuyas, incorporadas a tu propuesta de desarrollo personal, ya sea para
fortalecerlas, para potenciarlas, sacarles un mayor partido, o para intentar
modificarlas, disminuir sus alcances. A veces necesitas intervenir un mismo
rasgo para, al mismo tiempo, potenciarlo en ciertos planos y quitarle
desarrollo en otros. Es lo propio de la sensibilidad, donde se da la tensión
entre la legitimación del poder vibrar, acoger, guiar, embellecer, con el posible
efecto negativo del sufrimiento por sensitividad, por intolerancia a la
agresividad, al egoísmo, a la falta de delicadeza. Se da un camino de
desarrollo personal de búsqueda de más "dureza" en el sentido de
resistencia al quiebre, al daño, y de mantención o crecimiento en comprensión,
en capacidad de expresar y promocionar nobleza, profundidad interior, ética,
sentido de belleza, espiritualidad. Lo corriente es que se procure bajar el
perfil, subir el umbral de reacción de manifestaciones emocionales perturbadoras
para la convivencia como los celos, la ira, el temor, como que, por el
contrario, se estimulen condiciones constructivas del tipo de la ecuanimidad,
la buena comunicación, el humor.
Junto a la verificación de la coherencia con los
objetivos y metas del proyecto de vida y el pastoreo de ciertos rasgos
considerados positivos o negativos, la autocrítica comprende una pregunta
general sobre lo aprendido: ¿El día ha dejado alguna enseñanza? Recuerdo una
clase a alumnos de medicina en que conversábamos sobre la muerte y la función
del médico y de improviso alguien dijo algo así como: 16entonces la medicina,
al final, es una postergadora de la muerte..." Era el asumir no solo los
límites de la medicina, era hacerse cargo de la inevitabilidad de la muerte y
de la resistencia que la acompaña. El que nos cuesta integrar la muerte en
nuestra visión de la vida. Es simplemente un ejemplo, entre muchísimos
posibles, de un "aporte" del día. Puede no aparecer una enseñanza en
ese lapso de veinticuatro horas. Nos vamos, entonces, retrocediendo en el
tiempo, recuperando enseñanzas emergentes de la cotidianidad de días
anteriores.
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