El Arte de Vivir 90
El suplicio de
Tántalo.
La expresión ha
quedado, tal como “El toque de Midas “ ,entre las frases del diario convivir
que denotan vivencias límites o próximas a ello .
El suplicio
de Tántalo es, tal vez ,el mejor título de un mito, que, como el de Icaro, apunta a la exaltación.
No puede
negarse que expresa , también, una gran frivolidad, pero, tal vez, cabe ponerlo en un primer lugar en
el terreno de un tipo especial de vivencia de exaltación. La
que , en alta “egoemia”, en inusitada exaltación, ,pretende identificarse con lo divino, olvida
nuestra finitud.
Tántalo, según
algunos hijo de Zeus y de la ninfa Putu, solía
compartir con los dioses .
Con una actitud , que algunos asocian a Prometeo, se sentía movido y capaz de engañarlos y ,en un
son muy poco prometeico,, se jactaba de su intimidad con
los seres superiores.
Las informaciones
sobre su vida, difieren ,como suele ocurrir en todo el ámbito de la mitología . Sin embargo ,
todas convergen acerca de un fondo
de ofensas a los dioses y
un espantoso castigo a
consecuencia de ello.
Las principales ofensas fueron:
a) Haber
difundido los amoríos de Zeus con una mortal.
b) Ser el autor del robo
de un perro de oro del mismo dios.
c) Haber querido engañar a los dioses dándoles
de comer a su propio hijo, muerto, descuartizado y hervído….
Esta falta es la que emerge como la metáfora
de la insensibilidad más
completa, de alguien cegado
por el afán sin límites de
igualarse a los dioses , por una exaltación de alcanzar el nivel de lo sublime sin
consideración por los medios,
ni.por el lado pragmático, la
posibilidad de ser descubierto.
Deseoso de impresionar a los dioses con algo novedoso para comer que pudieran apreciar a la par
que el néctar y la ambrosía,
Tántalo , los invitó a comer y , sin mayor duda o culpa, mató a su hijo Pélope, lo descuartizó y pretendió engañar a sus visitantes, presentando un plato muy especial, propio de su talento
culinario .
Dioses al fin,
los homenajeados , por clarividencia o algún dote propio de su condición, se dieron cuenta del engaño y no probaron el manjar que se les presentaba. Sólo hubo una excepción. De meter , muy
complicada por el rapto de Perséfone, alcanzó a comer el hombro izquierdos antes de darse cuenta de lo
sucedido.
Zeus hizo que Tántalo
muriera con un contundente golpe de una
piedra en su cabeza y
ordenó su traslado al Tártaro, el lugar de los grandes castigos en el infierno, el Hades.
Al mismo tiempo,
Pélope fue devuelto a la vida,
mediante una habilísima reconstrucción de su cuerpo y un
toque de magia ontológica. Hubo
comprensión con Demeter que aportó un hombro de marfil para completar la operación.
En el Tártaro es donde
Tántalo recibe un castigo eterno..
Fue amarrado a una rama de un árbol frutal en el lago del
Tártaro.E l su plicio consistía en
que no podía satisfacer los deseo
básico de beber y comer -
Cuando la rama
se acercaba al agua y el preso estaba a punto de beber, el nivel del
lago bajaba y sólo quedaba un fondo de barro . Al acercarse a los duraznos plátanos, las manzanas del tipo del jardín de las Hespérides y las naranjas propias de las famosas medias naranjas de su
maravilloso árbol poli frutal, un viento inmisericorde las elevaba y la hacía las frutas inaccesibles.
Tántalo es el símbolo de un deseo
desmesurado, imperioso, exaltado, aparentemente próximo a cumplirse, siempre frustrado por no consi derar los límites de
la condición humana, variable imposible de desconocer del arte de vivir.
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