REVISTA CO INCIDIR
Noviembre 2016
Saludo Inicial
Sofía Orellana
PENSAR – PESAR
El
hombre tiene algo que le permite hacer cosas o realizar actos que el animal no
puede, algo que le permite influir sobre la actividad de su cuerpo, controlando
a su voluntad toda una serie de funciones que a su vez influyen sobre el resto.
El hombre puede controlar su cuerpo, todo su cuerpo directa e indirectamente.
Luego, un ser humano es más que su cuerpo, tiene una parte adicional que le
diferencia esencialmente de los animales. Dicha parte se llama Mente y su
función es una sola: pensar.
La
mente no es el cerebro, hasta el momento es un misterio el área donde se
localiza. Si alguna vez ello ocurriera, se tendría que separar las funciones
puramente físicas del sistema nervioso de las funciones psíquicas. Se sabe que
existe por sus funciones. Es un hecho innegable que la mente realiza procesos que
el cuerpo no puede realizar. Es un hecho incuestionable que al elegir un curso
de acción entre dos alternativas, se está realizando una función que ningún
otro ser existente puede realizar. Es una hecho no cuestionado que la elección
supone la libertad de elegir. La vida depende de que la mente realice con igual
precisión que el cuerpo las funciones que le son propias. Estas funciones
permiten hacer lo mínimo y lo máximo, hasta llegar a un verdadero arte y caben
en un solo verbo: pensar.
En
un juego muy personal elijo una palabra y luego le resto una letra, o dicha
palabra la coloco de atrás para adelante. Luego busco el concepto del nuevo vocablo.
Elegí la palabra PENSAR
y al quitar la letra N quedó PESAR.
El
interrogante: ¿hay relación entre ellas, coinciden en algo ambos conceptos?
Así comienza este análisis.
Pensar es relacionar cosas
subjetivas como sacar ideas, ordenar algo confuso, imaginar, preparar una
acción, etc. Pero, ¿qué puede pesar dentro de la intangibilidad de un
pensamiento?
Nunca
había unido mi pensamiento a este hecho, de mucho valor en nuestra vida que es
como una columna que nos sostiene.
El
pensar y el pesar tiene una dualidad que puede ser positiva o negativa, según
la internalicemos.
El
cuerpo que ocupamos en la vida ocupa un lugar en el espacio, tiene volumen y se
pesa para saber la cantidad de su contenido y darle un valor (de mucho peso o
liviano). Pero, ¿Cómo peso mis ideas y pensamientos? Ellas también se pesan (se
ponderan, 3ª. acepción: eas livianas y pensamientos de mucho peso) y dan como
resultados las acciones.
Segunda
acepción:
Examinar con atención o considerar con prudencia las razones de algo para hacer juicio de ello.
Si
estas ideas y pensamientos son positivos serán provechosas: si son negativas
sólo cooperarán causando penas y desolación para alguien.
Octava
acepción: causar
arrepentimiento o dolor.
Para
el pensar, positivo o negativo hay que realizar una fuerza vibratoria que mueva
y dé forma al pensamiento. Las positivas llevarán a creaciones o actuaciones
positivas, como el amor, la fraternidad, la caridad, la solidaridad, la
tolerancia y otros valores y virtudes.
Los
pensamientos negativos sólo producirán desorden, frustración y traerán consigo
la pasión y la destrucción. Estos dos estados, uno de carácter espiritual y el
otro de carácter pasional e incontrolable, convergen en una figura llamada Cuerpo.
Aquí
aparecen nuevos personajes en escena. Esta trilogía se apoya en la Conciencia,
que es la columna vertebral de la parte espiritual del hombre; una conciencia
ética que opta por el bien mantiene recto el pensar. Pero como el ser humano no
conoce mucho de sí (conócete a ti mismo) la vida enseña por medio de las
sensaciones que experimentan los sentidos.
Se
aprende que la alegría, la alegremia, es como un resorte que se mueve en el
engranaje del tiempo y de la vida. Se aprende que la amistad, amistosofía, es
un ahora que habita en dos mundos y que la unión perdurará si se mantienen
abiertas las ventanas al azul del cielo.
.
PENSAR – PESAR - ACTUAR
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