Desarrollo Personal y Cambio Cultural 1
Empezamos unas notas para facilitar el autodesarrollo,
desde la inspiración de la búsqueda de la salud integral y el cambio de paradigma.
Correspondencia por mail.
HACERSE CARGO DE UNA PARTE DE LA VIDA Y DE SER PARTE
DE LA VIDA.
Primera parte
¿Recuerdas ese día cuando, a solicitud de tus padres,
te hiciste cargo, por primera vez, por algunas horas, del cuidado de tu hermano
menor? ¿Lo recuerdas? Lo sentiste natural. No preguntaste detalles. Era
comprensible, justo, adecuado. Tus padres se aventuraban a salir ‑dejando a tu
hermano menor bajo tu responsabilidad. Podría sentirse solo, aburrirse, tener
miedo, necesitar comer o beber.. Tú eras mayor, madura, estabas en condiciones
de ser autosuficiente y responsable de otro, capaz de discriminar en emociones,
sensaciones y riesgos.
Te hiciste cargo de un lugar, la casa; de otra
persona, tu hermano; de tus propios estados psicológicos y decisiones. Fue el
primer pedido expreso que recibiste en este sentido, pero no te tensionó en lo
más mínimo, era la continuación orgánica, natural, de muchas situaciones. De un
estar sola mientras tus padres salían con tu hermano, de las veces en que
guiabas a éste por senderos entre las rocas o en recorridos por anaqueles para
disponer las tazas para el desayuno.
Ahora te llega una pregunta. Se te presentó, de
improviso, en la clase de filosofía. Escuchaste decir al profesor “Ios seres
humanos tenemos que hacernos cargo de la vida". Distraída como estabas, no
te pareció oportuno intervenir, interrumpir, implicar a otros en tus
inquietudes. Divagaste, motivada. Cuando nos encontramos, me regalaste tus
reflexiones, tu modo particular de apropiarte del tema.
Quiero devolverte un resumen de lo que me dijiste.
Admito mi dificultad para recordar tus palabras y tus ejemplos... Las palabras
se nos empapan de emociones y de imágenes muy personales; nunca se las
transfiere completamente, Te daré mi versión de lo que tú elaboraste.
Tenemos que hacemos cargo de la vida... A otros seres
vivos no les ocurre lo mismo. Viven, les transita la vida, está en ellos, sin
necesidad, sin posibilidad de realizar ese "hacerse cargo", del
adentrarse en ella, diferenciándose, separándose, como viéndola desde fuera.
Con mirada propia. Tomemos un animal, uno bien simpático, la llama. Según el
caso, se acerca a uno a recibir un fardo de apetitosas malezas a degustar y
rumiar; parte en estampida al oír un ruido estridente; se abandona al sueño al
experimentar la necesidad de hacerlo, acostándose en el suelo. Fluye, no tiene
preguntas, no se desdobla planteándose alternativas o disyuntivas sobre si
conviene acercarse al ser humano, arrancar, acostarse...
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