Conversando desde la Amistad(51)
El 2012 y
el 2013
Cerramos
lo ojos
Tenemos
los labios juntos, la lengua apoyada sobre el inferior-
Respiramos
con la nariz. inspiramos lentamente . Subimos el aire . Sacamos abdomen.
Soltamos muy de a poco el aire y el abdomen.
Percibimos en qué emoción estamos.
Vamos sintiendo los mensajes de nuestro
cuerpo: tensiones, dolores,
silencio…
Atendemos a lo que oímos, a los olores, a la sensación térmica
Observamos
nuestras imágenes, nuestros pensamientos.
Nos abrimos
a otras posibles dimensiones de la realidad, pueden pasar
cosas muy distintas a las habituales.
Empezamos
a vernos en otro lugar.. Estamos en la cima de una montaña, frente al mar. A
nuestro alrededor hay unos grandes
cactus, con forma de cirios, solemnes, ariscos. Abajo, en lontananza, el mar se
expresa azul, pero no se le
escucha.
Una roca
empieza a cambiar de forma; es algo silencios, armónico , como la obra e algún gran artista. De improviso, la roca se levanta ,salen de ella dos seres muy parecidos entre sí, muy semejantes, también, a nosotras,
nosotros .
Se
presentan; yo soy tu 2012…yo soy tu dos mil trece.
Sentimos
que estamos entregados a la experiencia.
Como en los sueños. No tenemos la vivencía de extrañeza Estamos integrados, viviendo como todos los días…
Dice el 2012 :
“Queremos saber qué cambios quieres hacer
en ti, en tu proyecto de vida, en tu desarrollo personal, en tus vínculos, en tu contribución a la sociedad. ..· “Sí , el 2012 le dará vueltas para ver qué me corresponde,
conversaremos,” refuerza el 2013.
Los
cactus hacen , al unísono , un
leve movimiento implicando
asentir. Por primer vez escuchamos grande, llenadora, la voz del mar.
Lo vemos claro : nos están llamando a
pensar sobre las enseñanzas del 2012
y cómo se podrían
peoyectar para el 2013.
Nos sentimos Invitados a hablar y lo
hacemos… No sólo el 2012 y el 2013 parecen escucharnos. Sentimos atentos a los
cactus. Adivinamos la escucha del mar , a su manera.
Esta vez
es la piedra por donde llegaron los dos años quien hizo
un ademán , como de advertencia. Los dos años nos
miraron con simpatía y se acercaron a la piedra.
SIn saber
, cómo, nos vimos a la orilla del mar,
recordando la experiencia, con un vivo deseo de compartirla
con amigos .
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