jueves, 19 de noviembre de 2015

Conocimiento y Cambio, dos centros del Desarrollo Personal 1

Desarrollo  Personal y Cambio Cultural 6

CONOCIMIENTO Y CAMBIO:
DOS CENTROS DEL DESARROLLO PERSONAL

Primera parte



Hay dos preguntas sobre tu proyecto de vida que tú te haces, estando solo, en la intimidad de tu conciencia, al revisarte a ti mismo como, también, en los momentos de proximidad con tu pareja y con amistades "del alma". Ellas son quién soy y quién quiero ser.

¿Quién soy yo? Te interrogabas mucho sobre ello en la adolescencia. A lo mejor, ahora te viene la inquietud muy de tarde en tarde. Cuando te presentas en una reunión, das unos datos convencionales de edad, ocupación, familia, satisfaciendo un rito, quedas, aparentemente, "presentado", en el "presente" de otros. Sin embargo, puedes pasar mucho tiempo alternando a diario con otra persona y sentir que "no se conocen". A veces dices que conoces mucho o poco a alguien o que a aquel lo "desconoces". Hay un conocer asociado a un grado de intimidad, reminiscente del sentido bíblico, "conoció varón" ...Por otra parte, está el mero "saber de", ubicar, lo conozco, lo ubico, me presentaron". En una carta me decías que había descubierto varias personas en ti... Copio: "Me desperté recordando un sueño, yo era en él distinta ... me reconocí, pero era otra, con otro cuerpo, otra manera de ser.. pero era yo. ¿Quién soy yo entonces?..." Entonces te llamé y te dije que pensaras en la enseñanza de Chuang Tsé: "Soñé que era una mariposa... me desperté y me pregunté si no sería una mariposa soñando en ser un hombre". Después, conversamos. Somos uno, tenemos un yo, nuestro centro, pero éste tiene muchos planos, muchas influencias, configurando subpersonalidades. En el conocerse hay una primera tarea de disponerse a aceptar la inquietud, la posible angustia, al profundizar en uno mismo asumiendo la dimensión misteriosa del ser humano. Luego, viene el aprehender nuestra complejidad, lo inaccesible de muchos recuerdos, características, dinamismos. En fin, prepararse para una disciplina, un trabajo de toda la vida. Necesitamos estar, permanentemente, en un proceso de búsqueda del conocerse, interminable, siempre abierto a las sorpresas. Capaz de exigirnos mucha resistencia a la frustración, a la tendencia a negar evidencias desagradables. Todo eso lo iremos viendo más adelante, cuando hablemos de la ecología del yo .

El conocerse abarca ese inefable, misterioso, "yo soy", esa vivencia del "estar aquí", como un viajero, como si ésta no fuera nuestra verdadera residencia. Es el Yo que nos, da continuidad, donde nos reconocemos en sueños y despiertos, nuestra "mismidad". Hay quienes hablan del Yo grande. También, del que nos da continuidad con el todo, el Yo cósmico. Recuerda que en nuestras conversaciones nos referimos al Yo esencial, nuestra identidad última, sin edad, sin nombre, sin atributos, nuestro "ser”. En el polo opuesto de sentido se encuentra lo que algunos llaman "ego". Una cualidad especial de nuestro "centro", la exaltación, la adhesión a nosotros mismos vivida como separatividad, como no vinculación, con el resto. Recuerda esos momentos en que en los grupos se oye el clásico "cómo me pueden hacer eso a MI”, o el "lo hice YO". Es la ponderación de sí mismo como especialmente importante, superior, aislada de los otros, exaltada.





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