Desarrollo Personal y Cambio Cultural 6
CONOCIMIENTO
Y CAMBIO:
DOS
CENTROS DEL DESARROLLO PERSONAL
Primera
parte
Hay dos preguntas sobre tu proyecto de vida que tú te
haces, estando solo, en la intimidad de tu conciencia, al revisarte a ti mismo como,
también, en los momentos de proximidad con tu pareja y con amistades "del
alma". Ellas son quién soy y quién quiero ser.
¿Quién soy yo? Te interrogabas mucho sobre ello en la
adolescencia. A lo mejor, ahora te viene la inquietud muy de tarde en tarde.
Cuando te presentas en una reunión, das unos datos convencionales de edad,
ocupación, familia, satisfaciendo un rito, quedas, aparentemente,
"presentado", en el "presente" de otros. Sin embargo,
puedes pasar mucho tiempo alternando a diario con otra persona y sentir que
"no se conocen". A veces dices que conoces mucho o poco a alguien o
que a aquel lo "desconoces". Hay un conocer asociado a un grado de
intimidad, reminiscente del sentido bíblico, "conoció varón" ...Por
otra parte, está el mero "saber de", ubicar, lo conozco, lo ubico, me
presentaron". En una carta me decías que había descubierto varias personas
en ti... Copio: "Me desperté recordando un sueño, yo era en él distinta
... me reconocí, pero era otra, con otro cuerpo, otra manera de ser.. pero era
yo. ¿Quién soy yo entonces?..." Entonces te llamé y te dije que pensaras
en la enseñanza de Chuang Tsé: "Soñé que era una mariposa... me desperté y
me pregunté si no sería una mariposa soñando en ser un hombre". Después,
conversamos. Somos uno, tenemos un yo, nuestro centro, pero éste tiene muchos
planos, muchas influencias, configurando subpersonalidades. En el conocerse hay
una primera tarea de disponerse a aceptar la inquietud, la posible angustia, al
profundizar en uno mismo asumiendo la dimensión misteriosa del ser humano.
Luego, viene el aprehender nuestra complejidad, lo inaccesible de muchos
recuerdos, características, dinamismos. En fin, prepararse para una disciplina,
un trabajo de toda la vida. Necesitamos estar, permanentemente, en un proceso
de búsqueda del conocerse, interminable, siempre abierto a las sorpresas. Capaz
de exigirnos mucha resistencia a la frustración, a la tendencia a negar
evidencias desagradables. Todo eso lo iremos viendo más adelante, cuando
hablemos de la ecología del yo .
El conocerse abarca ese inefable, misterioso, "yo
soy", esa vivencia del "estar aquí", como un viajero, como si
ésta no fuera nuestra verdadera residencia. Es el Yo que nos, da continuidad,
donde nos reconocemos en sueños y despiertos, nuestra "mismidad". Hay
quienes hablan del Yo grande. También, del que nos da continuidad con el todo,
el Yo cósmico. Recuerda que en nuestras conversaciones nos referimos al Yo
esencial, nuestra identidad última, sin edad, sin nombre, sin atributos,
nuestro "ser”. En el polo opuesto de sentido se encuentra lo que algunos
llaman "ego". Una cualidad especial de nuestro "centro", la
exaltación, la adhesión a nosotros mismos vivida como separatividad, como no
vinculación, con el resto. Recuerda esos momentos en que en los grupos se oye
el clásico "cómo me pueden hacer eso a MI”, o el "lo hice YO".
Es la ponderación de sí mismo como especialmente importante, superior, aislada
de los otros, exaltada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario