Conversando desde la Amistad(329)
Muerte y Magia
Muerte y sentido
mágico de la vida.(1)
Cuidado (19 )
La sinapsis es una relación funcional de contacto entre las células
nerviosa que, a su vez, separa y une Hay
sinapsis, relación de separación y unidad, entre la vida y la muerte,
ella existe, también, entre la
vida y la muerte con el sentido, lo que
igualmente cabe extender a la relación entre vida, muerte y sentido con
el misterio, el misterio abarcante de la situación humana. Misterio
en sinapsis con
nuestros problemas más
profundos.
A uno le han enseñado a no
hablar de aquello y de aquellos que no conoce. Debo confesar que no recuerdo haber estado muerto ni
he tenido comunicación con
personas que lo hayan estado.
Estamos hablando de la muerte, del estar participando de ese estado, de esa dimensión de la
existencia o como quiera llamársela. Otra cosa es el proceso, el momento de morir o los testimonios de lo
que acaece o puede suceder en sus
inmediaciones, como son las conocidas investigaciones de Elizabeth
Kübler-Ross
Me
refiero al estado de muerte, a la
muerte de los humanos , a lo que podamos saber sobre ella, separándolo de lo
que sentimos, de lo que
fantaseamos, incluso
de las experiencias recogidas por la parapsicología referentes a la aparición de seres
humanos que han fallecido, en que hay testimonios fidedignos de que se ha dado una interacción con
observadores. Cierto, se los vió, se los escuchó, hasta, en algunos casos, se los tocó… pero no
se suministró una explicación, una apertura sobre esa condición, a que se
avanzara a saber…cómo se “vivía”, existía…se estaba en esa condición, ese más
allá de la vida que no podemos concebir sin proyectar en ella lo que somos capaces
de representar, lo propio de esta vida…
Nuestra relación con la muerte, con esa incógnita de lo que ocurre después de la vida, más allá del morir
se entrevera , se confunde, llega
a ahogarse en el encuentro del pensar con la ola de la emoción, la
angustia del tener ante
nosotros la posibilidad, la
certeza de que llegaremos a no ser,
no ser nosotros , dejar de
existir los otros que le
dan sentido a nuestra vida, la constancia de nuestra finitud. El drama de
avizorar el absoluto sin participar en él .
Ser ,
nuestro mayor don, unidad, en sinapsis, para insistir en la figura que nos
convoca, entre nuestro yo y el
mundo. Ser nosotros, en esta
extraña situación en que , como le
ocurrió al Gregorio Samsa de la Metamorfosis de Kafka al verse
convertido en insecto, un día
constatamos que somos
humanos, que estamos aquí,
pero ex- istimos, estamos fuera y
tenemos que hacernos cargo de
nosotros.
Queremos existir, nos dice Pessoa Tenemos la tentación de
existir, cuenta más cautamente Cioran
La
vivencia, la idea de la muerte con
su carga afectiva, sus imágenes, su lugar en nuestros valores, en la
dinámica de nuestro modo de ser, discurre, juega, duele, en el escenario de nuestro proyecto de vida, de lo que
nos acerca y nos aleja del deseo de vivir. Hay una biografía
de nuestra relación con la
muerte que se encarna, se sumerge y corre paralela con los
avatares de nuestro curso por la vida, con el devenir externo y el de
nuestro mundo interior.
Con las
mismas necesidades úitimas, las de
índole vital, las propias del yo individual, las orientadas a la
trascendencia, los humanos
respondemos en forma diferenciada, con huellas existenciales irrepetibles. En términos del
planteamiento del Desarrollo a las
distintas cultura y personas satisfacemos de distinta manera.
Si hacemos
una simplificación radical
en la agrupación de las
necesidades humanas, las podemos clasificar en tres tipos, las propias de la
conservación, las correspondientes
al cambio, a la innovación y las concernientes al sentido
Somos
frágiles, vulnerables, dependemos de ciertas condiciones externas, del contacto
humano Nuestro organismo, los medios inconcientes, nuestro yo y la voluntad, los otros , las
normas… forman una red, un sistema
que tiende, con mayor o menor efectividad, a conservar nuestra vida, nuestra
identidad, nuestros poderes. Por
otro lado , intervenimos en
nosotros mismos , en el medio, cambiamos, nos renovamos, creamos, con
autonomía , insertos en códigos , en vínculos, con acceso a instrumentos y a
normas Innovamos. Creamos. Somos
proactivos.
Conservación
e innovación van llamando, con muchas variaciones según personas, instancias
biográficas e históricas y tradiciones culturales, a la búsqueda
, al arraigo en la tercera corriente de necesidades , en la pregunta del para
qué y del por qué, en la indagación, en la lucha por el sentido.
El ser
humano realmente existente, la cultura, la organización social actual, tienden
a tener más presente la conservación que la innovación. Va en esa dirección el
peso de la tradición, de la normatividad, de la familia Nuestro lema histórico de pan techo y
abrigo” corresponde, por ejemplo, a la necesidades de preservar, de evitar
pérdida, deterioro, de mantener la vida
personal y colectiva
Con
respecto a las innovaciones se enfrentan , a nivel de desarrollo humano, la
vitalidad de la ciencia y su
expresión espectacular en la técnica con la inercia de las transformaciones de
conciencia, de la evolución espiritual. De las cavernas hemos pasado a los
rascacielos, de la dependencia exclusiva del desplazamiento por el caminar a los vuelos espaciales,
del comunicarnos con gestos y sonidos a la
globalización del Internet. Sin
embargo, seguimos con guerras, con profundas diferencias
en las pobrezas y riquezas materiales y espirituales, con un gran malestar en
la cultura…
Alcanzables
y no realizables, las necesidades
de conservación e innovación tienen la posibilidad de ser encauzadas y
visualizadas con mayor o menor
claridad
La
necesidad de sentido se confunde
al principio con la incipiente
confianza del lactante en que sus necesidades serán atendidas, luego en el preescolar en que tendrá cierto grado de autonomía y,
sucesivamente, la capacidad de
iniciativa , para imbricarse con la dedicación del escolar … pero, al entrar a la adolescencia y presentarse la tarea evolutiva de enfrentar el tema de la
identidad, el sentido empieza
a hacerse una necesidad a la vez más vaga y de naturaleza más apremiante. El yo se
dirige como en brumas hacia
sí y hacia el entorno, el
existente se pregunta por la existencia. Se escinden brutalmente la tendencia a contactar los límites y la
incertidumbre y el deseo de vivir en plenitud
En este
proceso, la muerte entra y sale
del horizonte, se asocia al repliegue de la conservación, navega
por la búsqueda de vivencias nuevas
e intensas, entra en las
búsquedas y hallazgos de sentido, todo de acuerdo a ocurrencias, a conversaciones, a sucesos, a la influencia
de los avatares biográficos, las dinámicas de la familia, de los
pares, de las instancias
educacionales , de los mensajes de los medios de comunicación
(Continuará)
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