Conversando
sobre Amistad (323)
El nexo amistoso entre los
niños y los abuelos. Lo que con
tanta sencillez expresó Miguel Ángel Asturias: “Los abuelos
son de
los niños”
Un cuento bello y profundo de los
hermanos Grimm
La mesa de la abuela
Hermanos
Grimm
Érase
una vez una débil anciana cuyo esposo había fallecido dejándola sola, así que
vivía con su hijo, su nuera y su nieta. Día tras día la vista de la anciana se
enturbiaba y su oído empeoraba, y a veces, durante las comidas, las manos le
temblaban tanto que se le caían las habichuelas de la cuchara y la sopa del
tazón. El hijo y su esposa se molestaban al verle volcar comida en la mesa, y un día, cuando la
anciana volcó un vaso de leche, decidieron terminar con esa situación.
Le
instalaron una mesilla en el rincón cercano al armario de las escobas y hacían
comer a la anciana allí. Ella se sentaba a solas, mirando a los demás, con ojos
enturbiados por las lágrimas. A veces le hablaban mientras comían. Pero
habitualmente era para regañarla por haber hecho caer un cuenco o un tenedor.
Una
noche, antes de la cena, la pequeña jugaba en el suelo con sus bloques, y el
padre le preguntó qué estaba construyendo.
-
Estoy construyendo una mesilla para mamá y para ti –dijo ella sonriendo-, para
que podáis comer a solas en el rincón cuando yo sea mayor.
Sus
padres la miraron sorprendidos un instante, y de pronto rompieron a llorar. Esa
noche devolvieron a la anciana a su sitio en la mesa grande. Desde entonces
ella comió con el resto de la familia, y su hijo y su nuera dejaron de
enfadarse cuando volcaba algo de cuando en cuando.
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