Desarrollo Personal y Cambio Cultural 27
La visión integradora
Una síntesis de lo planteado
pone en su centro la racionalidad integradora.
La necesidad de desarrollo de una conciencia eco humanista para el cambio
cultural, personal, social y ecológico,
el cambie que integre lo poetico y lo prosaico, la individuación
con la relación fraterna, ecológica y
universal, el amor y el
desapego,la atención a la vulnerabilidad y la actualización de la
creatividad,la focalización y la
atención a la multidimensionalidad, la
búsqueda de sentido y el apoyo a la vida
y a la evolución humana.
Los riesgos de aniquilación del ser humano y de la vida en el planeta y
el creciente deterioro de la condición humana llevan a un imperativo, ético y
de supervivencia, de una acción urgente y productiva para cambiar la
orientación del desarrollo de la humanidad en su conjunto.
Se ha producido una convergencia de posturas en torno a un desarrollo
alternativo, basado en el ser humano y sus necesidades, los requerimientos de
autonomía y una orientación adecuada en relación al medio ambiente.
Ese perfil central es compatible con la realidad y con las ventajas de
la coexistencia de múltiples formas de expresión de la alternativa en
experiencias sociales y marcos de referencia.
El logro de los cambios representa un dificilísimo desafío en que se
debe aunar la lucha por cambios estructurales con la realización de experiencia
renovadoras y la masificación de procesos de cambios personales.
Estas transformaciones llevan a la necesidad de aprehender la
importancia y al estudio de un tipo de conciencia capaz de asumir la
problemática ética de la humanidad en su conjunto, sus implicaciones
científicas y de índole cultural, junto con las tareas específicas al alcance
de todas las personas.
Esa conciencia antropológica debe apoyarse – apoyar una racionalidad
integradora. El término integración tiene tres connotaciones, “integridad”
ética, unión de aparentes contrarios o disímiles y conformación de un todo. La
racionalidad integradora subentiende los tres sentidos esquematizados.
La propuesta de desarrollo de la conciencia antropológica tiene
relación con los conocimientos más actuales de la psicología y parece más posible de realizar que las dos
grandes opiniones presentes frente al cambio que son:
El postergar el cambio
personal hasta después de las transformaciones sociales, hipótesis que deja en
suspenso dos preguntas, ¿cómo se puede lograr que cambien a otros o a las
estructuras quienes se adscriben al sistema actual y qué garantías hay de que
los cambios se lleven a cabo efectivamente?
El predicamento del cambio “evolutivo”, la transformación global de
conciencia, mutación o iluminación, con su evidente dificultad intrínseca de
logro, de ser paradigma susceptible de ser asumido masivamente por el ser
humano actual.
No obstante lo dicho, la racionalidad integradora plantea serias dificultades de comprensión y
actualización. Subentiende una relación consigo mismo, con las cosas y con los
otros distinta a la dominante. En particular implica:
El hacer real la propuesta de afirmatividad “integradora” de sí mismo y de los otros seres
humanos, subentendiendo una articulación entre lo subjetivo y lo objetivo.
El cuestionamiento consiguiente del poder,
desde la ética, la crítica y autocrítica y la pragmaticidad.
El poner en entredicho las nociones dominantes sobre el sujeto de los cambios, el Estado y la naturaleza del trabajo.
La problematización de las necesidades humanas. Se requiere una
inmersión a fondo en el problema con alcances “integradores” desde las diversas
vertientes de la psicología, las ciencias sociales, la psicofisiología, la
antropología filosófica y la ética.
En el cambio al desarrollo de la conciencia antropológica y la
racionalidad integradora parece ventajoso asociar un trabajo de desarrollo
personal a la práctica social
transformadora, a su vez compuesta de tareas específicas en relación en
redificación, con posturas más globales.
Entre los pilares del desarrollo personal de apoyos a la racionalidad
integradora y al desarrollo alternativo:
La creatividad social como hilo conductor.
El aunar, para ello, el “espíritu de investigación” con la comunicación
– colaboración y la creatividad.
Integrar el trabajo reflexivo con la acción social, el desarrollo
emocional, el corporal, la expresión artística, las capacidades de comunicación.
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