Conversando desde la Amistad (371)
“Escribir pensando que es un ingeniero del alma, puede estar seguro que
escribirá muy malos textos.”
Entrevista a Doris Lessing, Premio Nobel de literatura 2007.
Autora de Carnet de oro.
Traducción del francés al español: Jorge J. Flores Durán, poeta.
¿El haber obtenido el premio Nobel, le ha cambiado en alguna cosa su
vida?
Doris Lesssing. No nada. O más bien si, yo no trabajé más después de
obtenerlo. Yo lo obtuve en noviembre del año pasado, y no pude ir a Estocolmo
para recibirlo personalmente, por problemas de salud. Envíe a mi hija y a mis
nietos para recibirlo en mi lugar. Yo me quedé aquí, desde ese momento, no hago
nada. Poso para las fotos y respondo preguntas a los periodistas. Debo ocuparme
de la casa y de mi hijo. En este momento si yo tengo dos horas por semana para
mí, estaré muy feliz.
¿Cuál es su ritmo normal de escritura?
Existen diferentes periodos en mi vida. En unos de ellos escribía todos
los días. Yo escribía ocho horas y media y después al finalizar la tarde, esto
era hace mucho tiempo.
¿Piensa usted que el premio va a cambiar alguna cosa en su forma de
escribir? ¿Usted se siente diferente después de haberlo obtenido, quedando
ataviada de una suerte de responsabilidad?
No. A mi edad, yo no puedo cambiar.
Se dice que usted comenzó a escribir a la edad de 8 años…
Algo así, más bien a los 7 años, por supuesto era una cosa pequeña. Un
pequeño texto a propósito del crepúsculo, incluso fue publicado. No en una
revista internacional, en un pequeño diario The Rhodesia Herald, fue un pequeño
texto de un niño, no un gran trozo de de literatura. Desde entonces siempre he
escrito, cuando puedo.
¿A qué edad usted decidió realmente ser una escritora?
Sucedió por etapas. Yo estaba en los 25 años cuando escribí mi primera
novela. The Grass Is Singing, traducido al francés con el titulo de Vaincue par
la brousse
A La edad de 24 años usted dejó la Rhodesia, dejando a sus niños a su
esposo. ¿Porqué de está decisión? ¿Ella estaba ligada a su deseo de ser libre
para escribir?
Nada que ver con eso. Era los tiempos de la Guerra. Es la época donde
por primera vez, yo encontré personas con las cuales yo me sentía cerca. Eran
comunistas que habían huido de Hitler y que estaban refugiados en África. Yo
los encontré apasionantes porque ellos habían leído todo lo que yo había leído,
y estaban de acuerdo conmigo cuando yo decía que esta situación no podía continuar.
Hablo de la situación de Rhodesia donde los blancos dominaban a los negros. Eso
les parecía evidente, pero para mi, era la primera vez que encontraba personas
que pensaban como yo. Dejar a mis hijos, ¡por supuesto! No fue nada de fácil.
Pero eso no tenía nada que ver con mi libertad o cosa que se parezca.
Acuérdense: Rousseau cuenta que, cuando él deja a sus hijos él imagina que eso
será lo mejor para ellos, era para mi la misma cosa. Yo tenía esa idea ridícula
que eso sería mejor para mis hijos. Entonces yo regresé a Inglaterra solamente
con mi hijo menor. Hoy día pienso evidentemente que fue una idea estúpida.
¿Cómo le viene a usted la idea de un libro? ¿Es natural? ¿O debe
buscarla por largo tiempo?
No. Yo no busco. Yo siempre supe lo que iba a escribir enseguida. Cuando
termino un libro, yo se de inmediato lo que voy a escribir después, pero no
escribo de inmediato. Yo no soy de esos escritores que terminan un libro el
martes y comienzan otro el día miércoles, me gusta que pase más tiempo entre
las dos escrituras. Tener tiempo para reflexionar tranquilamente el próximo.
¿Cómo trabaja usted? ¿Escribe un plan antes de abordar la escritura
propiamente dicha?
Yo escribo un primer borrador, que es siempre muy corto. También un
segundo, que cada vez es demasiado largo. Yo acorto este segundo borrador y lo
envío a una dactilógrafa, para hacer una versión limpia, porque yo escribo tan
mal a máquina que mis borradores no son presentables. Al final son tres
versiones para llegar al texto final.
En su último libro, Alfred y Emily, usted reescribe la historia. ¿Porqué
hace esa elección?
Yo hubiera querido relatar lo que habría sido la vida de mis padres si
ellos no hubieran sido obligados a padecer la Primera Guerra mundial. Entonces
decidí abolir simplemente esta guerra que nos ha causado tanto daño. Imagínese:
sin la Primera Guerra mundial, no habría existido la Revolución rusa, ni la
Unión Soviética y su imperio, ni Hitler, ni Holocausto, ni Segunda Guerra
mundial. Todo llegó con la guerra de 1914.
Usted ha utilizado todos los géneros o casi todos, desde la ciencia-
ficción a la poesía, pasando por el teatro y el ensayo. ¿La novela la considera
un género demasiado restrictivo?
Es mucho más simple que eso. Yo tengo una idea y necesito encontrar un
buen medio para expresarla. Lo que conviene para un poema no va para la novela.
Mi gestión no es decirme: ahora voy a escribir una novela de ciencia-ficción o
una recopilación de poemas, yo pruebo hasta encontrar que es lo que conviene
mejor a lo que yo quiero decir. Si mis libros son tan diferentes, es porque yo
tengo muchas cosas diferentes que decir. Por ejemplo si usted quiere escribir
una novela que abarca millones de años, usted no puede comenzar diciendo
‹Freddy se sentó en la cocina y bebió una taza de te muy cargado› eso no
conviene hacerlo. Usted debe encontrar un inicio diferente.
Algunos escritores afirman que sus personajes se le escapan y toman su
propia independencia. ¿Esto le ha ocurrido ya?
Una vez en mi vida. Yo escribía General Dann y un personaje que yo no
esperaba, de imprevisto aparece y se impone frente a mí. Como yo me preguntaba
qué iba a hacer con eso, yo hice lo que hacen muchos escritores, yo lo soñé. Yo
soñé de Dann, mi personaje principal, encontrando un perro a punto de ahogarse
y que alcanza a socorrer. Yo bauticé a ese perro “perro-nieve”, y él llegó a
ser un importante personaje del libro. Era el elemento faltante de la novela, y
que, gracias a él, encontró su forma definitiva. No fue algo previsto,
simplemente llegó.
¿Cree usted, que un escritor debe abordar cada libro nuevo, como si
fuera el primero?
En todo caso es lo que pasa generalmente para mí. Más aún, que escribo
muchos libros de diferentes géneros. Entonces sí, cada vez es como un primer
libro.
¿Cómo se definiría usted como escritora? ¿Más bien como una escritora
que cuenta historias o como una escritora “comprometida” como lo llamamos en
Francia?
Yo no soy una escritora “comprometida “. Yo soy claramente alguien que
cuenta historias. Por supuesto lo que usted escribe lleva su verdad en todo,
usted no entrega deliberadamente un mensaje. Yo en todo caso, no deseo
comunicar mensajes. Yo pertenezco a una generación que escuchó a Stalin decir
“Los escritores son los ingenieros del alma humana” y eso ha dado como resultado
algunos de los peores libros escritos en la historia de la humanidad. Yo creo
que todo el mundo debiera estar vacunado contra ese tipo de creencia. Si usted
escribe pensando que es un ingeniero del alma, puede estar seguro que escribirá
muy malos textos.
¿Cuales son según usted, sus obras más importantes?
No puedo responder a esa pregunta. A mi parecer mis libros forman un
todo. Hay muchos que yo prefiero, pero eso no quiere decir que son más
importantes. Me gusta “Mariages entre les zones 3,4 et 5”, me gusta igualmente
“Le Carnet d´or, por otras razones, puede ser, que es un libro que no podría
ser escrito hoy día. También me gustan otras novelas porque al escribirlas me
han dado mucho placer, es el caso de Mara et Dann o el General Dann.
¿Usted ha destruido alguno de sus manuscritos una vez ya terminado?
Si, dos o tres veces. Porque no eran buenos. No me equivoqué, eran
realmente malos, yo sé cuando uno de mis libros es bueno o malo.
¿Qué piensa usted de los escritores británicos de hoy día?
Es el tipo de preguntas a las que yo no respondo. Trato de evitar hablar
de mis contemporáneos. Porque, es la mejor forma de hacerse de enemigos: pues
de los que usted hablará jamás estarán contentos de lo que usted dice, y los
otros estarán furiosos por no haber sido citados, se que los periódicos adoran
eso, crear la animosidad entre escritores, no entro en ese juego.
¿Existe algún un placer, o al menos cierta ventaja de envejecer?
No ninguna. De ningún tipo. Salvo quizás que tenemos cada vez peor
carácter…
Yo creo, que usted no quiere un biografía de su vida …viva
No. No antes que muera; usted sabe que las personas olvidan muy luego
que los escritores como todo el mundo tienen parientes y amigos. ¿Porqué ellos
deberían figurar en los libros? Difícilmente eso les daría placer.
Hablemos un poco de política si usted está de acuerdo. ¿Usted fue
comunista. Porqué usted rompió con el comunismo?
¿Porqué? ¡Pero es una pregunta estúpida¡ En el momento que millares de
personas han dejado el Partido comunista, no es una historia muy original
¿Verdad?. Todos mis amigos han dejado el PC. En mi época todo el mundo era
comunista hoy día nadie más lo es. Lo que pasó es que todos, al mismo tiempo,
nos dimos cuenta cual era la verdadera naturaleza de la URSS. Pero esto sucedió
en Francia igualmente. Ya que hablamos de Francia y de sus intelectuales,
recientemente he leído un libro de Sartre. Yo pienso que él y Beauvoir eran
personas muy desagradables. Ellos no decían la verdad; su actitud frente a la
URSS y de China era escandalosa. Y al fin de su vida Sartre se convirtió en una
suerte de prisionero de su secretario Benny Levy.
¿Yo se, que usted estuvo invitada a una reunión de célula du PC francés.
Que recuerdos conserva usted?
Fue como una humorada. Trabajaba en Paris en esa época y, como yo era
comunista yo quería ver qué era una reunión de célula del partido comunista
francés. Me respondieron que sería difícil, que los comunistas franceses eran
unos paranoicos. Todo eso era realmente ridículo, yo no iba a poner una bomba bajo
la mesa. Con los consejos de mis amigos comunistas británicos yo contacte a
Tristan Tzara, el poeta surrealista, que fue militante comunista, y finalmente
obtuve la invitación para asistir a una reunión de una célula en algún lugar en
la rivera izquierda de Paris. Había guardias en la puerta del inmueble y otros
al interior, los participantes tenían todas vestimentas militares, seguramente
obtenidas del sobrante del Ejército y se comportaban de manera autoritaria, sin
sonreír jamás.
La discusión versaba de qué forma iban a obtener dinero. Después de
todas las dificultades que tuve para asistir a esa reunión, pensé que se iba a
discutir cosas más importantes, y ellos discutían cómo era mejor conseguir
dinero, haciendo una venta de caridad o una colecta entre los militantes. Luego
me pidieron dejar la reunión, pues comenzaba la parte interna de la reunión.
Todo eso no tenía ningún sentido. El problema que los comunistas franceses de
esa generación se imaginaban ser una suerte de combatientes (maquisards) pero
ellos no tenían nada de combatientes. Solamente eran personas normales que se
comportaban como si estuvieran en peligro, pero ellos no corrían ningún
peligro.
Cuando regresé a Inglaterra, le expliqué a mis camaradas que los
comunistas franceses hacían “teatro”. Luego quise asistir a una reunión del PC
Italiano, eso fue a la inversa, me dijeron: ”Por supuesto, venga cuando quiera”
ellos no discutían las ventas de caridad, eran muy informales, nadie hablaba de
matar o cosa parecida, no me pidieron irme a la mitad de la reunión. Esto me
recuerda que un día cuando cenábamos con algunos camaradas ingleses y dos
comunistas italianos terminaron diciendo “Lo sentimos por lo que le vamos a
decir, jamás habrá revolución en Inglaterra, ustedes no tienen temperamento
para eso”
¿Usted combatió por la independencia de Rhodesia ¿Como reacciona usted
frente a la situación actual de Zimbawe?
Honestamente, si yo hubiese sabido cual sería el resultado, no habría
consagrado tantas energías a este combate. Por supuesto, Rhodesia no era mejor
en esa época, era un régimen cruel donde cincuenta mil blancos oprimían a un
millón y medio de negros. Yo naturalmente tenía razón al combatir esta
situación. Pero me equivoqué al creer que los negros iban a ser mejores que los
blancos.
¿Su novela más celebre Le Carnet d´ Or, es considerada por las
feministas del mundo entero como una biblia ¿Cómo lo explica usted?
En el primer tiempo no fue publicada en Francia ni en Alemania. Se
publicó en todo el mundo, y nadie lo consideró un libro feminista. Esto duró 10
años, pues su aparición en Francia y Alemania coincidió con la explosión del
feminismo, pero yo creo que las feministas realmente no la han leído bien. La
segunda frase del libro es “En efecto, cruje por todos lados de punta a punta”
es de aquello que habla el libro y nada mas de aquello. Las feministas no me
hicieron ningún favor, porque a costa de ellas muchos hombres no leyeron el
libro en la época, afortunadamente después si lo leyeron. Para mi la pregunta
queda entera: ¿Por qué las personas han encontrado este libro sorprendente,
cuando no hice más que escribir lo que escuchaba y que ellos a su vez
escucharon desde mucho tiempo? Los comunistas y los socialistas hablaron de
obra feminista, cuando el libro no es más que la descripción de un dialogo
ancestral. Yo fui educada así, los hombres de un lado “véranda” conversando
entre ellos y las mujeres del otro lado. Porqué esas personas están
sorprendidas de leer lo que escucharon durante largos años. Aún no lo
comprendo.
¿Muchas veces usted fue muy dura con las consecuencias del movimiento
feminista… usted no tiene miedo a las reacciones violentas que sus argumentos
vayan a suscitar?
Las reacciones violentas me dejan totalmente indiferente. La realidad es
que hoy, luego de treinta años de feminismo la mujer más estúpida, más cruel,
la más mal educada puede llevar por el barro al hombre mas encantador, mas
inteligente y pensar que lo que hace es maravilloso y nadie va a protestar. Yo
dije eso públicamente, y eso fue un escándalo, me da lo mismo ya lo he vuelto a
decir.
¿La Reina le propuso concederle el titulo de Lady y usted rechazo esta
distinción. Fue por razones política?
No. Aunque pasé gran parte de mi juventud intentando deshacer el imperio
británico. Pues usted sabe que el titulo exacto es Dama del imperio británico,
pero no hay imperio británico, entonces yo pensé que sería grotesco pertenecer
a un imperio que no existe. Sería una pantomima.
¿Usted chocó con muchas personas en EEUU al dar la impresión de
minimizar la gravedad del 11 Septiembre?
Es que yo no he olvidado lo
vivido durante años bajo las amenazas del IRA. Por supuesto que el 11 de
septiembre pasó algo terrible, pero cuando usted conoce el periodo del IRA, eso
le parece menos terrible. Parece que todo el mundo ha olvidado que el IRA puso
una bomba en un Hotel en una convención del partido conservador, que mató a
muchas personas y pudo matar a otras incluso al primer ministro la señora
Thatcher. Entonces tuve el deseo de preguntarles a los Americanos ¿que habrían dicho
o escrito, si se hubiera matado a todo su gobierno? Yo no creo que lo hubieran
olvidado. Ellos no cesarían en volver a lo mismo y de recordarse
incansablemente. Nosotros no volvemos atrás sin cesar, nosotros no lo
recordamos incansablemente, porque nosotros pensamos que es absurdo hacerlo. El
problema es que ellos creen que son los únicos objetivos del terrorismo, pero
no es cierto. Eso es todo lo que yo he dicho.
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