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Apuntes de Amistosofía
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Amistad de las estrellas
Nietzche
Éramos amigos y nos
convertiremos en extraños, lo había decidido desde antes de hacerlo. Pero está
bien que sea así, no queremos ocultarnos como si tuviésemos que avergonzarnos
de ello. Somos dos barcos y cada uno tiene su meta y su rumbo; puede que nos crucemos
y hagamos una fiesta como lo intentaste. La fuerza de nuestras decisiones nos
separó y nos impulsó a diferentes mares y a diferentes regiones del sol, puede
que tal vez no veamos, pero confío en que no nos reconoceremos, los diferentes
soles y mares nos abran transformado.
Que tengamos que ser
extraños es la ley que está sobre nosotros: ¡Por eso mismo hemos de volvernos
más dignos de estimación el uno al otro! ¡Por eso mismo ha de volverse más
sagrado el recuerdo de nuestra anterior amistad!
Probablemente exista
una enorme e invisible órbita de estrellas, en la que puedan estar contenidos
nuestros caminos y metas tan diferentes.
Elevémonos hacia ese
pensamiento.
Pero nuestra vida es
demasiado corta y nuestra visión pequeña, como para ver que pudiéramos ser algo
más que amigos, en el sentido de aquella sublime posibilidad.
Y es así como
queremos creer en nuestra amistad de estrellas, aun cuando tuviéramos que ser
enemigos en la tierra. Nietzsche, por allí y por allá permite que se exprese su
multiverso contradictorio y genial, su poesía. Por ejemplo,
en este poema a la
Amistad
A la Amistad
Yo te saludo,
Amistad, oh, primera claridad
de mi suprema esperanza ah, muchas y muchas veces
esa noche, ese camino de mi trágico destino pareciéronme sin fin;
y toda, toda
la vida
sin objeto y maldecida, digna de mi odio y ruín ¡Ah, vivir quiero dos
veces! Ahora que tú me apareces, ¡Oh, mi más cara deidad! pues la victoria y la
aurora tus ojos he visto ahora inundar de claridad.
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