jueves, 12 de noviembre de 2015

Desarrollo Personal y Cambio Cultural 4

Desarrollo Personal y Cambio Cultural  4

EL DESARROLLO PERSONAL, TAREA DE SIEMPRE E
IMPERATIVO DE NUESTRO TIEMPO

Primera parte

El ser humano pasa por etapas de maduración "natural". Ellas son claramente visibles en el primer año de vida, estudiadas como "desarrollo psicomotor", capacidad de sostener la cabeza, de sentarse, de gatear, de dar los primeros pasos... que tienden a aparecer en tiempos determinados. Ya las primeras palabras son parte de un todo más complejo en que interviene con mucho relieve la influencia del medio. Hay un desarrollo primario, siempre afectado por la seguridad emocional y el estímulo del medio, pero previsible, en general, más allá de las diferencias culturales. Luego, podemos hacer mención de un desarrollo secundario, el fluir de potencialidades de acuerdo con el contexto, más o menos rico en seguridad, en amplitud, en sensibilidad a lo singular, en apertura a la creatividad, a la solidaridad, a la tolerancia, a la resistencia a la frustración, a la ternura, a las múltiples dimensiones del desarrollo caracterológico y la preparación de la personalidad.

Hay un proyecto de vida, una forma de encauzar la vida, que se presenta desde muy temprana edad. Está relacionado con la forma como se van enhebrando el desarrollo primario y el secundario, junto a la incipiente diferenciación personal. Esta se manifiesta como la voluntad del niño, dentro de sus alcances, de ir influyendo en sí "sino, a partir de las primeras vivencias del Yo, entre los tres y los cuatro años. El período de la llamada primera adolescencia.

Al final de la pre adolescencia, en la adolescencia y la juventud, se va afirmando un proyecto de vida influido por la conciencia, por la educación, por los diálogos, por los climas grupales. Es la vertebración del desarrollo terciario, el que integra la disposición temperamental, la socialización ‑los desarrollos primario y secundario en una propuesta de desarrollo desde sí, con un núcleo autónomo..

Siempre ha existido la necesidad de integrar el desarrollo y de asegurar un desarrollo terciario permanente. Se asocia a la condición humana, al ser de la autonomía y de la participación, consciente de sus límites y de sus posibilidades, capaz de un trabajo consigo mismo, de una autoformación permanente. El ser humano vive en la cultura, en la acumulación de experiencias. Sin embargo, la historia muestra una tendencia a que solo un segmento de la sociedad actualice sus potenciales, tenga proyectos de vida trabajados, autónomos, absorba creativamente, diferenciadamente, su marco cultural. Hasta los períodos de mayor auge humanista, como la Grecia clásica o el Renacimiento, fueron de índole elitista, con gran parte de la población ausente del desarrollo autónomo, terciario.

En la época actual, la del tránsito a la post modernidad, del avance técnico acelerado, del capitalismo tardío, de la occidentalización, norteamericanización y globalización, se puede apreciar la coexistencia de varios fenómenos que acentúan la importancia del desarrollo personal autónomo, informado, creativo.

La rapidez de las transformaciones en las condiciones de vida exige diversas e importantes adaptaciones y el desarrollo de un considerable sentido crítico, incluyendo la capacidad de discriminar en relación a la cultura dominante y sus presiones para una conformación homogeneizante y totalizante de la vida. Se trata de la necesidad de cualidades y valores ajenos a una sociedad saturada de mercado y publicidad, favorecedoras del poder resistirla y contribuir a cambiarla.

Continuará
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