Desarrollo Personal y Cambio Cultural 28
LA
DISPONIBILIDAD COMO ESPIRITUALIDAD,ACCION SOCIAL Y SALUD.
Una
intervención de hace 30 años.
Del
Seminario Espiritualidad y Acción
Social, llevado ac abo en Santuago
en Abril de 1986, con motivo de la visita a Chile de
Vimala Thakar .
En el
Seminario participaron,también,Sara Larraín, Álvaro García,Luis Razeto,Gilda
Howard,Cecilia Dockendorff,Georgina Aceituno,Ricardo Hevia y Jore Osorio.
Amigos y amigas, reconozco que me ha sido
difícil elegir una forma de expresar lo que les quiero comunicar: pensaba hacer
algo así como una meditación, luego supuse que podría hacer una invitación a
una discusión a partir de unas preguntas, y finalmente, me decidí por traerles
un texto.
En los textos muchas veces se empieza con
una especie de resumen, “abstract” se llama en las publicaciones
científicas. Mi abstract seria contarles
un dialogo con un amigo, un amigo que tiene 4 años; podríamos llamarlo Pedrito.(1) Me dice el amigo: “fíjate que los grandes
retan y los chicos juegan. Y los chicos
juegan cuando los grandes no los retan”, eso lo dijo como parte de una serie de
reflexiones. Y yo pienso que mi tema,
que es disponibilidad, tiene algo que ver con esto de que en general tenemos
que lidiar con los retos cuando nos gustaría jugar. Estamos frente a esta contradicción, la
necesidad de fluidez, de disponibilidad, y las limitaciones. Y la necesidad, cuando ya no somos chicos, de
darnos cuenta que existen estas limitaciones y hacernos cargo entonces de
nuestro proyecto, de nuestra vida.
Siempre, en estas conversaciones con Pedrito, aparecen otro tipo de
reflexiones que de alguna manera pueden ayudarnos también a nosotros. Por ejemplo, me decía a propósito de una
excursión en los cerros que lo tenia realmente muy comprometido, conmovido: “Yo
no sé si esto es verdad o sueño”. Es la
edad en que esas cosas se pueden decir, y yo pienso que una manera de poder
prestarse a jugar a la disponibilidad, a asumir que hay retos pero, que a pesar
de los retos, uno puede tomar la vida gozosamente y cooperativamente, es pensar
que, sea sueño o no sea sueño, nosotros podemos vivir la vida intensamente,
grupalmente y solidariamente. Eso es un
poco el resumen de lo que les quiero decir.
El trabajo se llama “La disponibilidad como espiritualidad, acción
social y salud”. Estoy suponiendo que
salud, acción social y espiritualidad, en el fondo son lo mismo y estoy
asociándolos a esta noción de disponibilidad.
1.- El sentido y la salud humana.
En un periodo de crisis profunda es
necesario mirar hacia lo más radical, el problema del sentido de la vida de
todos nosotros. Ello se enlaza con algo muy familiar y muy
valorado, la salud.
Para cada persona y para todos los
humanos, la salud coincide con el sentido del ser humano, de ser humanos, con
su situación peculiar, su puesto en el cosmos.
El ser humano es aquella parte del universo que introduce conciencia y
renovación, sin dejar de ser parte de la naturaleza, de tener limites, como el
resto de la naturaleza.
Ser humano es ser incapaz de escapar a la
muerte, de enfrentar permanentemente riesgos.
Es, también, ser muy diferenciado, capaz de conocer y conocerse, de
transformar la materia y las relaciones sociales.
El ser humano no es autónomo, es
necesitado, requiere buscar sentido. Al
mismo tiempo, sabe, crea, produce sentido.
Se busca y se hace el amor. Se
hace y se busca la belleza. Se indaga
detrás de la verdad, mientras cada vida, cada momento humano da a luz nuevas
verdades.
Este equilibrio, tensión, entre la
autosuficiencia gozosa, innovadora y la penuria de no ser autor final de sí y
de sus circunstancias, señala lo contradictorio, la ambigüedad, la crisis
estructural del hombre.
2.El estado de salud-enfermedad de la
humanidad actual.
El desarrollo de la salud, de las
capacidades del ser humano, ha sido brillante y acelerado hasta lo increíble
pero parcial, desgarrado.
Alguien desaparecido hace cien años, es
decir nada en los dos millones, 50 mil o 5 mil años de la historia del ser
humano, según que línea divisoria establezcamos, alguien que hubiera conocido
bien el mundo, no podría salir de su asombro ante la reducción de las
distancias y la uniformacion de los estilos de vida. Le seria muy difícil sentirse familiar con la
computadora y el telex, la información inmediata sobre cualquier lugar de la
tierra, la ruptura de los limites de la gravedad, de la intimidad del átomo, de
la célula orgánica y del inconsciente.
La misma persona, e incluso otra
desaparecida hace 2 mil años, no vería, sin embargo, grandes diferencias en las
relaciones entre los seres humanos o en
la dinámica de sus emociones individuales.
No le extrañaría demasiado la agresividad, la codicia, la ansiedad, la
competencia, la estrechez de miras generalizada.
Esta fantasía nos llevo a señalar una
distorsion en el desarrollo de la humanidad, un desfase. La bullente, dinámica, acción sobre las
cosas, en revolución permanente, ha primado sobre un cambio potencial del ser
humano, consigo mismo y con los otros.
Esta transformación ha sido lenta, tal vez imperceptible, en la escala
de estos dos milenios.
En las relaciones con la naturaleza, las
cosas, la tecnología, las creencias objetivas, hay autoria, manejo certero y, a
la vez, explosivo, rapidisimo. En torno
al tema del propio ser humano, existe autoritarismo, miedo a lo humano,
encierro en los bordes de las relaciones de dominación, de lo solamente
objetivo, lo externo, de los prejuicios, de los grupos con que cada uno se
identifica.
Interpretamos esta enfermedad colectiva,
esta patología del desarrollo, como una expresión infantil de una búsqueda de
seguridad en el dialogo previsible con las cosas, en desmedro de la apertura a
lo originario, abierto, irrepetible, de las relaciones humanas
significativas. El ser humano se tiene
miedo a sí mismo y, sin embargo, confía en sus relaciones con las cosas.
Falta asumir mas plenamente la
contradicción debilidad-grandeza del ser humano. En el corazón de ella puede encontrarse una
posibilidad de acceder a la salud, de identificación colectiva, humano con
humano, capaz de contribuir de dejar atrás el autoritarismo, la infancia
colectiva, y hacerse cargo del proyecto humano global, la creación de una
realidad humanizada, mas allá de la mera producción de objetos o informaciones.
1) Ese
amigo tiene ahora otro nombre,está en la
treintena y, como es de suponer, es un distinguido psicólogo.
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