E l Arte de Vivir
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El arte de compartir lo más personal. El
ejemplo que nos dan unos personajes.
Una conversación sobre nombres íntimos
La fiesta se ahondaba,
gozosa. Los amigos se regalaban. Se encontraban en lo insólito, en los universos más personales. Entonces, él
compartió aquel recuerdo asombroso….
“Cuando estuve en la
tierra”, empezó a narrar, “me llamaban Principito…”
“Te quisieron
domesticar”, sentenció el zorro, moviendo su cola alegremente, como un campo de
trigo en el viento.
La Rosa vaciló leves
instantes y, luego, decidió seguir en el improvisado juego a la verdad.
“Al saber que allá te
conocieron por el nombre que brotó en la solazada ironía de nuestra intimidad
amorosa…. Descubrí el sentido del desnudo… no pude decírtelo, fue la ilusión abrumadora de estar bajo el
peso invasor de un ojo inmenso, fue entender esa noción del “pudor” que usan
los ocultistas de la intimidad…. después, llegué a entender… permitiste que te
llamarán Principito para sentirme contigo… así estaba más seguro…”
“Sí, dijo el antiguo viajero, necesitaba ser libre y no domesticar”.
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