Actualidad
En
la Muerte y en Nosotros
Presentación
de libro de Carmen Obreque “La Muerte
está con nosotros”
Segunda
parte
La
muerte, presencia, objeto de negación y de angustia, es, además, una espera.
Estamos en el poema “En espera de muerte”
“Aquí
en espera de resolución…”
“En espera de elementos
Que se pronuncien”…
La
espera la angustia, la negación, la
presencia, el absurdo… no se separa de
la actualización de la muerte como materia, como cuerpo. Lo vemos en “Muerte del cuerpo”:
“Yo estática.
No llego
No voy
Sólo estoy ahí
Sentada,
Desierta de mama
Cal y sal en la grieta”
“El cuerpo nuestro
está
inundado de muerte”
Se
nos acerca a la muerte estremecedora del
niño pequeño, en plena lactancia. El poema se llama “Sólo Fotos”,
“Parece que sólo nos quedarán
fotos…”
…“Latiga mis pezones
Requiriéndome la mama”
La
foto, el recuerdo desvaído externo, el fantasma; lo vivo, angustiosamente vivo de esos pezones
turgentes.
Viene
le perspectiva del después, con tonos chamánicos, la autora nos habla en “Después de la muerte”:
“Pedazos sueltos de tu Alma
en migajas
blanco oscuro
se precipitan
y escarchan
en una ventana gélida”
El recuerdo la foto, el alma en migajas, luego, nuevamente en este mundo,
la actualización cotidiana,
“
Muerto en la calle”
…
“los cuerpos segregados”.
Al
internarse libro adentro, se va sintiendo un ritmo de ideas, de imágenes, de
intuiciones, un cierto orden de sentido.
De
la calle pasamos al grito, al poema
“Grito de muerte”
“Corro
Y
salvo de ti
La rosa
De
la rosa ausente”
Hay
“Otros muertos”, según reza el próximo título, otros… pero dentro del cobijo
del nosotros.
“Miles de caras
Desencajadas todas
Al unísono
De los coros sin cara”
Después
de “Otros muertos”, la flexibilidad creativa
lleva al gran contraste, el
extenso poema llamado “Madre”, al corazón de la ternura, a la intimidad de la
identidad.
“Nadie abriga
Mi grito
Y
Mi grito
Ya no me habla…”
“Nunca más
Aire
Lo cotidiano
Y
tibio
Ya
más no existe”
El
hijo ausente, la madre ausente, se
integran con el Esposo ausente, en el compañerismo de la pareja plena donde el amor es promoción mutua
en “Esposo ausente”
“La
sola manifestación
de
tu existencia
permite
el sostén
de
mi mundo”
Si antes pareció asomarse Momo, el arquetipo y
dios del humor crítico, en el poema posterior, Las Vidas, se podría atisbar la
presencia de Atenea, arquetipo y diosa de la
sabiduría
“Una muerte al interior de un féretro
-Haciendo
el ridículo-
hombres
de luto
A
paso de trote”
Del
ridículo a la imaginación, la muerte
en mirada lúdicas, distanciadora, donde
Atenea podría entenderse con Momo. Es
el poema “Respecto al mundial de futbol”:
“Los muertos cada
uno con
su cabeza
Buscan el arco contrario
Nada se compara al
momento magnífico
Cuando la cabeza entra al
arco
y con un solo grito
El gol queda estampado en
la mazmorra de la muerte
Y pareciera que nunca
hubiéramos muerto”.
Hacia
el final, “La esperanza del pobre”, la esperanza del más débil frente
a las tentaciones de la vida, frente a las negaciones de la muerte. Es la esperanza del
pobre, tantas veces rico en sabiduría y
en dignidad.
“Tú
me ubicas aquí
Y
estás
Insistentemente”
“…y
la vida que es triste
se
hace menos triste”
Uno
sospecharía que estaría hablando, junto a
Atenea, Eros, el hermano de la muerte, de Tanatos. El hermano que no
bosteza ante el tema del sentido, el
hermano que no pierde la esperanza de
que el nosotros sea más grande que la muerte.
El texto termina con el poema “Réquiem”,
“Réquiem
sabroso…
Réquiem
de desnudez
Tornasoles
de nervios
En
úteros azules”
Este
libro de imágenes, de ideas, de valores,
trae un mensaje de coherencia. La autora se ha detenido mirando a la
muerte sin aterrarse por enfrentar su
presencia ajena al sentido, en nosotros, con nosotros. Es una enseñanza a
través del ejemplo, sin discursos didácticos
resbalando en la retórica, sin engolosinamientos en la vanidad del oficio. Detrás de su
dedicación, está su experiencia de vida, está
el coraje de ser una trabajadora
social, por la poesía, por la vida,
conmovida por la tragedia más difícil de asumir, la de los detenidos
desaparecidos. La muerte alevosamente oculta por ausencia de un nosotros. Por el
subdesarrollo, por la enfermedad, por la muerte en muchos de la ética humanista,
de la ética del nosotros.
Nos queda la esperanza, nos queda la vigencia del amor, nos queda la
conciencia, la mirada digna a la
realidad de la muerte, nos queda la poesía.
Gracias,
Carmen
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