viernes, 28 de septiembre de 2012

Conversando sobre la Amistad (360)


Conversando sobre la Amistad( 360)
Amistad con el sentido profundo de la vida
El libro El Silencio que Grita
Entregaremos algunos  capítulos de este  libro tan especial, tan “sentipensante”, tan  remecedor , tan asombroso, que ,entre  otras cosas , grita  mucho del lo que callamos  sobre la Amistad
 Nos pareció  importante respetar los créditos  y destacar la Dedicatoria
El Silencio que Grita
Colección Altaalegremia Nº 4


2012 Matías Andrés Cepeda Monsalvo
Villa Ángela, Chaco, Argentina



I.S.B.N. 978-987-33-2567-0


Dedicado

·      A personas que como yo, se encuentran presas en un cuerpo que no tiene voz propia
·      A mi Mamá, principal promotora de mis logros
·      A mi Abuelito y Sandrica, impulsores de mis escritos y reflexiones
·      A mi Papá que siempre está conmigo
·      A Cristian, mi hermano, que siempre está en todos los detalles.
·      A mi tía Silvina, sin ella esta historia nunca se hubiera escrito
·      A Renzo que me enseñó a pensar diferente
·      A Nicol, mi amiga que siempre sabe escucharme
·      A cada una de las muchas personas que pasaron por mi vida y las que están en mi presente,  porque de una u otra manera me han permitido ser lo que soy




CAPITULO 1


                               LOS JUEGOS DE MI INFANCIA



   Hola, si estas leyendo este libro es porque seguramente sos una persona muy especial. Soy Matías, hoy tengo 16 años y sin etiquetar, te cuento que tengo un cuerpo que no me permite hacer nada solo. 
   De bebé no tengo memoria, creo que en general a todos les pasa. 
    Los primeros recuerdos que vienen a mi memoria son variados, es una historia construida con recuerdos propios y con historias que me fueron contando.
      Tengo imágenes de los juegos con mi hermano, él  me enseñó a jugar, sin movimientos propios esto no era fácil. Como pasaba mucho tiempo acostado él solía venir  y me hacía jugar a la escondida. Cristian era pequeño y le gustaba disfrazarse, le pedía a mi mamá que me ayude a bailar y él me disfrazaba. Teníamos un cochecito en el que íbamos los dos juntos, yo arriba y él abajo, no quería pasear si yo no iba también. Aún me río y me emociona recordar ese tiempo.
    Mi tiempo de juego era muy breve, mayor era el tiempo de tratamiento. Con mi hermano compartíamos la pieza que  era nuestro dormitorio y mi consultorio, más que juguetes había colchonetas y, más que juegos había trabajo. No me quejo de eso, sin tanto trabajo, quién sabe cómo estaría hoy.
   Mi infancia  fue feliz aún en el silencio.
   Al recordar siento que vuelvo a vivir esas historias. Es un largo camino en mi memoria cuando recuerdo mis cumpleaños, mamá fue quien le dio alegría a esos días. Era una fiesta en honor a mí y todos mis amigos y mi familia más cercana compartían ese momento conmigo.
   A pesar de la alegría yo no pude decidir hasta mucho tiempo después que quería organizar para ese día. Mi mamá siempre respetó nuestros deseos y mi hermano desde pequeño ya organizaba e invitaba a quien quería, y si bien mis cumpleaños fueron geniales,  no pude hacer lo mismo.
   La voz permite expresar nuestros deseos, ¡Qué difícil es tratar de hacerse entender sin voz!
   Recuerdo que viajábamos mucho, mis padres siempre buscaron lo mejor para mí y me llevaron a muchos lugares buscando el mejor tratamiento. Pero en cada viaje el tiempo para la diversión fue importante, no recuerdo viaje sin haber  hecho algo divertido.
   Mis  lugares  preferidos  eran los parques de diversiones, el gusano loco, la montaña rusa... ¡Qué juegos divertidos ¡ En todos me subí con la ayuda de mi papá, sin él nunca hubiera descubierto lo divertido de estos parques.


















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