Desarrollo Personal y Cambio Cultural 4
EL
DESARROLLO PERSONAL, TAREA DE SIEMPRE E
IMPERATIVO
DE NUESTRO TIEMPO
Primera parte
El ser humano pasa por etapas de maduración
"natural". Ellas son claramente visibles en el primer año de vida,
estudiadas como "desarrollo psicomotor", capacidad de sostener la
cabeza, de sentarse, de gatear, de dar los primeros pasos... que tienden a
aparecer en tiempos determinados. Ya las primeras palabras son parte de un todo
más complejo en que interviene con mucho relieve la influencia del medio. Hay
un desarrollo primario, siempre afectado por la seguridad emocional y el
estímulo del medio, pero previsible, en general, más allá de las diferencias
culturales. Luego, podemos hacer mención de un desarrollo secundario, el fluir
de potencialidades de acuerdo con el contexto, más o menos rico en seguridad,
en amplitud, en sensibilidad a lo singular, en apertura a la creatividad, a la
solidaridad, a la tolerancia, a la resistencia a la frustración, a la ternura,
a las múltiples dimensiones del desarrollo caracterológico y la preparación de
la personalidad.
Hay un proyecto de vida, una forma de encauzar la
vida, que se presenta desde muy temprana edad. Está relacionado con la forma
como se van enhebrando el desarrollo primario y el secundario, junto a la
incipiente diferenciación personal. Esta se manifiesta como la voluntad del
niño, dentro de sus alcances, de ir influyendo en sí "sino, a partir de
las primeras vivencias del Yo, entre los tres y los cuatro años. El período de
la llamada primera adolescencia.
Al final de la pre adolescencia, en la adolescencia y
la juventud, se va afirmando un proyecto de vida influido por la conciencia,
por la educación, por los diálogos, por los climas grupales. Es la vertebración
del desarrollo terciario, el que integra la disposición temperamental, la
socialización ‑los desarrollos primario y secundario en una propuesta de
desarrollo desde sí, con un núcleo autónomo..
Siempre ha existido la necesidad de integrar el
desarrollo y de asegurar un desarrollo terciario permanente. Se asocia a la
condición humana, al ser de la autonomía y de la participación, consciente de
sus límites y de sus posibilidades, capaz de un trabajo consigo mismo, de una
autoformación permanente. El ser humano vive en la cultura, en la acumulación
de experiencias. Sin embargo, la historia muestra una tendencia a que solo un
segmento de la sociedad actualice sus potenciales, tenga proyectos de vida
trabajados, autónomos, absorba creativamente, diferenciadamente, su marco cultural.
Hasta los períodos de mayor auge humanista, como la Grecia clásica o el
Renacimiento, fueron de índole elitista, con gran parte de la población ausente
del desarrollo autónomo, terciario.
En la época actual, la del tránsito a la post
modernidad, del avance técnico acelerado, del capitalismo tardío, de la
occidentalización, norteamericanización y globalización, se puede apreciar la
coexistencia de varios fenómenos que acentúan la importancia del desarrollo
personal autónomo, informado, creativo.
La rapidez de las transformaciones en las condiciones
de vida exige diversas e importantes adaptaciones y el desarrollo de un
considerable sentido crítico, incluyendo la capacidad de discriminar en
relación a la cultura dominante y sus presiones para una conformación
homogeneizante y totalizante de la vida. Se trata de la necesidad de cualidades
y valores ajenos a una sociedad saturada de mercado y publicidad, favorecedoras
del poder resistirla y contribuir a cambiarla.
Continuará
………………..
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