El Arte de Vivir 122
Hacia el Frente por la Vida 2
El nuevo trato
Mauricio Massone
Arqueólogo dedicado al estudio de los pueblos originarios de Patagonia y Tierra del Fuego
En estos días de incertidumbre por el avance del nuevo coronavirus en distintos continentes, con una enorme secuela de muertes y sufrimiento, deberíamos repensar algunas cosas fundamentales. Por ejemplo, reflexionar sobre la arrogancia de los humanos por sentirnos protegidos al interior de la burbuja del “mercado-mundo” y de la alta tecnológica, sobrecargada de señales digitales y de seres extremadamente individualistas.
Esa vana sensación de sentirnos dominadores de una naturaleza inagotable, tan distinta a la percepción de los humanos que por milenios fueron cazadores-recolectores (quedan muy pocos), y que se consideraban parte integrante de la naturaleza, en una relación de igualdad o de complementación con otras entidades vivientes o inanimadas. Nuestra autosuficiencia está siendo minada a escala microscópica por minúsculos organismos, y a escala macro por el calentamiento global y sus efectos. Son las respuestas del planeta para que reflexionemos y corrijamos el rumbo.
Nos debatimos entre bajezas y grandezas que parecen no tener límites claros. Bajezas por las disputas geopolíticas a escala mayor, guerras, tensiones entre estados, colusión de grandes empresas aprovechando el poder del dinero y de los medios propagandísticos para abusar de la población de un país o de un continente. Rencillas políticas entre distintas facciones que acusan a los otros de cualquier cosa sin sentido. Crecimiento desmedido a cualquier costo para el medio ambiente y para los más débiles. En el otro lado de la balanza las creaciones musicales, la danza, la literatura, la pintura, la escultura, el teatro, el cine, el deporte, la exploración científica con sentido ético. Son ejemplos de nuestras bajezas y grandezas.
Y de pronto nos invade este nuevo virus, uno más, pero al parecer con mayor capacidad de causarnos un daño profundo, a pesar de todo el avance tecnológico, o debido a los propios avances modernos que permiten una circulación humana por el planeta notoriamente mayor que en tiempos anteriores. Muchos estamos ahora encerrados en nuestras casas debido a las restricciones sanitarias impuestas por las autoridades de distintos países, para intentar detener la pandemia. Aún sin comprender completamente la magnitud y consecuencias de este fenómeno, vemos como los trabajadores de la salud y de otros servicios básicos se transforman en nuestros héroes cotidianos, los que nos permiten recibir ayuda médica y obtener el abastecimiento de elementos fundamentales para seguir adelante.
En esta reflexión hogareña, en semi-aislamiento, de pronto nos damos cuenta de la importancia de vivir en sociedad, de la necesidad mutua, de la falta que nos hace un abrazo o un beso…y empezamos a recordar que nos debemos ayudar unos a otros, que debemos cooperar, que debemos sentir un poco de humildad. El virus pasará en algún momento, a pesar de tantas pérdidas de vidas humanas y del desequilibrio económico… ¿qué haremos después?, ¿seremos capaces de ver las cosas desde una nueva perspectiva? ¿nos podrá amenazar otro nuevo virus de alto impacto?
Necesitamos comenzar a pensar y a poner en práctica un nuevo trato entre los humanos y un nuevo trato con las plantas, los animales y los paisajes. Una nueva forma de vivir que reduzca la contaminación del planeta que compartimos, de polo a polo. Conocimiento, comprensión mutua y colaboración entre los países. Cooperación y sentido de comunidad por sobre el individualismo extremo, ampliación de la conciencia individual y social. ¿Será todo eso posible?, ¿tendremos, cada uno, la disposición para asumir los cambios necesarios a partir de ahora?, ¿cuál será nuestra actitud una vez que pase el virus?...
Chiguayante, 7 de abril, 2020
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