Extracto
del libro DE LA CIENCIA A LA CONCIENCIA, de Cecilia Montero
Sudamericana,
Santiago,2016, que se lanza mañana a las 19 horas en el Café Literario del Parque Bustamante.
Epílogo
Mi
nueva ciencia
Así como la flor de loto nace del barro, del silencio nace uno a la conciencia.
El estallido de la flor de mil pétalos inunda de sentido la materia, las
formas, la vida. La celebración es respirar y vivir despiertos en cada
instante. Porque la vida nos es dada en cada segundo.
Participar de la vida plenamente en forma consciente
es el regalo. Agradezco todo lo que recibí a lo largo de este viaje. Agradezco también
al lector que me acompañó. Comencé en la ciencia y terminé en la conciencia.
Grandes palabras que sólo me atrevo a sostener si por ellas se entiende que la
comprensión viene de la experiencia. No hay más que la experiencia. El
pensamiento es el mapa, la experiencia es el territorio. Y lo que lo inunda
todo es la conciencia.
Vengo de una generación que estuvo atrapada en el
choque entre la realidad de la ciencia y el anhelo de trascendencia. Fuimos personas
afortunadas las que pudimos detenernos a observar la incomodidad que siente el
alma cuando se pierde el sentido, y que avanzamos gracias a intuiciones que más
tarde vinieron a alegrarnos, cuando pudimos comprobar que hay otras, quizás
infinitas, formas de percibir. En el camino, he ido desarmando bloque tras
bloque las certezas del mundo que había tomado como reales. Ahora sé reconocer
las nuevas cristalizaciones que yo misma me fabrico. Y convivo con todas ellas.
Con las antiguas, con las nuevas y con las que vendrán. Y sonrío.
No invito a nadie a abrazar nuevas creencias. Todas
las narrativas pertenecen al imaginario, a la mente, al pensamiento
condicionado. Las palabras dichas encuentran su valor en la duda, en sostener
la búsqueda, en las preguntas que las suscitaron más que en sí mismas. Este
libro fue la concreción de un viaje íntimo, el barco que me llevó a otra
orilla, donde presiento ese sustrato de conciencia, esa inteligencia implícita
que seguirá emergiendo y que invita a estar disponible.
¿Quiere decir esto que pasé de la ciencia a la
espiritualidad? Visto de afuera, puede ser pues cambié de actividad. Desde mi
interior, solo sé que mi experiencia anterior a este viaje era la de creer que
yo era algo, que estaba logrando ciertos objetivos (por lo general externos).
Apegada a ciertos roles, jugaba varios juegos a la vez. Hoy sólo me queda
honrar a esas personas sucesivas que creí ser, las que fui construyendo —como
todos— con mucho esfuerzo y los personajes que fui dejando atrás para
encontrarme en una tierra de nadie, habitada por la luz que mi sola presencia
puede conocer.
El budismo zen me enseñó a inclinarme en reverente
reconocimiento ante todo aquello que hace posible la experiencia de ser: el
canto del río mientras escribo, la luz de las flores sobre mi mesa, el cariño
de, las personas que me rodean, el cojín que me sostiene, los eventos que me
despiertan. … Es hora de hacerlo.
Me inclino ante mis padres, que aunque sin comprender lo
que yo hacía, me inculcaron el coraje de ser.
Me inclino ante los militares, que me despojaron de
las ilusiones juveniles, dejándome libre para enfrentar mi propia creatividad.
Me inclino ante los franceses, que me acogieron en la
extranjería de ser siempre ajena, obligándome a pulir mi virtud profesional.
Me inclino ante el mundo de las ciencias sociales, de
donde extraje el prurito de estar siempre investigando.
Mis reverencias también van a los cientos de personas
que han venido a sentarse conmigo en la aventura de meditar.
A mi esposo, cómplice en muchas de estas aventuras,
que no me ha dejado creer en nada a la vez que me sonríe con dulzura.
Y a esos brotes de vida que son mis hijos y mis
nietos.
Estas reverencias me dejan ante un silencio más elocuente
que al inicio de mi búsqueda. Libre de tener razón, me instalo en la presencia
justa y natural donde puedo sostener el asombro. La paz, la belleza, la
felicidad están aquí, en la vibración de compartir un viaje interior como
cualquier otro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario