Apuntes de Amistosofía 18
La Amistosofia y el Arte de la
Amistad
Amistad con la formación para la vida
Hay una formación a través de la amistad que es
nutricia para el vínculo y para la vida.
Se da, en mayor o menor medida, una cercanía, una
amistad con el tema y la realidad de la formación de uno y de los otros.
En el proceso de ir acercándonos a integrar la
noción de formación, vamos diferenciándola de la capacitación, de la
instrucción, de la escolarización.
En el término mismo formación está una fuente de
equívocos, porque no se trata sólo de dar forma si no, también, de poder
cambiar de forma, de estar en condiciones de asumir procesos de incubación en
que se dan vaguedades, ambigüedades, contradicciones, de aceptar problemas
fuera de nuestro alcance, de tener conciencia de la existencia del misterio.
Formación con los padres, con los grupos
familiares, con el sistema escolar, pero, también, en los grupos, en las
instituciones, en el trabajo con uno mismo, en la amistad.
Formación, recordando a Bergson: “para el ser
consciente, existir consiste en cambiar, en madurar, en crearse indefinidamente
a sí mismo “.
Formación, recordando a Cicerón: “la naturaleza
quiere que la amistad sea auxiliadora de virtud, mas no compañera de vicios”.
El proceso de formación es un arte al que la
amistad ayuda a confundir con el arte de vivir.
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