sábado, 11 de enero de 2014

S Personal, c .Cultural y nuevo Paradigma (11)


Desarrollo Personal, Cambio Cultural y Nuevo Paradigma (11)
Un mito  sobre las complejidades  que afronta la persona desarrollada
El Mito de ADAPA
Desde  el sentido común  actual se hace  un foso divisorio entre la valentía y el miedo. O se  centra la atención en exaltar la valentía  o  en descalificar el miedo. No es habitual  la integración de un comprender  nuestra vulnerabilidad y , al mismo tiempo , asumir nuestra responsabilidad de   actualizar nuestras potencialidades   y acercarse  a nuestros límites. Desarrollar la comprensión del miedo y  ampliar, enriquecer la aptitud  para hacer frente a los peligros, para  identificarse con  lo humano, con el desarrollo de lo humano.
El mito de Ícaro apunta al valor de aceptar la finitud,  de discriminar entre lo valiente,en ese caso  volar un largo trecho sobre el mar con alas de pluma  y cera,  y el ser temerario,  omnipotente, como  fue el que  Ícaro volara   hacia el sol.
El mito de  Adapa, de la cultura de la antigua  Mesopotamia, pone de relieve algunas dimensiones de la valentía y de su límite con la temeridad.  Al mismo tiempo,se encomia el valor , la   valentía de asociar el compromiso y el desapego,
Adapa era un tipo especial de héroe, un benefactor, educador de  su pueblo.  Con ascendencia  divina, protegido del dios Ea, era un humano, un mortal
En una ocasión, de pesca por el golfo pérsico, se desencadenó   un viento terrible  y , a pesar de todos  sus esfuerzos, su bote naufragó. Indignado, Adapa golpéo al viento, el dios causante de su desgracia .Para algunos, la consecuencia fue la fractura de un brazo, para otros un traumatismo encéfalo craneano. Los testimonios son muy dispares. Donde  coinciden, es en la consecuencia: Anu, el dios supremo, requirió la presencia en el Cielo del culpable de tamaño desacato a la dignidad divina.
Adapa no vaciló un instante.  Partió a dar su testimonio . Lo llevó a cabo con absoluta humildad y honradez . Anu, impresionado, quiso hacerlo dios y, para ello, le ofreció los alimentos correspondientes. Adapa ,  muy puesto  en su proyecto  humano,  desapegado, rehusó, con toda la cortesía del  caso y retornó a la tierra, a su ciudad, a  seguir educando, compartiendo sus nuevas experiencias, al compromiso.




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